Lamento traer de nuevo un artículo sobre corrupción política, aunque esta vez llega por la izquierda sindical. Ya saben que tampoco confío en los sindicatos, ni como organismos defensores del trabajador, ni como instituciones que participan del poder político que ostentan socialmente como interlocutores de una clase obrera a la que dicen representar y de la que se aprovechan en beneficio propio.
En definitiva, que los sindicatos no son más que empresas privadas que pagan sueldos bajos, aplican despidos, o contratan a jubilados amiguetes para impartir cursos de formación; y cuyos líderes o responsables igual miran hacia la derecha o la izquierda según convenga.
Lo que no puedo entender es que los máximos responsables sindicales participen de privilegios que a la vez critican y aborrecen como: tener chófer, visa oro a disposición, vivienda pagada, etc. Aunque puedo comprender, que ciertas profesiones o cargos del Estado, servicios públicos o de multinacionales den beneficios y facilidades como ocurre con los jefes de Estado, presidentes, embajadores, cónsules, directivos de empresas, multinacionales, etc.
Si yo fuese afiliado de UGT me habría dado de baja de inmediato ante la declaración de su secretario general en Andalucía, Manuel Pastrana, que afirmó que "no sé si soy yo con mis 1.700 euros de sueldo quien tiene que pagar si se rompe un frigorífico". Hombre señor Pastrana, estoy seguro que muchos de sus afiliados así como de la clase trabajadora votante del PP, del PSOE, de IU, o del BLOC con sueldos que rozan los 1.000 euros, o que, ni los huelen de lejos, pagan su hipoteca, la gasolina, los impuestos, la luz, el agua, el colegio de su hijo, la cuota del partido o del sindicato al que está afiliados y cómo no, la reparación del frigorífico.
Mientras tanto, este señor disfruta de una casa de 228.384 euros que costeó el sindicato, a la vez le paga la luz, el agua y un chófer que se carga sobre la cuota de los afiliados y las subvenciones del Estado.
El caso es despreciable en cualquier bancada política, pero viniendo de un sindicato aun me parece más delictivo, y me preocupa saber cuantos secretarios autonómicos más estarán en la misma situación.
Siento decir, que el señor Pastrana tras 15 años al frente de la UGT en Andalucía, desconoce qué es un trabajador, un obrero o un asalariado, y cómo es la realidad que vive el proletariado español. A perro flaco todo son pulgas y a los españoles nos salen garrapatas y sanguijuelas en cada esquina.
Desde este pequeño atril de papel digital y con el permiso de los lectores presento una columna que puede producir dudas, pero también certezas. Siempre escribo con ilusión, como hace décadas se escribía con un lápiz mordido ahora convertido en lápiz digital y que intenta subrayar los ojos de los dispositivos para reflexionar.
El 25 de abril escribí y publiqué un artículo sobre el fallecimiento del papa Francisco, otro tanto hice el 2 de Mayo sobre la preparación del cónclave para la elección del nuevo papa que se celebró el 7 de mayo, y concluyó con la elección de León XIV. Por lo tanto era obligado cerrar esta trilogía, con quien ahora le corresponde gobernar la Barca de Pedro.
El nuevo papa forma parte de la congregación de los agustinos, una orden muy antigua de la iglesia católica que se inspira en la filosofía y la ética de San Agustín de Hipona, un religioso africano, seguramente berebere y casi con seguridad portador de rasgos físicos muy diferentes de aquellos con los que lo ha inmortalizado con el curso del tiempo la institucionalidad de Roma.