Escuchar, empatizar, reconocer al otro, son funciones importantes que se deben aplicar en el campo del trabajo social. Sin embargo, se me ocurren dos preguntas: ¿La empatía solucionará el problema de una familia sin posibilidad de alimentarse? ¿De qué nos sirve reconocer al otro si lo que quiere es obtener un recurso no humano para poder sobrevivir? Estas preguntas nos llevan a afirmar, que la empatía real se muestra cuando se comprende que muchas personas que actualmente se dirigen a los Servicios Sociales lo hacen para dar respuesta a sus necesidades básicas. Por lo tanto, son recursos como el comedor social o el banco de alimentos, los que pueden ayudar realmente a este tipo de usuario.
Por otro lado, los trabajadores sociales deben hacer un ejercicio de profunda humildad, ya que no pueden salvar el mundo, ni siquiera en muchas ocasiones pueden ser un soporte real desde el recurso meramente humano. A modo de resumen, los trabajadores sociales tienen que reconocer sus propios límites. Por ejemplo, es posible que una persona con problemas derivados de la ludopatía reciba mayores beneficios si accede a un recurso grupal, como un grupo de ayuda mutua, que si recibe la ayuda de un trabajador social; y es que, las personas que participan en este tipo de experiencias pueden compartir vivencias entre conocedores e iguales, y en definitiva, pueden generar estrategias de superación de forma conjunta.
Otro tipo de recurso sumamente útil es la derivación. Por ejemplo, una persona que accede a los Servicios Sociales y que tiene problemas de salud mental será derivada a un centro de salud mental. Es cierto que en éstos puede haber un trabajador social, no obstante, la intervención central se dirigirá a la mejora de su situación de carácter psiquiátrico, y por lo tanto, un psicólogo y/o un psiquiatra serán los profesionales más adecuados para dar respuesta a ese tipo de necesidad o problema.
Finalmente, hay que reconocer que las técnicas humanas del trabajador social son, en muchas ocasiones, ineficaces, y por lo tanto, los recursos humanos no deben ser las actuaciones predominantes del trabajo social. Es cierto, que una gran crítica que puede surgir es que este tipo de acciones pueden ser ejercidas por cargos administrativos. No obstante, el trabajador social está preparado para tener un trato humano más elevado que un administrativo, aunque deba ser un papel minoritario en sus intervenciones.