El Real Betis consiguió una importante victoria en su visita al siempre difícil Ciudad de Valencia (1-3) gracias a los goles de Salva Sevilla, Jorge Molina y Rubén Castro, que sirvieron para tumbar al Levante y para seguir soñando con la salvación a falta de ocho jornadas para el final del Campeonato Nacional de Liga.
La euforia se desató en el Betis. / DAVID ALIAGA
El conjunto de Gaby Calderón llevó el peso del partido en todo momento y supo ajusticiar a su rival en el momento decisivo del choque, cuando se encaraba la recta final. La magia de Leo Baptistao y la calidad de sus jugadores más adelantados permitieron a los sevillanos sumar su segundo triunfo en las últimas cuatro jornadas.
La salvación parece casi un milagro, pero este Betis está diseñado a pruebas de bombas tras una temporada en la que el destino se ha cebado con él. La reciente eliminación en la Europa League a manos del Sevilla fue la gota que colmó el vaso de un Betis que se resiste a morir, al menos si esto supone enfilar la tumba sin dignidad.
Y eso es lo que ha conseguido este equipo, que se adelantó al cuarto de hora con un rechazo de Salva Sevilla, que aprovechó a la perfección un disparo de Rubén Castro. Sin embargo, el Levante no se descompuso y se agarró a la fortaleza que le caracteriza como local para no dejar escapar el encuentro.
Diop fue el autor del único tanto del Levante. / DAVID ALIAGA
Diop, antes de llegar a la media hora, estableció el empate (1-1) con un disparo raso desde fuera del área. El gol tranquilizó a un Levante que ya había probado el sabor de la madera tras la ocasión que marró Barral en el acto inicial y, sobre todo, tras la gran parada de Antonio Adán a un tiro de Pedro Ríos.
Pero el tanto granota no llegó y el Betis sacó tajada de la coyuntura con el talento de Leo Baptistao y Vadillo, quienes no marcaron, pero construyeron la ventaja de los heliopolitanos en el Ciudad de Valencia. Jorge Molina llevó a buen puerto un zapatazo que acabó en la escuadra, mientras que Castro remató a placer un pase del almeriense.
Ahí murió un partido que ofreció más ocasiones a un Betis que pudo golear a su rival de este jueves. Sin embargo, el electrónico no volvió a moverse y terminó por convertirse en el triunfo de la fe verdiblanca. Si hay puntos en juego, ahí estará el Betis, peleando hasta el último.
El Real Betis consiguió una importante victoria en su visita al siempre difícil Ciudad de Valencia (1-3) gracias a los goles de Salva Sevilla, Jorge Molina y Rubén Castro, que sirvieron para tumbar al Levante y para seguir soñando con la salvación a falta de ocho jornadas para el final del Campeonato Nacional de Liga.
La euforia se desató en el Betis. / DAVID ALIAGA
El conjunto de Gaby Calderón llevó el peso del partido en todo momento y supo ajusticiar a su rival en el momento decisivo del choque, cuando se encaraba la recta final. La magia de Leo Baptistao y la calidad de sus jugadores más adelantados permitieron a los sevillanos sumar su segundo triunfo en las últimas cuatro jornadas.
La salvación parece casi un milagro, pero este Betis está diseñado a pruebas de bombas tras una temporada en la que el destino se ha cebado con él. La reciente eliminación en la Europa League a manos del Sevilla fue la gota que colmó el vaso de un Betis que se resiste a morir, al menos si esto supone enfilar la tumba sin dignidad.
Y eso es lo que ha conseguido este equipo, que se adelantó al cuarto de hora con un rechazo de Salva Sevilla, que aprovechó a la perfección un disparo de Rubén Castro. Sin embargo, el Levante no se descompuso y se agarró a la fortaleza que le caracteriza como local para no dejar escapar el encuentro.
Diop fue el autor del único tanto del Levante. / DAVID ALIAGA
Diop, antes de llegar a la media hora, estableció el empate (1-1) con un disparo raso desde fuera del área. El gol tranquilizó a un Levante que ya había probado el sabor de la madera tras la ocasión que marró Barral en el acto inicial y, sobre todo, tras la gran parada de Antonio Adán a un tiro de Pedro Ríos.
Pero el tanto granota no llegó y el Betis sacó tajada de la coyuntura con el talento de Leo Baptistao y Vadillo, quienes no marcaron, pero construyeron la ventaja de los heliopolitanos en el Ciudad de Valencia. Jorge Molina llevó a buen puerto un zapatazo que acabó en la escuadra, mientras que Castro remató a placer un pase del almeriense.
Ahí murió un partido que ofreció más ocasiones a un Betis que pudo golear a su rival de este jueves. Sin embargo, el electrónico no volvió a moverse y terminó por convertirse en el triunfo de la fe verdiblanca. Si hay puntos en juego, ahí estará el Betis, peleando hasta el último.
La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.
Una Copa para el Madrid, la 20ª de su historia; una Copa para Rodrygo Goes, MVP y autor de los dos goles que vuelven a dar el título copero a los blancos, nueve años después de aquel recordado triunfo en Mestalla frente al Barça. Y, a la vez, un subcampeonato, el segundo de su historia, con honores de campeón para Osasuna.
El Real Betis Balompié es el campeón de la Copa del Rey. El equipo verdiblanco, en su ciudad, delante de su gente que lo sigue sin rechistar, ha salido victorioso por tercera vez después de una nueva final épica, como todas las que disputa, y en la que un rival tan sumamente digno como el Valencia y que ha merecido la Copa tanto como él solo ha claudicado en la cruel tanda de penaltis.
