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“Los árboles solitarios si logran crecer, crecen muy fuertes” Wiston Churchill

Las campañas contra VOX lo refuerzan y le proporcionan votos

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Las izquierdas, como es habitual en ellas, en cuanto pretenden emprender un objetivo común en contra de las derechas, aunando fuerzas y puede que, en un principio, mientras no se trate de quién es el que se instalará en el poder, suelen conseguir éxito. Es posible que, incluso, consigan un tiempo de adaptación mientras, cada una de sus distintas facciones, mide sus fuerzas, valora las de sus correligionarios y sopesa las posibilidades de hacerse con el mando sobre el resto de las que les apoyaron en descabalgar a los conservadores del gobierno del país pero, finalmente, la fatalidad, como está sucediendo estos días, tanto en Cataluña como en el resto de la nación española; los lleva a tener que luchar, denodadamente, unas contra las otras, para conseguir la poltrona que los sitúe en la cúspide del poder, desde el cual, cuando lo consiguen, inician su forma despótica y antidemocrática de gobernar aunque, para ello, tengan que destruirse mutuamente entre ellas.


Claro que prometer es fácil, gastarse el dinero de los contribuyentes asaltando el Tesoro de la nación, mientras todavía quede alguna parte del Erario público a la que echarle mano, creando o aumentando los impuestos sobre los ciudadanos y las empresas, chantajeando a los ricos y recurriendo al endeudamiento público y, en tanto quedare algún rincón en el territorio nacional que se pueda explotar; se puede seguir engañando al pueblo sobre la viabilidad de un proyecto que ofrece alcanzar metas de bienestar, mejoras sociales, aumentos salariales, progreso de la economía nacional y una mayor y mejor proyección de la nación en el ámbito internacional, aunque, todo ello se limite a un gran bluf detrás del cual no hay nada más que otro gran engaño que, como todas las cosas que no se consiguen con esfuerzo, trabajo, sensatez, I+D+i e inteligencia y tesón, acaba por desinflarse como un globo agujereado, que desciende por su propio peso hasta quedar aniquilado contra el suelo.


Pero las izquierdas, como las que estamos padeciendo en España, a falta de programas mejores, como medio infalible de desarrollar su propagando, en lo cual son verdaderos expertos, y sabiendo que tiene que aprovechar al máximo aquellos momentos en los que el gobierno de la nación está débil, para instalarse en él; como ha ocurrido recientemente con el gobierno español, debilitado por el problema catalán, al que no supo enfrentarse adecuadamente, que no pudo superar una moción de censura, hábilmente tramitada por el PSOE, aunque ello le costara hipotecarse con una serie de pequeños partidos que les están haciendo pagar cara su colaboración con el nuevo gobierno, en este caso, presido por el señor P.Sánchez que ahora sabe lo difícil que resulta mantener en pie unas alianzas, entre partidos con los que no les unen los lazos políticos e ideales, pero con los que no le queda otra que ceder si pretende, como es su objetivo, mantener una legislatura que, al menos, le dure hasta el marzo del 2020.


Sin embargo, la aparición de VOX como partido revelación en las elecciones andaluzas, no sólo ha sorprendido a los de las derechas, el PP y a sus compañeros en la alianza para formar un gobierno estable que pueda sostenerse en el Parlamento Andaluz, los señores de Ciudadanos; sino que, a los del grupo de las izquierdas, convencidos de que una vez más iban a conseguir hacerse con el gobierno de Andalucía, donde se consideraban como inamovibles y libres para imponer sus políticas, sin temor a los ataques de la oposición. No ha sido así y, gracias a la colaboración de los 12 escaños de VOX, tanto el PP como Ciudadanos, han conseguido hacerse con la presidencia y la vicepresidencia de la comunidad andaluza. Todos sabemos cómo han reaccionado los comunistas de la filial de Podemos en Andalucía, lanzándose a la calle, cuestionando los resultados de una votación limpia, impoluta y democrática, que ha dado al traste con la proverbial mayoría progresista, encabezada por el PSOE andaluz, para darles la batuta, por cuatro años (sin duda complicados y llenos de tropiezos) a los partidos de centro-derecha.


