En los últimos años ha proliferado de manera vertiginosa el gusto por la gastronomía o la incentiva de aprender a cocinar nuevas recetas o mejorarlas. Asimismo se han acelerado nuevas formular para degustar la comida. ¿Se imagina un electrodoméstico que pulsando una tecla prepare su comida favorita? o ¿Qué a partir de unos polvos pueda degustar un plato delicioso? Cada vez con mayor frecuencia la realidad supera a la ficción, hace un par de semanas una empresa catalana lanzó al mercado una impresora 3D, la diferencia de está impresora con respecto al resto es que es de comida. Y, esta semana se publicó la noticia de que un americano acaba de fabricar unos polvos que pretenden satisfacer todas las necesidades alimenticias del ser humano, sin necesidad de ninguna comida sólida.
Sin embargo, la comida del futuro no se encuentra disponible para todos los públicos. Para poder degustar la comida a través de la impresora 3D de alimentos tendrá que desembolsar aproximadamente 10.000 euros, sin tener en cuenta los cartuchos. Como usted sabrá por las impresoras convencionales, el beneficio no está en la impresora sino en los cartuchos. Los polvos denominados Soylent de momento, son una alternativa económica, para todas aquellas personas que no “quieran perder el tiempo ni el dinero en comida”, como señala el creador de estos polvos nutricionales Rob Rhinehart.
Mientras que hace un par de años la mayoría de las startup se enfocaban a las redes sociales, las nuevas ideas tienen objetivos más básicos como la alimentación (como los citados anteriormente) o la salud, nichos de mercado altamente rentables y necesarios. Quizás dentro de unos años las máquinas o aplicaciones que están surgiendo ahora (también desarrollándose y poniéndose en práctica) nos permiten tener una mayor calidad de vida y que una maquina pueda realizar una operación quirúrgica o sustituir una comida por una pastilla. Sin embargo, la mayor calidad de vida no será para todos los ciudadanos, solamente para aquellos que puedan pagarlo.