En el mundo de la banca y las finanzas hay dos españoles que tienen
peso propio: José María Roldán, que es el Presidente de la Asociación
Española de la Banca (AEB); y Román Escolano, que es uno de los
Vicepresidentes del Banco Europeo de Inversiones (BEI).
Los nombres de los dos, unidos y presentando el primero al segundo,
ejercieron de reclamo en la tribuna política de Nueva Economía Fórum al
comienzo de la primavera climatológica (y económica) española y europea.
Los temas a tratar por ellos dos podrían ser interesantes: Las influencias
e interferencias entre el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco Europeo de
Inversiones (BEI), que son los dos bancos “europeos” por excelencia. Las
relaciones de ambas entidades “europeas” con los bancos comerciales
españoles. Las influencias del BEI en América Latina o África, por las que se
interesarían el ex eurodiputado Salafranca y la ex ministra de Asuntos
Exteriores Ana de Palacio. E incluso la realidad que vive Grecia con su posible
salida del euro; y las ayudas a Ucrania, por las que preguntaría la prensa.
Todos ellos saldrían a la palestra y fueron tratados, mejor soslayados,
siguiendo la mejor línea de las declaraciones opacas de algunos
representantes europeos.
Pero los asuntos a analizar no fueron los que se esperaban, o, al
menos, no todos los que interesaban. Sólo se referían al Banco Europeo de
Inversiones. Los primeros apuntes los dio el presentador Roldán con unos
trazos: El BEI y el sistema financiero tienen “una coincidencia de intereses muy
fuertes”. Se trata de financiar la recuperación. Y (el BEI) es un banco
intermediario y fiable para la renovación de la economía productiva.
Después, Escolano entró en los tres objetivos de la convocatoria en
relación con el BEI: Definir qué es. Exponer su actividad en España. Y explicar
la participación y rol del BEI dentro del Plan Europeo de Inversiones conocido
como Plan Juncker.
A pesar de que el BEI es conocido (basta con entrar en las páginas que
la UE facilita en internet), el orador explicó: Que el BEI es una entidad con
carácter híbrido, unión de banco e institución europea antigua, que arranca del
tratado de Roma. Que es propiedad de los 28 países miembros de la UE y que
España tiene el 10%. Que es la entidad inversora más grande del mundo, con
unas cifras en su balance gigantescas (de 530.000 millones de euros), un
tamaño mayor que el Banco Mundial, el Banco Americano y el Banco Asiático
juntos, y con una solvencia financiera máxima. Que es un instrumento al
servicio de los accionistas, ya usado frente a la crisis e interaccionando con la
banca financiera. Y que, tras un cambio de orientación, ha pasado de invertir
en “proyectos y estructuras”, como hacía hasta 2008, a financiar a sectores
reales y a la Pequeña y Mediana Empresa con una inversión creciente: 27.000
millones en el año 2011 y 80.000 millones en 2014.
Después dio algunos datos sobre la actividad del BEI en España:
Superada la caída de la financiación tras la crisis, España es el primer receptor
de financiación de la UE, por delante de Italia, Inglaterra, Francia y Alemania.
Una de cada dos empresas que recibe ayuda del BEI en Europa es española.
Se han creado productos financieros e iniciativas, como las iniciativas PYME
(ayuda a la pequeña y mediana empresa) y PIMA (protección del medio
ambiente mejorando el parque de vehículos contaminantes), o los acuerdos
microbank...
Y terminó entrando en lo que parecía el objetivo principal de los dos
insignes españoles en la Tribuna Política de Nueva Economía Fórum: la
explicación en español de la participación del BEI en el Plan de Inversiones
para Europa, conocido como Plan Juncker, que las instituciones europeas sólo
publican en tres idiomas: alemán, inglés y francés.
En dos folios polícromos con el anagrama del BEI, previamente se
habían entregado unos gráficos con títulos claros sobre el BEI y datos
precisos.
Poco a poco, con más prisas que motivos, Escolano fue repasando los
datos relativos a: Balance (Fondos propios y capital pendiente de desembolso
281.000 millones de Euros. Ratio de Adecuación de Capital 26%). Desglose de
Capital (a 1 de julio de 2013, para los 28 países de la UE). Papel activo durante
la crisis (80.300 millones de euros en 2014). Financiaciones en 2014 (77.000
millones de euros). Record de volumen de financiación en España (11.898
millones de euros). Aumento significativo de la financiación a PYMES (28.100
millones de euros). Gráfico de Financiación del BEI en Alemania, Francia,
España, Italia y Reino Unido. Prioridad creciente en financiación de PYMES
(Aumento del 400% en el periodo 2010-2014), Adaptación de financiación a
PYMES según las necesidades de la Economía.
Quedaban para el final las estrellas informativas del Plan Juncker:
Un resumen del Plan de Inversiones para Europa en relación con el
Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas (EFSI) con dos cifras: Una
dedicada a las Inversiones para grandes proyectos a través del BEI, fijada en
16.000 millones de euros. Y otra referida a la pequeña y mediana empresa, de
5.000 millones de euros.
Y el llamado “efecto multiplicador de EFSI”, según el cual los 16.000 de
millones de euros sumados a los 5.000 millones de euros del punto anterior se
convertirían (¿se convertirían?) en 240.000 millones de euros y 75.000 millones
de euros respectivamente. O lo que es lo mismo, las cantidades iniciales se
multiplicarían (¿se multiplicarían?) por 15 en virtud de lo que el orador llamó
suma de dos multiplicaciones: una interna con un coeficiente multiplicador del 3
y otra externa con otro coeficiente del 5.
Esto se parece a “El cuento de la lechera para yuppies”, dijo alguien en
la mesa, ante la ausencia de justificación y cálculo del efecto multiplicador.
Mientras, Escolano citaba el Artículo primero del Reglamento, el
propósito de proporcionar capacidad de riesgo y aumentarla para ampliar la
capacidad de préstamo, y explicaba (¿explicaba?) que la forma de hacerlo no
consiste en dar fondos sino en aumentar la garantía que puede proporcionar
el BEI. Algo después, en el turno de preguntas, diría que las ideas del Plan
Juncker tratan de hacer reformas estructurales, eliminar o mitigar los problemas
de inversión y administrar el fondo.
Como perla con aspiraciones de titular, la concreción de que el Banco
Central Europeo (BCE) va a comprar bonos del Banco Europeo de Inversiones
(BEI). Como incógnita, la forma en que pueda llegar el dinero a las empresas.
Ya en la calle, mientras el ponente estrechaba manos, una consulta
con Google informaba que la expresión “El cuento de la lechera” es similar a
“hacer castillos en el aire”, que recogió el griego Esopo en una de sus fábulas,
que tuvo una versión en el siglo XIV, escrita por don Juan Manuel; y que, más
adelante, en el Siglo XVIII, fue usada en la fábula en verso de Félix María de
Samaniego.