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El papa Francisco quiere aprovechar el tirón de América Latina para evangelizar y acabar de llevar por el buen redil a los desalmados

Francisco, pastor de almas

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Los pastores se han puesto de moda ahora que el paro aprieta. Las últimas noticias nos anuncian que una profesión que había pasado a los anales ha recobrado su antiguo ímpetu. El último pastor que se ha dado de alta en la Seguridad Social ha sido Francisco, un pastor mucho más refinado que ha cambiado las ovejas de secano por las almas de regadío. Ser pastor de almas no es ninguna tontería en una época con tantos díscolos, descreídos y descarriados.

El papa Francisco (o Paco, para los amigos) quiere aprovechar el tirón de América Latina para evangelizar y acabar de llevar por el buen redil a los desalmados. El Espíritu Santo, que no tiene ni un pelo de tonto, ha inspirado esta sabia decisión a sus eminencias del cónclave cardenalicio. Claro está que, como ha recordado muy bien el candidato a presidente, el Sr. Maduro, esta decisión ha sido propiciada gracias al enchufe de Hugo Chávez, que, según esa versión, se sienta a la izquierda del Padre.

Jorge Mario Bergoglio, que así se llama este pastor de almas, tiene un apellido muy difícil. “¿Adónde habrá ido a por ese apellido?”, ha dicho mi suegra un poco enojada, haciéndose un lío al pronunciar la ges y adquirir aire de gangosa. Bergoglio, o Papa Francisco para los católicos, tiene que hacer frente a dos grandes retos: su pasado y su futuro. El pasado ya está escrito pero siempre existe una tendencia a reescribirlo, como aquel personaje de Salvador Compán. Por eso algunos periódicos afines a la curia, en lugar de decir que era técnico o ayudante de química en sus años mozos, lo han subido directamente al pedestal de la ingeniería en Química. Se sabe que es profesor de literatura y psicología, como todos los argentinos. El jesuita Bergoglio quiere emerger como un hombre sencillo al que le gusta viajar en metro, ir andando a su trabajo y ver el fútbol… Más que de un pastor de almas, parece como si estuviéramos hablando de mi vecino. Y es que ahora se llevan las personas normales, sin atributos. Que una persona normalizada llegue a Papa llama más la atención. Es como darnos a cada uno de nosotros una oportunidad. Sin embargo, a ese pasado de humildad y pobreza, que tanto viste entre la muchedumbre (o, como diría Ortega, entre las masas), han querido ponerle un pero. Sí, un pero, una mácula: su presunta colaboración con la dictadura argentina. Ya saben, aquello de “Videla Colgate, el mal aliento combate”. Colaboracionista por mirar hacia otro lado en los asesinatos de la dictadura y por no impedir que dos jesuitas fueran secuestrados. El Premio Nobel de la Paz, Pérez Esquivel, le ha echado un cable y ha defendido la honorabilidad de este argentino de padres italianos.

El Papa Francisco, a quien un periodista cercano, ha dicho que conoce el poder, le gusta y lo ejerce, también tiene un futuro. Ese futuro sí que es una oveja descarriada que está para ser conducida por el buen camino: los papeles de Vatileaks, la pederastia curial, la presunta relación con mafias diversas, el oscuro origen de las finanzas, la lucha por el poder…, es decir, los pecados capitales de lujuria, avaricia, soberbia… al completo y algunos mandamientos de la ley de Dios que hicieron renunciar a Benedicto XVI.

Eso sí que es una oveja descarriada y no el cordero pascual que nos anuncia el Papa Francisco. La historia ha comenzado una vez más a escribirse y reescribirse.

Francisco, pastor de almas

El papa Francisco quiere aprovechar el tirón de América Latina para evangelizar y acabar de llevar por el buen redil a los desalmados
Francisco Morales Lomas
miércoles, 20 de marzo de 2013, 08:10 h (CET)
Los pastores se han puesto de moda ahora que el paro aprieta. Las últimas noticias nos anuncian que una profesión que había pasado a los anales ha recobrado su antiguo ímpetu. El último pastor que se ha dado de alta en la Seguridad Social ha sido Francisco, un pastor mucho más refinado que ha cambiado las ovejas de secano por las almas de regadío. Ser pastor de almas no es ninguna tontería en una época con tantos díscolos, descreídos y descarriados.

El papa Francisco (o Paco, para los amigos) quiere aprovechar el tirón de América Latina para evangelizar y acabar de llevar por el buen redil a los desalmados. El Espíritu Santo, que no tiene ni un pelo de tonto, ha inspirado esta sabia decisión a sus eminencias del cónclave cardenalicio. Claro está que, como ha recordado muy bien el candidato a presidente, el Sr. Maduro, esta decisión ha sido propiciada gracias al enchufe de Hugo Chávez, que, según esa versión, se sienta a la izquierda del Padre.

Jorge Mario Bergoglio, que así se llama este pastor de almas, tiene un apellido muy difícil. “¿Adónde habrá ido a por ese apellido?”, ha dicho mi suegra un poco enojada, haciéndose un lío al pronunciar la ges y adquirir aire de gangosa. Bergoglio, o Papa Francisco para los católicos, tiene que hacer frente a dos grandes retos: su pasado y su futuro. El pasado ya está escrito pero siempre existe una tendencia a reescribirlo, como aquel personaje de Salvador Compán. Por eso algunos periódicos afines a la curia, en lugar de decir que era técnico o ayudante de química en sus años mozos, lo han subido directamente al pedestal de la ingeniería en Química. Se sabe que es profesor de literatura y psicología, como todos los argentinos. El jesuita Bergoglio quiere emerger como un hombre sencillo al que le gusta viajar en metro, ir andando a su trabajo y ver el fútbol… Más que de un pastor de almas, parece como si estuviéramos hablando de mi vecino. Y es que ahora se llevan las personas normales, sin atributos. Que una persona normalizada llegue a Papa llama más la atención. Es como darnos a cada uno de nosotros una oportunidad. Sin embargo, a ese pasado de humildad y pobreza, que tanto viste entre la muchedumbre (o, como diría Ortega, entre las masas), han querido ponerle un pero. Sí, un pero, una mácula: su presunta colaboración con la dictadura argentina. Ya saben, aquello de “Videla Colgate, el mal aliento combate”. Colaboracionista por mirar hacia otro lado en los asesinatos de la dictadura y por no impedir que dos jesuitas fueran secuestrados. El Premio Nobel de la Paz, Pérez Esquivel, le ha echado un cable y ha defendido la honorabilidad de este argentino de padres italianos.

El Papa Francisco, a quien un periodista cercano, ha dicho que conoce el poder, le gusta y lo ejerce, también tiene un futuro. Ese futuro sí que es una oveja descarriada que está para ser conducida por el buen camino: los papeles de Vatileaks, la pederastia curial, la presunta relación con mafias diversas, el oscuro origen de las finanzas, la lucha por el poder…, es decir, los pecados capitales de lujuria, avaricia, soberbia… al completo y algunos mandamientos de la ley de Dios que hicieron renunciar a Benedicto XVI.

Eso sí que es una oveja descarriada y no el cordero pascual que nos anuncia el Papa Francisco. La historia ha comenzado una vez más a escribirse y reescribirse.

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