Los resultados han sido, por lo menos poco entendibles. Tanto el PP, en esta ocasión más realista y práctico que los representantes de Ciudadanos en Andalucía, se han mostrado poco tratables y, en el caso de Ciudadanos, abiertamente hostiles a la colaboración de VOX, hasta tal punto que lo han dejado fuera del gobierno andaluz y sólo el PP ha podido conseguir, gracias a que los señores de VOX han preferido no dar una mala imagen ante los logros que están esperando conseguir en la próximas elecciones autonómicas y municipales del mes de mayo en el resto del territorio español; el apoyo de éste partido para conseguir ser investido como presidente de la comunidad autonómica de Andalucía. Evidentemente que Ciudadanos, pese a sus magníficos resultados en las votaciones andaluzas, se ha encontrado en una situación incómoda que no les ha permitido acercarse a VOX, debido a la fama de este partido de constituir un partido de extrema derecha, al que se ha equiparado con el de Le Pen en Francia o los partidos de extrema derecha de Polonia o Austria o el de Salvini, en Italia; con la evidente intención de convertir, al partido de Santiago Abascal, en un partido marginado de la política al que, a criterio de la izquierda, evidentemente interesada en desprestigiarlo ante los votantes, al que es preciso que se le deje aislado mediante un cordón sanitario como se hizo, en su día y mediante el pacto del Tinell, con el PP.


Si, entre partidos a los que les unen evidentes similitudes en sus respectivos planteamientos políticos, puede que, desde el punto de vista del PP, el principal perjudicado con este repentino auge de VOX, experimentado en los últimos tiempos, sea el que más justificado se encuentra si lo que Casado, como explícitamente dijo en su ponderado y efectivo discurso en la Convención del PP , ha preferido tratar con discreción y con alusiones veladas respecto sus discrepancias con los señores que los han aupado a la presidencia de la Junta de Andalucía; es obvio que, el desagrado con el que han acogido los votantes y la cúpula de Ciudadanos esta relación forzada que se van a ver obligados a tolerar si es que quieren sacar adelante todos los proyectos que vienen anunciando que, sin los votos de VOX, les va a resultar casi imposible ( salvo que los socialistas se presten a apoyarles, una previsión muy improbables dada la abierta hostilidad con la que se viene despachando la señora Díaz, con respeto al nuevo gobierno de derechas) que quieran tratar o colaborar directamente y, en todo caso, todo lo que se tenga que aprobar, decidir o acordar va a ser mediante la intervención, en calidad de mediador, del señor Moreno Bonilla, sobre el cual cae la enorme responsabilidad, no sólo de enfrentarse a una oposición que no le va a poner las cosas fáciles, sino ante las posibles discrepancias que surjan entre sus dos socios, uno en el gobierno y otro en la oposición, a los que se verá obligado a convencer, en cada momento, de que la línea a seguir es la más razonable de todas las posibles.


Las izquierdas van a tener, de ahora en adelante, que controlar su forma de actuar y su hostilidad manifiesta hacia VOX si no es que, con sus ataques indiscriminados, en sus acusaciones a los señores del partido de derechas de ser franquistas o en el desprecio de las ideas que vienen sosteniendo los partidarios de la preservación de los valores que dejó el señor Fraga en el partido que sucedió a Alianza Popular y que, por mucho que se haya pretendido ocultar por el gobierno del señor Rajoy, muchos de ellos fueron apartados, durante sus años de gobierno, para dejar paso a unas ciertas políticas más propias del PSOE que del PP. Y todo ello contando con la forma inapropiada con la que se enfrentó el problema catalán que, quiéranlo o no quienes defienden a Rajoy y Sáez de Santamaría, ha sido, a la vista está, el fracaso más sonado y potencialmente peligroso para España y para su unidad, que se ha producido durante la etapa de Rajoy.


