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La dirección espiritual, y la corrección fraterna son los dos pilares de control de la secta Opus Dei, invadiendo el interior de las personas

Opus Dei: Comentario crítico a una carta (LXVII)

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Las experiencias de las decenas de miles de ex miembros del Opus Dei acerca de la falacia que supone decir que en el Opus Dei se promueve una libertad que alienta a distinguir los mandatos de las sugerencias, es tan apabullante, que mis dos artículos anteriores, destinados a tocar simplemente la cuestión de la autodenominada “aportación mensual” de los supernumerarios o la entrega del sueldo de los numerarios, son una pequeña gota dentro de un océano de mentiras.


Que Ocáriz tenga la caradura de predicar esto a estas altura, es algo indignante, es un monumento a la mentira institucionalizada, que podría ser “aceptable” en gentes que ni tienen moral ni lo pretenden, pero viniendo de un sacerdote de la Iglesia Católica, es algo que no puede por menos de crear dolor y repugnancia en quienes la amamos, al ver el daño que supone tal cúmulo de mentiras para la misma Iglesia, y el escándalo que crea en quienes condicionan su amor o pertenencia a la Iglesia al buen ejemplo de quienes la representan.


Cuentan de santo Tomás de Aquino, que en una ocasión, otro religioso de su orden quiso gastarle una broma, y aprovechando que estaba abierta la ventana de la habitación en donde estaban, en un momento determinado, señalando con sorpresa fuera de la ventana, le dijo asombrado: “Mirad, fray Tomás, un caballo que vuela, va por ahí”.


Tomás, inmediatamente, miró adonde le indicaba el otro fraile. No vio nada, por supuesto. El otro fraile se empezó a reir de él. Santo Tomás, con tono serio, le contestó lo siguiente: “Prefiero creer que un caballo vuela, a que un dominico mienta”.


Puede ser que santo Tomás de Aquino no tuviera muy acentuado el sentido del humor, pero el amor a la verdad, a la transparencia, es algo que cuando se abandona y se entra por la senda de mentir, de ocultar la verdad a quien tiene derecho y capacidad, de usar palabras con doble sentido en donde no solo se miente sino que se evita que recaiga en uno la responsabilidad por haber mentido, etc., llega un momento en el que el valor de lo que se predica es nulo.


En el Opus Dei son conscientes de que la figura de san Josemaría hace aguas por todas partes, que la figura jurídica de la institución, también; que en las diócesis cada vez les quieren menos, que cada vez tienen más gente herida en la cuneta y que cada vez van a ser más reclamados por todas partes, que no pita ni un numerario, que los centros de estudios están vacíos, que solo hay nuevas numerarias auxiliares en países pobres en donde hay chicas con poca formación y recursos (por ejemplo, en Villa Sachetti ya no hay numerarias auxiliares españolas; todas son mejicanas, sudamericanas, africanas). Todo esto y muchas cosas más, las saben.


La pillería que predicaba san Josemaría, acompañada por actuaciones suyas en las que mintió, ha generado en el Opus Dei un poco amor a la verdad tal, que para ellos, el fin justifica los medios, y el respeto a la verdad es algo inexistente.

El tercer punto del segundo párrafo del número 13 de la carta, dice esto: “gobernar con tal confianza en los demás, que se cuente siempre, en la medida de lo posible, con el parecer de las personas interesadas. Esta actitud de quienes gobiernan, su disposición a escuchar, es una estupenda manifestación de que la Obra es familia”.


Esta es otra mentira, empezando porque en el gobierno, mezclan el fuero interno y el externo. Ya hemos visto en una de las anteriores entregas, un texto de san Josemaría en el que abiertamente reconoce que esto es así.


El gobierno, sea la institución que sea, NUNCA SE PUEDE REFERIR AL INTERIOR DE LAS PERSONAS. Esto es así, tanto en la sociedad civil como en la eclesiástica. La distinción entre el Derecho y la Moral es que el primero atañe al comportamiento externo de las personas, mientras que la Moral atañe al interior. Por tanto, en el mundo del Derecho, puede haber gobierno; en el de la Moral, NUNCA.


Lo que se hace en el Opus Dei, vulnera los Derechos Humanos totalmente. Pero sobre todo, lo verdaderamente macabro es utilizar la dirección espiritual como medio de control, tanto para “blindar” los cuadros de la secta, como para controlar a los miembros.


