La semana pasada, la Plataforma de Afectados por la hipoteca se manifestaba en el País Vasco a favor de los presos de ETA. Su portavoz, Ada Colau, afirmaba ayer en un programa de debates que ella como portavoz no puede controlar todos los actos a los que asiste su plataforma, y que además ha habido grupos de personas que se han “adueñado” del nombre de su plataforma y por tanto ella no puede controlar tampoco eso, afirmaba. Lo cierto es que en la página web oficial de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca no consta ningun enlace del movimiento que se manifestó el pasado fin de semana, pero aun así ella no ha condenado dichos actos. Me imaginé pues un supuesto contexto en el cual, el PP de Cuenca (con todos mis respetos a la ciudad) se manifestaba a favor de la independencia de Cataluña o que el PSOE de Lugo se manifestara en contra de los homosexuales. ¿Imaginan como los distintos medios de comunicación y los distintos periodistas hubieran insistido a los líderes de los dos partidos políticos? ¿Imaginarían después unas declaraciones de Rajoy y Rubalcaba diciendo: “no podemos controlar las manifestaciones a las que nuestro partido asiste en las distintas ciudades de España”? Yo por lo menos no…
Otra de las críticas que está recibiendo Ada Colau está vinculada con el acoso que su plataforma (ahora sí) está llevando a cabo contra políticos del PP. En 2009, González Pons respondía a los pitos que recibió Zapatero durante el día de la Hispanidad diciendo que “los ciudadanos son libres de expresarse como consideren necesario”. Estas declaraciones sacadas de contexto podrían servir a aquellos que se alegran y aplauden que algunos ciudadanos acosen a los políticos en la misma puerta de su casa. Pero no hay que ser cínicos, acosar a un político implica acosar a su familia, a su mujer e hijos, a los propios vecinos que viven en el mismo bloque de pisos y ven su rutina acompañada de una multitud sonora en su puerta. “Presionaremos hasta donde haga falta a aquellos políticos que no voten a favor de la Iniciativa Legislativa Popular que presentamos en el Congreso” afirmaba Colau.
¿Realmente tienen cabida estas palabras en un Estado de Derecho como el español? Obviamente que estoy en contra de los desahucios y creo que el estado puede ser un agente intermediario entre ciudadanos y bancos, y no solo puede serlo sino que debe hacerlo, pero de ahí a llegar a presionar cual Dolores Ibárruri, la Pasionaria, pretendiendo levantar, no la bandera de la república sino la bandera del acoso político, hay un largo camino. Y ni la Pasionaria fue en estos términos tan radical como lo está siendo Ada Colau. El fin no justifica a los medios.