Es evidente que un partido que apenas hace unos pocos meses contaba sólo con unos 17.000 militantes y ahora, ayer concretamente, sumaron el número 30.000 y, en sus primeros años apenas contaban con 5.000; ha dado muestras de una capacidad de crecimiento que destaca de una forma espectacular con respecto al resto de partidos en cuanto al porcentaje de nuevos socios. Lo más curioso ha sido que, desde el espectacular resultado que obtuvieron en las elecciones andaluzas su progresión, en número de afiliados, ha ido en forma geométrica y es muy posible, si sigue así, que convalide sus resultados en otras comunidades en las que, en comparación con Andalucía, en cuanto a la fuerza que tenía en ella el PSOE, les resulte más fácil seguir arañando votos a los tres partidos que encabezan, en la actualidad, el ranking de los que tienen mayores opciones de seguir gobernando España.


Estamos convencidos de que, si las izquierdas y Ciudadanos siguen insistiendo en cargar directamente contra VOX; si cada vez que tengan ocasión les acusan de ser de la extrema derecha europea y siguen intentando, con ataques a sus manifestaciones, a las banderas, insisten en seguir obstaculizando a quienes, en las calles, hacen apología del partido o agredan a sus miembros; en lugar de hacer desistir a todos aquellos que buscan un partido en el que dar salida a su descontento con esta España, en poder de las izquierdas y mal gobernados por un señor, P.Sánchez, que, ni tan siquiera ha pasado por las urnas para demostrar el apoyo que cuenta en España; es muy posible que, lo que pretenden que suceda o sea desprestigiarlos, restarles votos, desanimar a sus simpatizantes o satanizar sus ideas, les sirva de estímulo, de propaganda, de incitación a quiénes llevan años esperando que salga alguien, en este país, para que les plante cara a toda esta izquierda casposa y troglodita que, en unos pocos años, ha convertido a una nación de gran prestigio en toda Europa, como era la nuestra, considerada un ejemplo en su recuperación económica y que daba evidentes muestras de estar superando las carencias que la condujeron, en tiempos de los gobiernos socialistas que precedieron al del señor Rajoy, a una situación que, si no hubiera entrado en el gobierno el equipo del PP, hubiéramos caído ineludiblemente en las manos de Bruselas, obligados a pedir el rescate que, sin duda alguna, hubiera representado un castigo mayor para los españoles que el que ha supuesto superar la crisis que nos acompañó durante años.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nadie puede tirar la primera piedra contra un partido surgido del descontento de todos aquellos ciudadanos que vieron que, el PP, dejaba de lado sus valores éticos y morales para alinearse con los defensores del aborto; con la adopción de niños por los colectivos de lesbianas y homosexuales; con las continuas cesiones ante los independentistas catalanes; de la inacción ante las reiteradas ofensas a los símbolos y banderas representativos de la patria española y de su unidad; de la degradación de parte de nuestra juventud; de la pasividad respecto al uso del castellano y de su enseñanza en autonomías en las que, es evidente, que tiene un trato que no se merece y en las que han sido capaces de incumplir con todas las sentencias en las que se les obligaba a rectificar su política lingüística; de la ausencia de una enseñanza unificada en toda España, que evitara el desbarajuste que representa el que, cada comunidad española, pueda elegir el tipo de libros y de asignaturas que se estudien en ella y permitiendo que, según cuales fueran las ideas políticas de los que gobiernen cada una de ellas, varíen los contenidos de asignaturas que, como la Historia de España que se enseña de forma distinta según dispongan los respectivos responsables políticos de los que dependa la enseñanza local o, el adoctrinamiento que puedan impartir los profesores según su particular manera de ver la política. Y es que, antes de juzgar, deberíamos recordar aquel famoso dicho que habla de que “en este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. Pues eso.

