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La decadencia de lo que fue la capital de mundo, Sevilla, avanzado el siglo XVII, es el panorama histórico y social en el que Guillermo Sánchez centra su obra. La bula pontificia que sin declarar como dogma de fe la Inmaculada Concepción de María, obligaba al silencio a quienes se resistían a aceptarla, sirve de pretexto al autor para adentrarse en las sinuosidades de tan compleja red social y urbana. Domeñada por el tráfico de influencias, la consentida corrupción, el influjo religioso y un desmedido y manirroto ejercicio de derroche en las finanzas. Felipe II forjador de un imperio sin ausencia de sol, prendió la mecha que, finalmente, hizo explotar el polvorín. No sólo era la necesidad de anexionar territorios, en esa peculiar mixtificación de lo divino y terreno en el que iglesia y estado formaban un tándem para conjurar, por devoción o potro de tormento, a los herejes. También la miseria, incultura y fanatismo que procuró intramuros. Mientras los galeones procedentes del Nuevo Mundo y atiborrados de plata y oro, continuaban incesantes remontando el Guadalquivir para atracar en el puerto hispalense, meta de su larguísimo periplo viajero.
El autor hace fiel y sólido principio en la utilización de los vocablos empleados. Surtiendo de verdaderas joyas al lector, que no debe rendirse a la primera tentación de tomar el diccionario. El contexto va asintiendo el significado y abundando en la belleza de la lengua española, en la que aquél debe dejarse fluir. También el uso de germanías, giros y dichos dotan a la trama de ese contrapunto que beneficia el regusto por la curiosidad lectora. Hay una reivindicación de la estética del barroco en toda la obra. Se deja translucir en la pormenorizada descripción y la riqueza de las palabras que utiliza. A veces incluso dotando a la secuencia de cierto delirio.
En 'La levitación' la existencia humana aparece con toda su crudeza y grandeza. Alma y conciencia se enfrentan al latrocinio y al fraude. La consistencia del mensaje impregnado de cierta moral y ética, nos invita a reflexionar. Hoy continúan vigentes las cuestiones planteadas en esta obra. La cruenta realidad en la que los valores benefactores e íntegros se ven abocados a la exclusión por el influjo económico. Como señala uno de los personajes, “no somos pobres, estamos pobres”. La pobreza no sólo se contiene en el estómago. El Padre Medrano lo define con sabia descripción: “el corazón del mundo latía sin compás”. Qué mejor y mayor precisión que ésta para considerar el mundo contemporáneo.
GatoTruffo, fiel. Te queremos muy muy bien. Eres buen tesoro.
María Herreros es una ilustradora valenciana que termina de publicar ‘Un barbero en la guerra’ (Ed. Lumen), un trabajo que no resulta fácil de catalogar. No es un cómic. No es un libro ilustrado. Es otra cosa. Una hibridación, un cruce, una suma de. Al final las hibridaciones van a consolidarse como género. ‘Un barbero en la guerra’ cuenta la historia del abuelo de la propia María, Domingo Evangelio, un hombre que con diecinueve años hubo de incorporarse a la lucha.
La demencia, más allá de una simple pérdida de memoria asociada a la vejez, representa un complejo conjunto de trastornos que afecta a la vida de quienes la padecen y supone un camino repleto de dudas y obstáculos para familiares y amigos. Este libro proporciona una completa mirada sobre los diferentes tipos de demencias, más allá del conocido alzhéimer, y revela cómo afectan y se manifiestan en cada persona.
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