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Ese silencio, la ausencia de nuestro ser,
cuál necesitado a veces...
cuál odiado momento.
Ese silencio, entre dos actos diferentes,
esa bajada de telón tan repentina e injusta,
el fin de esa función inacabada.
Ese silencio, la ausencia de nuestro ser,
ese suspense interrumpido,
hoy ha pasado el último ángel.
Aquella risa de ese niño mató al silencio,
el fin de la calma agotada,
o la huida por el más allá de aquella melancolía tristemente silenciosa.
Ese silencio, la ausencia de tan añorado sonido,
el momento esperado de la noche, cae
y asoman tímidamente los sueños de tu inconsciencia acostada y dormida.
El silencio va, el silencio viene,
firma una tregua entre el ruido y el sosiego,
cuál necesario a veces, cuál odiada calma involuntaria.
Tal y como Vd, me ha pedido, Sr Sánchez, me he tomado un poco de tiempo para leer (no solo una vez), el contenido de la carta pública que nos ha enviado a todos los españoles el pasado miércoles. Le confieso que más que su contenido, nada atractivo desde el punto de vista literario y de escaso valor político, me interesaba conocer las razones de su insólita decisión de trasladar a los españoles sus dudas existenciales sobre su futuro personal y político.
Con motivo de los feroces ajustes en la economía argentina, una conocida me confesó la otra tarde, muy triste, que no podría viajar a Europa quizá nunca más. Enseguida pensé que personas como ella sólo sufren las consecuencias de su ideología (o de la adoptada por algún sofisma en las campañas electorales de la época), cuando ven tocado su bolsillo.
La campaña de descrédito contra la buena imagen y el honor del presidente del gobierno se ha desatado, de una forma virulenta, estos últimos días y semanas. Parece que se quiere lograr mediante descalificaciones el acoso y derribo de Pedro Sánchez. Según distintos medios de comunicación el inicio de una investigación judicial contra la esposa de Sánchez es un disparate, ya que no existen indicios suficientes para la misma.
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