Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Democracy Now

El fantasma de Dred Scott recorre las calles de Ferguson

Ferguson simboliza las profundas divisiones raciales que persisten hoy en día en Estados Unidos
Amy Goodman
lunes, 25 de agosto de 2014, 06:52 h (CET)
El fantasma de Dred Scott recorre las calles de Ferguson. Miles de personas han participado esta semana en las manifestaciones contra el asesinato por parte de la policía de Michael Brown, un joven afroestadounidense que estaba desarmado, en el barrio de Ferguson, en St. Louis, Missouri. Pocos días antes de comenzar sus estudios universitarios, Brown murió desangrado a causa de los disparos policiales. Fue a plena luz del día. La policía dejó el cadáver del joven tirado en medio de la calle durante cuatro horas, detrás de la cinta policial, mientras los vecinos se acercaban a observar la escena horrorizados. Los ciudadanos protestaron, indignados, y la policía los reprimió con brutalidad. Vestidos con equipos paramilitares y desde vehículos blindados, los policías lanzaron gases lacrimógenos, balas de acero revestidas en goma y granadas de mano, y apuntaron armas automáticas contra los manifestantes. Una gran cantidad de periodistas y de manifestantes que protestaban pacíficamente fueron arrestados.

Las manifestaciones ocurrieron en la Avenida West Florissant, en Ferguson. A 6,5 kilómetros al sur del epicentro de las protestas, en la misma calle, en la tranquilidad del Cementerio de Calvary, yacen los restos de Dred Scott, un hombre que nació esclavo y que se volvió famoso por haber luchado ante la justicia para obtener su libertad. El fallo del caso de Dred Scott, emitido en 1857, fue ampliamente considerado el peor de la historia de la Corte Suprema de Estados Unidos. La Corte falló que los afroestadounidenses, esclavos o libres, jamás podrían ser ciudadanos.

Dred Scott nació en la esclavitud en Virginia alrededor del año 1799 (el mismo año en que murió el Presidente George Washington, un conocido propietario de esclavos de Viriginia). El dueño de Scott se mudó a Virginia y lo llevó a Missouri, un estado esclavista. Fue vendido a John Emerson, un cirujano del Ejército de Estados Unidos. En 1847, Scott entabló una demanda contra Emerson ante un tribunal de St. Louis para exigir su libertad. Scott y su familia ganaron el juicio y su libertad en primera instancia, pero esta decisión más tarde fue revocada por la Corte Suprema de Missouri. El caso luego pasó a consideración de la Corte Suprema de Estados Unidos.

En el fallo de la Corte, el Presidente, Roger Taney, defensor de la esclavitud, escribió: “Un negro libre de raza africana, cuyos ancestros fueron traídos a este país y vendidos como esclavos, no es un ‘ciudadano’ en el sentido en que lo establece la Constitución de los Estados Unidos”. Fue así que la Corte falló que todas las personas afroestadounidenses, libres o esclavas, no eran ciudadanos y jamás lo serían.

El fallo también declaraba inconstitucional el Compromiso de Missouri, un acuerdo que convertía a Missouri en estado esclavista, pero establecía que los territorios del norte de Estados Unidos, un país que experimentaba una rápida expansión, serían territorios libres donde la esclavitud estaría prohibida. El fallo del caso Dred Scott abrió estos nuevos territorios a la esclavitud y fue considerado una victoria para los estados esclavistas del sur. La decisión sorprendió a todo el país. Abraham Lincoln invocó la decisión en su famoso discurso conocido como “Casa dividida”: “Una casa dividida contra sí misma no puede mantenerse en pie. Creo que este gobierno no puede continuar de forma permanente siendo mitad esclavo y mitad libre”, afirmó Lincoln. El fallo Dred Scott ayudaría a que Lincoln fuera elegido presidente y contribuiría a empujar al país a la guerra civil.

El catedrático john a. powell (que escribe su nombre en minúscula) dicta cursos sobre Dred Scott. powell es profesor de derecho y estudios afroestadounidenses de la Universidad de California, Berkeley y considera que existe un vínculo entre ese terrible fallo y los problemas que atraviesa actualmente Estados Unidos. Powell me dijo: “Aún no hemos reconocido plenamente a los negros y a otras personas como ciudadanos plenos, como personas plenas”. Las manifestaciones en Ferguson surgen en parte, según afirma, debido a que “la comunidad negra tiende a sufrir en forma excesiva el control policial y está desprotegida”.

Ferguson simboliza las profundas divisiones raciales que persisten hoy en día en Estados Unidos. Desde la década de 1980, la ciudad ha pasado de tener una población mayoritariamente blanca a una mayoritariamente negra. Sin embargo, el alcalde es blanco. El concejo municipal de la ciudad está integrado mayoritariamente por personas de raza blanca, al igual que la junta escolar. Quizá el hecho más significativo para las protestas sea que 50 de los 53 oficiales de policía son blancos. El Pastor Michael McBride, de Berkeley, California, ha estado en Ferguson organizando a la comunidad tras el asesinato de Michael Brown. Parado de pie a tan solo unos metros de un vehículo militar Humvee, afirmó que la violencia policial sistémica es consecuencia del “miedo irracional a los hombres de raza negra…Y si le temen tanto a los hombres negros, no deberían ser policías en las comunidades negras”.


Los habitantes de Ferguson exigen justicia para Michael Brown y el arresto de Darren Wilson, el oficial de policía que lo mató. Varios grupos están exigiendo que un fiscal especial se haga cargo del caso, que se retire de Ferguson a la Guardia Nacional y que el Departamento de Justicia inicie una investigación de todos los casos en que la policía ha disparado a personas no blancas que no portaban armas.

Dred Scott perdió el juicio ante la Corte Suprema de Estados Unidos en 1857, pero con el tiempo ganó su libertad de otro dueño. Lamentablemente, Scott murió de tuberculosis un año más tarde, en 1858. A pocos kilómetros del lugar donde yacen sus restos, en medio de la nube de gases lacrimógenos, aún resuena el eco de su vida y de su lucha.

Noticias relacionadas

Esta mañana he recibido una llamada de un número desconocido. Al contestar, enseguida una voz masculina me pide antes que nada disculpas por haberme llamado. Me dice que lee habitualmente lo que escribo y que estaba preocupado porque no le llegaba nada desde hacía tiempo. Me sentí conmovido porque no esperaba recibir semejante muestra de afecto y yo diría que de cuidado. Por eso escribo estas letras por si acaso le ha pasado lo mismo a otras personas.

Confirmado: el lobo feroz no se comió a la abuelita. ¡Es todo un cuento! Como lo es que los lobos, en general, se caractericen por una especial «ferocidad», o incluso cierta «mala fe». Son simplemente lobos, y como tales se comportan, tratando de conseguir su condumio diario y sacar a sus familias adelante, como hace aquí todo bicho que se precie, con nosotros los humanos en la lista.

Por increíble que parezca, y más aún en estos tiempos en que el poder y la desigualdad se nos presentan como males inevitables de la condición humana, hubo una comunidad, allá por los remotos días del Cobre, que vivió durante más de un milenio sin amos ni esclavos, sin palacios ni élites, sin templos ni castas. Sin grandes tumbas que contar. Solo vida compartida. Trabajo, tierra y pan para todos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto