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“Hoy es una evidencia que la Transición fue poco más que un mito”

El Sistema en Telecinco

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Este jueves, después de meses de retrasos inexplicables o no tanto, Telecinco emitirá la serie televisiva, basada en el libro “Los días de gloria”, más de 300.000 ejemplares vendidos, que retrata a la perfección el funcionamiento del sistema, régimen o apaño –llámenlo como quieran mientras entiendan en qué consiste-, salido de los acuerdos de las oligarquías y que dio lugar, sin que hubiera cortes constituyentes, a la Constitución de 1978. Un retrato de la corrupción de un sistema en que la libertad política, y por ende la democracia, ni está ni se la espera.

Teniendo como protagonista a uno de los personajes del siglo XX y XXI que mayor atención acapara allí por donde pasa, el consenso socialdemócrata que padecemos verá la luz de forma inmisericorde en forma de biopic. El mismo consenso que anda de capa caída y que hoy está fuera de control. Algunos pensaron que podían cambiarlo sin que les cayesen los cascotes en la cabeza. El hundimiento del PSOE, que está abocado a cerrar, la desafección de sus votantes hacia un PP que hace justo lo contrario a lo prometido, el fin de la novela rosa erigida en torno a una Corona de papel couché, incluso la batalla final de los nacionalismos contra España… todo ello es consecuencia del fin del sistema. El germen se encontraba inserto, desde su inicio, en la propia carta otorgada.

Hace unos años hubiera sido impensable que se publicara lo que hoy se va conociendo acerca de, sin ir más lejos, la Corona. De Urdangarín a Corinna, pasando por Arturo Fasana, el bróker cuyo papel en numerosas tramas de corrupción (Gürtel, Bárcenas, operación Emperador, Palau…) podría ser pieza clave y que podría haber visitado no sólo a Correa o Gao Ping, sino también Zarzuela.

Cuenta el periodista Jesús Cacho que tuvo que cambiar de editorial para que el libro “El negocio de la libertad”, que debería ser casi de obligada lectura, pudiera ver la luz. Era la primera vez que se hablaba tan claro acerca de la corrupción. Que se retrataba la podredumbre de la oligocracia. Hoy basta con abrir cualquier periódico para verlo claro y nítido.

El primer síntoma claro del derrumbamiento del régimen, una de cuyas principales causas fueron los ocho años de gobierno del nihilista Rodríguez Zapatero, quien provocó una reacción social hasta entonces desconocida con su intento de aniquilación de lo que queda del êthos de la nación española, fue, ríanse ustedes, el encarcelamiento y procesamiento de Teddy Bautista, el de la SGAE, santón entre los santones de la casta. Un intocable. Pocos advirtieron entonces que algo estaba cambiando.

Hoy es una evidencia que la Transición fue poco más que un mito, jaleado por unas oligarquías que siguen a día de hoy intentando mantener sus privilegios a costa del pueblo. Pero todo comenzó mucho antes. El jueves en Telecinco, darán buena cuenta de ello.

El Sistema en Telecinco

“Hoy es una evidencia que la Transición fue poco más que un mito”
Almudena Negro
lunes, 1 de julio de 2013, 08:11 h (CET)
Este jueves, después de meses de retrasos inexplicables o no tanto, Telecinco emitirá la serie televisiva, basada en el libro “Los días de gloria”, más de 300.000 ejemplares vendidos, que retrata a la perfección el funcionamiento del sistema, régimen o apaño –llámenlo como quieran mientras entiendan en qué consiste-, salido de los acuerdos de las oligarquías y que dio lugar, sin que hubiera cortes constituyentes, a la Constitución de 1978. Un retrato de la corrupción de un sistema en que la libertad política, y por ende la democracia, ni está ni se la espera.

Teniendo como protagonista a uno de los personajes del siglo XX y XXI que mayor atención acapara allí por donde pasa, el consenso socialdemócrata que padecemos verá la luz de forma inmisericorde en forma de biopic. El mismo consenso que anda de capa caída y que hoy está fuera de control. Algunos pensaron que podían cambiarlo sin que les cayesen los cascotes en la cabeza. El hundimiento del PSOE, que está abocado a cerrar, la desafección de sus votantes hacia un PP que hace justo lo contrario a lo prometido, el fin de la novela rosa erigida en torno a una Corona de papel couché, incluso la batalla final de los nacionalismos contra España… todo ello es consecuencia del fin del sistema. El germen se encontraba inserto, desde su inicio, en la propia carta otorgada.

Hace unos años hubiera sido impensable que se publicara lo que hoy se va conociendo acerca de, sin ir más lejos, la Corona. De Urdangarín a Corinna, pasando por Arturo Fasana, el bróker cuyo papel en numerosas tramas de corrupción (Gürtel, Bárcenas, operación Emperador, Palau…) podría ser pieza clave y que podría haber visitado no sólo a Correa o Gao Ping, sino también Zarzuela.

Cuenta el periodista Jesús Cacho que tuvo que cambiar de editorial para que el libro “El negocio de la libertad”, que debería ser casi de obligada lectura, pudiera ver la luz. Era la primera vez que se hablaba tan claro acerca de la corrupción. Que se retrataba la podredumbre de la oligocracia. Hoy basta con abrir cualquier periódico para verlo claro y nítido.

El primer síntoma claro del derrumbamiento del régimen, una de cuyas principales causas fueron los ocho años de gobierno del nihilista Rodríguez Zapatero, quien provocó una reacción social hasta entonces desconocida con su intento de aniquilación de lo que queda del êthos de la nación española, fue, ríanse ustedes, el encarcelamiento y procesamiento de Teddy Bautista, el de la SGAE, santón entre los santones de la casta. Un intocable. Pocos advirtieron entonces que algo estaba cambiando.

Hoy es una evidencia que la Transición fue poco más que un mito, jaleado por unas oligarquías que siguen a día de hoy intentando mantener sus privilegios a costa del pueblo. Pero todo comenzó mucho antes. El jueves en Telecinco, darán buena cuenta de ello.

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Acostumbrados a los adornos políticos, cuya finalidad no es otra que entregar a las gentes a las creencias, mientras grupos de intereses variados hacen sus particulares negocios, quizá no estaría de más desprender a la política de la apariencia que le sirve de compañía y colocarla ante esa realidad situada más allá de la verdad oficial. Lo que quiere decir lavar la cara al poder político para mostrarle sin maquillaje.

 
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