En los Estatutos de 1982 no se dice nada de los miembros Inscritos del Opus Dei, pero sí se habla de ellos en el Catecismo del Opus Dei, que curiosamente, sirve para explicar y comentar los Estatutos.


La sola mención de los miembros inscritos en el Catecismo del Opus Dei, es ya una prueba de que todo lo que se dice sobre este tipo de miembros en las Constituciones de 1950, SIGUE VIGENTE, de acuerdo con la disposición final de los Estatutos de 1982, que ya hemos visto sobradamente.


¿Qué se dice de los miembros Inscritos del Opus Dei en las Constituciones de 1950?


Voy a copiar los artículos 16 a 24 de las Constituciones de 1950, en donde se describen los distintos tipos de miembros. Como en los Estatutos también se describen, tiene prevalencia lo que digan los Estatutos. Ahora bien, como los Inscritos son un tipo concreto de numerarios y como no se dice nada de ellos en los Estatutos, eso quiere decir que todo lo que se especifique en las Constituciones sobre los inscritos, tiene plena validez.


El lector podrá observar que cuanto dije hace ya muchos días sobre la “cebolla”, al referirme a una secta, tiene aquí plena aplicación. Los supernumerarios están en la periferia de la cebolla. Algo más dentro, los agregados. Más al interior, los numerarios. Más dentro todavía, los inscritos, y en lo más recóndito, los electores.


Dentro de toda esta “cebolla”, ocupa un lugar esencial “la charla”, esto es, la dirección espiritual obligatoria y con director designado por la organización. De esta manera, se puede controlar con más seguridad que el nivel de “compromiso” con la organización sea total para quienes están en los niveles más interiores de la cebolla.

Los artículos 16 a 24 de las Constituciones de 1950 son estos:


“16. § 1. En el Instituto, los miembros tomados en el sentido estricto, a saber, todos los miembros Numerarios, clérigos y laicos, se consagran a la adquisición de la perfección evangélica, y se ocupan con todas sus fuerzas en las obras de apostolado peculiares del Instituto; igualmente llevan en el Instituto una vida de familia, de lo cual no pueden ser dispensados a no ser de acuerdo con lo prescrito en estas Constituciones. § 2. La categoría de los clérigos está compuesta de socios Numerarios del Opus Dei y de Oblatos y Supernumerarios de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, la de los laicos, de socios Numerarios, Oblatos y Supernumerarios. § 3. Entre los Numerarios algunos se llaman Inscritos, y se destinan a los cargos de dirección del Instituto. A su vez, de estos miembros, aquellos que disfrutan de voz activa en la elección del Presidente General del Instituto, se llaman Electores. § 4. Sin que se adhieran al Instituto con vínculo jurídico pueden ser agregados a éste asociados cooperadores, acerca de los cuales [se trata] en el número 29.


17. No hay un tiempo definido de admisión al grado de Inscrito o de Elector, esto es, nadie ha de ser promovido a tal grado a no ser que satisfaga plenamente los Superiores del Instituto. No cabe, sin embargo,regresión desde una categoría la otra, como no sea a título de castigo, impuesto por el Presidente con voto deliberativo de su propio Consejo.


18. El apostolado específico de los socios Numerarios consiste en: 1. La santificación del propio trabajo profesional; 2. Ofrecer a los demás ejemplo de vida cristiana en el propio servicio social; 3. Esforzarse en la formación espiritual, religiosa y profesional de los jóvenes, y en especial de los alumnos de los Estudios de las Universidades; 4. Ejercer los cargos públicos con ejemplar fidelidad, en caso de que les sean confiados por el Estado; 5. Propagar la doctrina de la fe católica de palabra, por escrito y por todos los medios apropiados para ello; 6. Divulgar las obras de los católicos de las diversas naciones; 7. Pretender especialmente aquellos lugares en que la Iglesia de Dios perseguida por sus enemigos necesite del esfuerzo y leal auxilio de los socios


19. Los socios Inscritos son nombrados directamente por el Padre con voto deliberativo del Consejo general y oídos el Consiliario y el Defensor de la región. La designación se realiza con la ceremonia descrita en el Ceremonial, la cual celebra el Consiliario o un sacerdote delegado por él.


