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Estamos muy cerca de las rebajas de enero.
Hay establecimientos que, adelantándose a ellas, se valen de un subterfugio para saldar existencias
y las ofrecen con grandes descuentos y, en ocasiones, hasta por debajo del costo, para darles salida a fin
de conseguir espacio para nuevas mercaderías.
Pedro Sánchez, bueno sólo para crear problemas y desdecirse cada vez que habla, con buena vista
comercial, ha decidido unirse a estos comerciantes avispados y poner en venta el Estado español y,
consecuentemente a quienes lo habitamos, sin querer que le entreguen dinero a cambio, sino que vuelvan
a satisfacer su afán de poder y su deseo exacerbado de mantenerse en la Moncloa.
Para ello no ha dudado en someternos a todos los españoles pues, queramos o no, nos representa, a
la mayor humillación nunca vista, salvo con la cobarde traición de Fernando VII, cuando regaló el trono
español a Napoleón.
A España, Estado soberano, la ha degradado colocándola a la altura de una zapatilla al reunirse de igual a igual con Torra, presidente de una comunidad subordinada a la soberanía de todos los españoles. Con el protocolo y la deferencia que se le debe a cualquier Jefe de Estado de otro país. Esaú vendió su primogeniotura por un plato de lentejas. Pedro nos ha vendido a los españoles no por comida sino por su insaciable deseo de alargar, cuanto más pueda, su poder, que está en tenguerenge, mendigando el apoyo de estos independentistas, deseosos de destruir a España, que son los que lo mantienen en el machito.
En una cultura ética repleta de principios atávicos no superados pareciera que la reprobación moral de la familia no venciese la idea de otredad al entender la primera como un espacio colonizado y externo a cualquier realidad por escatológica que resultase. El tacticismo político usa de forma sombría este tipo de herencias sociales para definir las fronteras entre lo posible y no posible.
El sistema dominante o establishment estadounidense utilizaría la dictadura invisible del consumismo compulsivo de bienes materiales para anular los ideales del individuo primigenio y conformar una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable mediante las técnicas de manipulación de masas.
Nosotros, hombres sencillos, de difícil discurso, sólo tenemos claro varios términos muy simples: TIMO, ENGAÑO, MENTIRA, REALIDAD y VERDAD. Académicamente hay conceptos que se definen de tal forma que parecen lo que no son o son lo que no parecen... SÓLO UNA BUENA EDUCACIÓN ACLARA CADA SIGNIFICADO.
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