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Francisco Montesano

Votar lo menos malo

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Siendo profesor de le Escuela Superior de Guerra, Perón gustaba de repetir una idea de Napoleón “Sólo la organización vence al tiempo. Una fuerza organizada es capaz de derrotar a un oponente superior en número de tropas y poder de fuego, y además es capaz de permanecer inalterable al paso del tiempo”.

Quizás lo único que falto a esta acertada conceptualización fue que las instituciones deben ser actualizadas, para estar al tenor de las épocas.

Los argentinos, desde cuando mi memoria puede recordar, siempre votamos por lo menos malos, permitiendo que por la habilidad y destreza dialéctica de nuestros dirigentes, nos lleven a discusiones inservibles, dejando lo trascendente disimulado ante la conveniencia, de que creamos en la supuesta “discusión política”, en la que esta inmersa la sociedad.

Este engaño astuto que irremediablemente padecemos en cada año electoral, tiene una explicación sociológica y probada en el campo empírico, desde la denominada Escuela de Chicago en el año 1930, con sociólogos como Lassawell, Merton, etc.

Somos una sociedad que eligió por el voto popular a personajes como el Doctor Carlos Menem o el Doctor Fernando De La Rua, ambos exponentes de la teoría del menos malo, que nadie supuestamente había elegido al final de su mandato.

Cambiar este concepto es nuestro desafió, ya que así nunca mejoraremos, debemos encontrar una formula superadora y no quedarnos como ovejas en el rebaño del que menos rudo nos castiga, pero igual nos castiga.

Otro destacado sociólogo Emile Durkheim (1858/1911), llamó conciencia colectiva “a esa autoridad que no esta constituida por la suma de las conciencias individuales, sino que es algo del exterior a cada individuo y resume el conjunto de creencias y sentimientos comunes al término medio de la sociedad.”

Esa conciencia es la que nos ha llevado cíclicamente en los últimos años a creer que lo mejor para nosotros era quien tenia menos culpabilidad tenia en los hechos del pasado, cuando la lógica nos indica que tenemos que elegir lo mejor entre lo mejor.

Es la única condición para desarrollarnos como Nación, de avanzar en forma transparente hacia una sociedad más justa, igualitaria y libre.

Nuestra arma es exigir que se apliquen medidas de control de gobierno más estrictas, poner fin a las listas sabanas, que permiten el ingreso nada menos que al Congreso Nacional de personas indeseables, controlar la concurrencia a la sesiones y con descuentos de haberes por incumplimiento, concursos serios y controlables para ocupar cargos públicos, licitaciones a través de Internet claras y simples, evitando los lobby, etc

Para quien lo desconozca es bueno recordar que, un "lobby" es un equipo especializado en presión política y financiado por las multinacionales que inciden para influir sobre las decisiones de los gobiernos cualquiera sea su signo.

Mi apuesta actual es buscar los medios de cambiar esta mediocridad, en la cual estamos inmersos sin darnos cuenta, ya que se la opción no es Macri – Filmus, es cambiar una mentalidad.

Votar lo menos malo

Francisco Montesano
Francisco Montesano
martes, 17 de julio de 2007, 23:32 h (CET)
Siendo profesor de le Escuela Superior de Guerra, Perón gustaba de repetir una idea de Napoleón “Sólo la organización vence al tiempo. Una fuerza organizada es capaz de derrotar a un oponente superior en número de tropas y poder de fuego, y además es capaz de permanecer inalterable al paso del tiempo”.

Quizás lo único que falto a esta acertada conceptualización fue que las instituciones deben ser actualizadas, para estar al tenor de las épocas.

Los argentinos, desde cuando mi memoria puede recordar, siempre votamos por lo menos malos, permitiendo que por la habilidad y destreza dialéctica de nuestros dirigentes, nos lleven a discusiones inservibles, dejando lo trascendente disimulado ante la conveniencia, de que creamos en la supuesta “discusión política”, en la que esta inmersa la sociedad.

Este engaño astuto que irremediablemente padecemos en cada año electoral, tiene una explicación sociológica y probada en el campo empírico, desde la denominada Escuela de Chicago en el año 1930, con sociólogos como Lassawell, Merton, etc.

Somos una sociedad que eligió por el voto popular a personajes como el Doctor Carlos Menem o el Doctor Fernando De La Rua, ambos exponentes de la teoría del menos malo, que nadie supuestamente había elegido al final de su mandato.

Cambiar este concepto es nuestro desafió, ya que así nunca mejoraremos, debemos encontrar una formula superadora y no quedarnos como ovejas en el rebaño del que menos rudo nos castiga, pero igual nos castiga.

Otro destacado sociólogo Emile Durkheim (1858/1911), llamó conciencia colectiva “a esa autoridad que no esta constituida por la suma de las conciencias individuales, sino que es algo del exterior a cada individuo y resume el conjunto de creencias y sentimientos comunes al término medio de la sociedad.”

Esa conciencia es la que nos ha llevado cíclicamente en los últimos años a creer que lo mejor para nosotros era quien tenia menos culpabilidad tenia en los hechos del pasado, cuando la lógica nos indica que tenemos que elegir lo mejor entre lo mejor.

Es la única condición para desarrollarnos como Nación, de avanzar en forma transparente hacia una sociedad más justa, igualitaria y libre.

Nuestra arma es exigir que se apliquen medidas de control de gobierno más estrictas, poner fin a las listas sabanas, que permiten el ingreso nada menos que al Congreso Nacional de personas indeseables, controlar la concurrencia a la sesiones y con descuentos de haberes por incumplimiento, concursos serios y controlables para ocupar cargos públicos, licitaciones a través de Internet claras y simples, evitando los lobby, etc

Para quien lo desconozca es bueno recordar que, un "lobby" es un equipo especializado en presión política y financiado por las multinacionales que inciden para influir sobre las decisiones de los gobiernos cualquiera sea su signo.

Mi apuesta actual es buscar los medios de cambiar esta mediocridad, en la cual estamos inmersos sin darnos cuenta, ya que se la opción no es Macri – Filmus, es cambiar una mentalidad.

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