Las campañas contra VOX lo refuerzan y le proporcionan votos

“Los árboles solitarios si logran crecer, crecen muy fuertes” Wiston Churchill
Miguel Massanet
martes, 22 de enero de 2019, 08:18 h (CET)

Las izquierdas, como es habitual en ellas, en cuanto pretenden emprender un objetivo común en contra de las derechas, aunando fuerzas y puede que, en un principio, mientras no se trate de quién es el que se instalará en el poder, suelen conseguir éxito. Es posible que, incluso, consigan un tiempo de adaptación mientras, cada una de sus distintas facciones, mide sus fuerzas, valora las de sus correligionarios y sopesa las posibilidades de hacerse con el mando sobre el resto de las que les apoyaron en descabalgar a los conservadores del gobierno del país pero, finalmente, la fatalidad, como está sucediendo estos días, tanto en Cataluña como en el resto de la nación española; los lleva a tener que luchar, denodadamente, unas contra las otras, para conseguir la poltrona que los sitúe en la cúspide del poder, desde el cual, cuando lo consiguen, inician su forma despótica y antidemocrática de gobernar aunque, para ello, tengan que destruirse mutuamente entre ellas.


Claro que prometer es fácil, gastarse el dinero de los contribuyentes asaltando el Tesoro de la nación, mientras todavía quede alguna parte del Erario público a la que echarle mano, creando o aumentando los impuestos sobre los ciudadanos y las empresas, chantajeando a los ricos y recurriendo al endeudamiento público y, en tanto quedare algún rincón en el territorio nacional que se pueda explotar; se puede seguir engañando al pueblo sobre la viabilidad de un proyecto que ofrece alcanzar metas de bienestar, mejoras sociales, aumentos salariales, progreso de la economía nacional y una mayor y mejor proyección de la nación en el ámbito internacional, aunque, todo ello se limite a un gran bluf detrás del cual no hay nada más que otro gran engaño que, como todas las cosas que no se consiguen con esfuerzo, trabajo, sensatez, I+D+i e inteligencia y tesón, acaba por desinflarse como un globo agujereado, que desciende por su propio peso hasta quedar aniquilado contra el suelo.


Pero las izquierdas, como las que estamos padeciendo en España, a falta de programas mejores, como medio infalible de desarrollar su propagando, en lo cual son verdaderos expertos, y sabiendo que tiene que aprovechar al máximo aquellos momentos en los que el gobierno de la nación está débil, para instalarse en él; como ha ocurrido recientemente con el gobierno español, debilitado por el problema catalán, al que no supo enfrentarse adecuadamente, que no pudo superar una moción de censura, hábilmente tramitada por el PSOE, aunque ello le costara hipotecarse con una serie de pequeños partidos que les están haciendo pagar cara su colaboración con el nuevo gobierno, en este caso, presido por el señor P.Sánchez que ahora sabe lo difícil que resulta mantener en pie unas alianzas, entre partidos con los que no les unen los lazos políticos e ideales, pero con los que no le queda otra que ceder si pretende, como es su objetivo, mantener una legislatura que, al menos, le dure hasta el marzo del 2020.


Sin embargo, la aparición de VOX como partido revelación en las elecciones andaluzas, no sólo ha sorprendido a los de las derechas, el PP y a sus compañeros en la alianza para formar un gobierno estable que pueda sostenerse en el Parlamento Andaluz, los señores de Ciudadanos; sino que, a los del grupo de las izquierdas, convencidos de que una vez más iban a conseguir hacerse con el gobierno de Andalucía, donde se consideraban como inamovibles y libres para imponer sus políticas, sin temor a los ataques de la oposición. No ha sido así y, gracias a la colaboración de los 12 escaños de VOX, tanto el PP como Ciudadanos, han conseguido hacerse con la presidencia y la vicepresidencia de la comunidad andaluza. Todos sabemos cómo han reaccionado los comunistas de la filial de Podemos en Andalucía, lanzándose a la calle, cuestionando los resultados de una votación limpia, impoluta y democrática, que ha dado al traste con la proverbial mayoría progresista, encabezada por el PSOE andaluz, para darles la batuta, por cuatro años (sin duda complicados y llenos de tropiezos) a los partidos de centro-derecha.


