El Cardenal Basil Hume, cuando se dirigía a los Obispos, en los Sínodos, muchas veces comenzaba diciendo: -“I had a dream” (yo he tenido un sueño).
-Queremos otro mundo posible. Soñamos con otra humanidad nueva, con hombres y mujeres transformados por el amor del Señor. Hay sed de verdad, de vida en plenitud, del Reino de la justicia y de la paz. Queremos que la Iglesia esté al servicio de esa humanidad nueva, porque ese es el encargo recibido del Señor.
Hoy, la Iglesia de Asturias sueña con tener católicos adultos, es decir, miembros de la comunidad de Jesús, asentada sobre el cimiento de los Doce Apóstoles. Cristianos de convicción, que no se dejen llevar por la tiranía de la moda, por lo “políticamente correcto”, sino que sepan dar razón de su Esperanza.
En una reciente reunión sobre el Sínodo, en el Colegio de San Vicente de Gijón, D. José Antonio González Montoto, Vicario Episcopal del Norte de Asturias, habló de lo que nos falta para llegar a ser adultos en la fe de Cristo Jesús. MIentras unos cristianos se centran en el Culto, con prevalencia celebrativa, otros están centrados en actividad, dejan de orar y trabajan intensamente en ONGs. Otros se centran en pequeños grupos y buscan su propia liturgia, su propia formación, sin integrarse en la parroquia ni en la diócesis. Otros son los del disenso doctrinal permanente: quieren que la Iglesia se adapte e sus ideas. Preguntan -¿Cómo van a venir los jóvenes con la doctrina de la Iglesia sobre la sexualidad y la valoración de una vida casta?"... Dice Montoto que en éstos:-"Hay una visión positiva, cordial, llena de afecto a nuestro mundo y una mirada triste, negativa, sobre las posibilidades que tiene la Iglesia de ser sacramento de salvación para los hombres y mujeres de hoy.....". Continúa Montoto diciendo: ".. que celebración, actividad, vida fraterna y sentido cristiano de la vida son dimensiones que se entrecruzan, se necesitan vitalmente".
Pero, por desgracia, hoy en la iglesia asturiana, hay muchos inmaduros.. que lanzamos chupinazos contra ella. Tanto desde dentro como desde fuera.
El día en que se proclamaba el Evangelio de San Lucas sobre la parábola del sembrador, José Antonio Montoto pedía al Señor que cada católico de Asturias tenga el corazón como la tierra buena que acoge, retiene, interioriza la Palabra y da fruto con su constancia (cf Lc 8, 15).
Es un sueño. Un sueño de algunos de lograr un mundo más fraterno, más humano, más cristiano... Pero son muchos los que no están dispuestos a permitirlo, con sus ataques, sus críticas, sus insultos, sus blasfemias y sus improperios, tanto desde muchos medios de difusión como desde escenarios pagados por todos los contribuyentes.
Pero soñar en un mundo mejor es bueno.
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