Esa es la pregunta que pienso que nos hacemos millones de españoles de bien.
Ciudadanos cuya única preocupación en la vida es conservar nuestro trabajo para sostener y cuidar de nuestros familiares, y que, en la mayoría de los casos, el comportamiento personal de los políticos que pilotan este barco, llamado España, nos trae sin cuidado, pero no es lo mismo cuando sus actuaciones como regidores de nuestro Gobierno conllevan perjuicios irreparables para nosotros. Durante el mandato de Rodríguez Zapatero, en mala hora muestro gobernante, llegamos a pensar que nada peor y más nefasto podría sucedernos.
¡Vana ilusión! Pues nuestro refranero, que tiene paremias para todas las situaciones, nos dice: “Otro vendrá que bueno me hará”. Y así nos ha sucedido a quienes solamente deseamos vivir en paz, mantener nuestro trabajo y conservarnos en una situación de equilibrio, sin grandes sobresaltos, ni situaciones que trastornen nuestra vida. Para colmo de desdichas y hacer bueno a Zapatero, hoy tenemos un
Presidente de Gobierno, llamado Pedro Sánchez, que, desde su llegada al Poder, no ha podido resultar más pernicioso.
Pensamos que debe de padecer algún trastorno mental que le imposibilita distinguir la mentira de la verdad. No es solo que mienta, es que es la falsedad hecha persona. Nos miente cada vez que habla y parece que se regodea en ello. Pero lo realmente indigno e incalificable es que piense que somos tan faltos de conocimiento que no nos percatamos de ello, y nos considera discapacitados mentales a los que se les puede entretener con cualquier fruslería.
Toda su actuación es un puro trampantojo, pero lo realmente preocupante es que parece ser que ha proporcionado a la mayoría de los españoles el jugo de alguna adormidera, o cualquier tipo de hechizo, pues se encuentran en un estado tal, que no perciben el engaño, y aceptan la falsedad como si fuese un dogma de fe.
Realmente es indigno, además de insoportable, que nos encontremos bajo su férula, pero lo realmente grave y preocupante es que, según las encuestas, por lo menos las que realizan sus conmilitones, de celebrarse unas elecciones en este momento, volvería a ganarlas.
¿Nos merecemos los españoles tanta desgracia?
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