Los resultados han sido, por lo menos poco entendibles. Tanto el PP, en esta ocasión más realista y práctico que los representantes de Ciudadanos en Andalucía, se han mostrado poco tratables y, en el caso de Ciudadanos, abiertamente hostiles a la colaboración de VOX, hasta tal punto que lo han dejado fuera del gobierno andaluz y sólo el PP ha podido conseguir, gracias a que los señores de VOX han preferido no dar una mala imagen ante los logros que están esperando conseguir en la próximas elecciones autonómicas y municipales del mes de mayo en el resto del territorio español; el apoyo de éste partido para conseguir ser investido como presidente de la comunidad autonómica de Andalucía. Evidentemente que Ciudadanos, pese a sus magníficos resultados en las votaciones andaluzas, se ha encontrado en una situación incómoda que no les ha permitido acercarse a VOX, debido a la fama de este partido de constituir un partido de extrema derecha, al que se ha equiparado con el de Le Pen en Francia o los partidos de extrema derecha de Polonia o Austria o el de Salvini, en Italia; con la evidente intención de convertir, al partido de Santiago Abascal, en un partido marginado de la política al que, a criterio de la izquierda, evidentemente interesada en desprestigiarlo ante los votantes, al que es preciso que se le deje aislado mediante un cordón sanitario como se hizo, en su día y mediante el pacto del Tinell, con el PP.


Si, entre partidos a los que les unen evidentes similitudes en sus respectivos planteamientos políticos, puede que, desde el punto de vista del PP, el principal perjudicado con este repentino auge de VOX, experimentado en los últimos tiempos, sea el que más justificado se encuentra si lo que Casado, como explícitamente dijo en su ponderado y efectivo discurso en la Convención del PP , ha preferido tratar con discreción y con alusiones veladas respecto sus discrepancias con los señores que los han aupado a la presidencia de la Junta de Andalucía; es obvio que, el desagrado con el que han acogido los votantes y la cúpula de Ciudadanos esta relación forzada que se van a ver obligados a tolerar si es que quieren sacar adelante todos los proyectos que vienen anunciando que, sin los votos de VOX, les va a resultar casi imposible ( salvo que los socialistas se presten a apoyarles, una previsión muy improbables dada la abierta hostilidad con la que se viene despachando la señora Díaz, con respeto al nuevo gobierno de derechas) que quieran tratar o colaborar directamente y, en todo caso, todo lo que se tenga que aprobar, decidir o acordar va a ser mediante la intervención, en calidad de mediador, del señor Moreno Bonilla, sobre el cual cae la enorme responsabilidad, no sólo de enfrentarse a una oposición que no le va a poner las cosas fáciles, sino ante las posibles discrepancias que surjan entre sus dos socios, uno en el gobierno y otro en la oposición, a los que se verá obligado a convencer, en cada momento, de que la línea a seguir es la más razonable de todas las posibles.


Las izquierdas van a tener, de ahora en adelante, que controlar su forma de actuar y su hostilidad manifiesta hacia VOX si no es que, con sus ataques indiscriminados, en sus acusaciones a los señores del partido de derechas de ser franquistas o en el desprecio de las ideas que vienen sosteniendo los partidarios de la preservación de los valores que dejó el señor Fraga en el partido que sucedió a Alianza Popular y que, por mucho que se haya pretendido ocultar por el gobierno del señor Rajoy, muchos de ellos fueron apartados, durante sus años de gobierno, para dejar paso a unas ciertas políticas más propias del PSOE que del PP. Y todo ello contando con la forma inapropiada con la que se enfrentó el problema catalán que, quiéranlo o no quienes defienden a Rajoy y Sáez de Santamaría, ha sido, a la vista está, el fracaso más sonado y potencialmente peligroso para España y para su unidad, que se ha producido durante la etapa de Rajoy.


