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¿Qué políticas promueve el gobierno?

Economía: sí. Aborto, educación y familia: ¡ya veremos!
Francisco Rodríguez
viernes, 5 de julio de 2013, 07:51 h (CET)
La vicepresidenta del gobierno ha anunciado que da carpetazo a la reforma de la Ley del aborto por las divisiones que la misma suscita entre los miembros de su partido. Esta lamentable noticia pone de manifiesto, una vez más, el error de muchos que los votamos creyendo que podían solucionar los desaguisados del nefasto gobierno anterior. Está visto que los partidos políticos utilizan los votos de los ciudadanos como un cheque en blanco, que les faculta para hacer lo que les venga en gana. Economía: sí. Aborto, educación, familia: ¡ya veremos!.

También queda claro que vivimos en una sociedad que se va quedando sin valores morales a defender. La familia como base insustituible de una sociedad sana, el matrimonio entre un hombre y una mujer fundado en la fidelidad y la estabilidad como base de la familia, la sexualidad como ejercicio responsable de nuestra facultad reproductiva, el derecho del niño a nacer y a disfrutar de un padre y de una madre, son cosas que debían estar asumidas por cualquier persona razonable, pues establecer lo contrario resulta monstruoso.

Los recalcitrantes anticlericales dirán que rechazan estos valores por ser los de la Iglesia. No llegarán a enterarse nunca que los valores morales no son valores ni morales porque los defienda la Iglesia sino que la Iglesia los defiende porque son valores y son morales. Cualquier persona dotada de razón que busque el bien y la verdad con honradez y sin prejuicios lo entenderá, aunque no sea creyente.

Por desgracia se han ido difundiendo en nuestra civilización occidental los gérmenes corrosivos que terminarán por destruirnos. Una visión materialista y hedonista del hombre, la perversa declaración de los llamados nuevos derechos para gozar sin deberes ni responsabilidades, al mismo tiempo que la educación se dedica a manipular las conciencias desde la infancia a la universidad, en lugar de enseñar a ser personas capaces de pensar, de tener dominio sobre sí mismos, a prepararse para contribuir con su inteligencia y su esfuerzo a hacer un mundo más justo y más humano.

Quizás pueda parecer que la actual lucha judicial contra la corrupción y el despilfarro va a redimir a nuestra democracia de sus lacras. No estoy seguro. Aunque algunos lleguen a pagar por sus delitos, serán legión los que queden impunes y los que se dicen ateos ni siquiera podrán decir que Dios les pedirá cuenta, que Dios los juzgará.

He escuchado a políticos de un partido o de otro decir que la mayoría de ellos no son unos “chorizos” sino gente honrada que trabaja por el bien común. Por supuesto que no todos serán corruptos y ladrones, pero no han hecho nada por limpiar sus partidos de gentuza. Nadie que quiere llegar a ser candidato de algo se atreve a molestar a los que tienen el arbitrario poder de seleccionar los candidatos y el orden en que van a aparecer.

No sabemos cómo ni cuándo saldremos de la crisis económica, pero me preocupa aún más si llegaremos a salir de la crisis de valores morales que padecemos. Para la economía se están dedicando esfuerzos, mejor o peor orientados dentro de la cuestionable Unidad Europea, para la moralización de nuestras vidas y costumbres, ¿qué podemos hacer?.

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