Es evidente que un partido que apenas hace unos pocos meses contaba sólo con unos 17.000 militantes y ahora, ayer concretamente, sumaron el número 30.000 y, en sus primeros años apenas contaban con 5.000; ha dado muestras de una capacidad de crecimiento que destaca de una forma espectacular con respecto al resto de partidos en cuanto al porcentaje de nuevos socios. Lo más curioso ha sido que, desde el espectacular resultado que obtuvieron en las elecciones andaluzas su progresión, en número de afiliados, ha ido en forma geométrica y es muy posible, si sigue así, que convalide sus resultados en otras comunidades en las que, en comparación con Andalucía, en cuanto a la fuerza que tenía en ella el PSOE, les resulte más fácil seguir arañando votos a los tres partidos que encabezan, en la actualidad, el ranking de los que tienen mayores opciones de seguir gobernando España.


Estamos convencidos de que, si las izquierdas y Ciudadanos siguen insistiendo en cargar directamente contra VOX; si cada vez que tengan ocasión les acusan de ser de la extrema derecha europea y siguen intentando, con ataques a sus manifestaciones, a las banderas, insisten en seguir obstaculizando a quienes, en las calles, hacen apología del partido o agredan a sus miembros; en lugar de hacer desistir a todos aquellos que buscan un partido en el que dar salida a su descontento con esta España, en poder de las izquierdas y mal gobernados por un señor, P.Sánchez, que, ni tan siquiera ha pasado por las urnas para demostrar el apoyo que cuenta en España; es muy posible que, lo que pretenden que suceda o sea desprestigiarlos, restarles votos, desanimar a sus simpatizantes o satanizar sus ideas, les sirva de estímulo, de propaganda, de incitación a quiénes llevan años esperando que salga alguien, en este país, para que les plante cara a toda esta izquierda casposa y troglodita que, en unos pocos años, ha convertido a una nación de gran prestigio en toda Europa, como era la nuestra, considerada un ejemplo en su recuperación económica y que daba evidentes muestras de estar superando las carencias que la condujeron, en tiempos de los gobiernos socialistas que precedieron al del señor Rajoy, a una situación que, si no hubiera entrado en el gobierno el equipo del PP, hubiéramos caído ineludiblemente en las manos de Bruselas, obligados a pedir el rescate que, sin duda alguna, hubiera representado un castigo mayor para los españoles que el que ha supuesto superar la crisis que nos acompañó durante años.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nadie puede tirar la primera piedra contra un partido surgido del descontento de todos aquellos ciudadanos que vieron que, el PP, dejaba de lado sus valores éticos y morales para alinearse con los defensores del aborto; con la adopción de niños por los colectivos de lesbianas y homosexuales; con las continuas cesiones ante los independentistas catalanes; de la inacción ante las reiteradas ofensas a los símbolos y banderas representativos de la patria española y de su unidad; de la degradación de parte de nuestra juventud; de la pasividad respecto al uso del castellano y de su enseñanza en autonomías en las que, es evidente, que tiene un trato que no se merece y en las que han sido capaces de incumplir con todas las sentencias en las que se les obligaba a rectificar su política lingüística; de la ausencia de una enseñanza unificada en toda España, que evitara el desbarajuste que representa el que, cada comunidad española, pueda elegir el tipo de libros y de asignaturas que se estudien en ella y permitiendo que, según cuales fueran las ideas políticas de los que gobiernen cada una de ellas, varíen los contenidos de asignaturas que, como la Historia de España que se enseña de forma distinta según dispongan los respectivos responsables políticos de los que dependa la enseñanza local o, el adoctrinamiento que puedan impartir los profesores según su particular manera de ver la política. Y es que, antes de juzgar, deberíamos recordar aquel famoso dicho que habla de que “en este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. Pues eso.

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