20. Cuando los socios Inscritos tienen capacidad para ser destinados a cargos principales de la dirección del Instituto, antes de que se lleve a cabo la designación de cada uno de los Inscritos para el grado, el Inscrito designado, a fin de que el Instituto pueda conservarse en su buena situación y recibir aumento, tocando los Santos Evangelios e invocando el nombre de Cristo, con juramento que refuerza la obligación de conciencia según la gravedad del mismo bajo vínculo de temor religioso, debe prometer lo que sigue: 1. Mantener firmemente la práctica de la corrección fraterna como uno de los puntales del Opus Dei, y en la medida de sus fuerzas procurar que se conserve íntegra y viva; ejercitarla siempre fielmente según nuestro espíritu, cuando deba considerarse necesario o sumamente conveniente, ya para el alma de los miembros, ya para el bien del Instituto; 2. No intrigar ni por alcanzar ni por conservar los cargos del Instituto, sean de formación, sean de dirección; 3. Conservar fielmente en mí mismo el espíritu de la prístina pobreza, y en modo alguno permitir ni de ningún modo cooperar a que se desvirtúe la práctica de esta nuestra rígida pobreza, sino por el contrario esforzarme con todo empeño en que ella se conserve, según fue profesada por los nuestros desde los orígenes del Instituto íntegra e intacta sin ninguna apariencia cualquiera de peculio personal.


21. Realizada ya la designación con el rito del Ceremonial, el nuevo Inscrito queda a disposición del Presidente General, en cuanto a su primera o sus ulteriores adscripciones a las diversas regiones del Instituto.


22. Los socios Electores son nombrados, de acuerdo con el consenso del Consejo, por el Padre o Presidente General. Ordinariamente los socios reciben su designación por epístola autógrafa del Padre, que les es transmitida por el Consiliario de su región. En un plazo de tres meses como máximo, el nuevo Elector, dando previo aviso al Consiliario y proporcionándole éste los medios oportunos, acudirá personalmente a visitar al Padre, para recibir su bendición y para realizar ejercicios espirituales en el lugar por él designado.


23. Nade ha de ser promovido al cargo de Elector si no es con las siguientes condiciones: 1. Que sea socio Inscrito; 2. Que tenga al menos treinta años; 3. Que esté incorporado por Fidelidad al Opus Dei al menos desde nueve años atrás; 4. Que sea hombre probado en sus determinaciones, prudente, destacado por una sólida piedad; 5. Que se distinga por su cultura religiosa y profesional; 6.π Que conozca la historia, espíritu, costumbres y tradiciones del Instituto; 7. Que haya prestado al Instituto servicios extraordinarios; 8. Que hayan precedido informaciones, secretas y confirmadas con juramento de verdad y sinceridad, del Consiliario regional, de los Electores de la región y del Director local


24. Los Electores deben ser al menos en número bastante para que pueda proveerse, no sólo de un modo suficiente sino con facilidad, a los cargos que para ellos están reservados”.


Me parece que no hay nada que comentar, salvo dos cosas: El papel fundamental que juega en el Opus Dei la “corrección fraterna” y lo dicho en el punto 23.8.


Quizá a quienes no conozcan el Opus Dei desde dentro la corrección fraterna les parecerá algo bueno, evangélico. Y en verdad que lo es. La cuestión es que no conocen cómo se practica en el Opus Dei.


Se practica “casi igual” a como recomendó nuestro Señor Jesucristo. La pequeña diferencia es que “antes de corregir en privado al hermano”, en el Opus Dei está obligado hacerle partícipe de aquello al director. Esto es, practicar la delación y hacer llegar a quien tiene el gobierno “externo” del Opus Dei algo del interior de un miembro del Opus Dei. Es decir, justo todo lo contrario a lo que nos dijo el Señor: “ve y corrígele A SOLAS”.


La dirección espiritual, “la charla”, y la corrección fraterna son los dos pilares de control de la secta Opus Dei, invadiendo el interior de las personas.


Antonio Esquivias cuanta en su libro “El cielo en una jaula” algo espeluznante a lo que se dedicó durante años en Diego de León 14, Madrid, sede de la comisión regional del Opus Dei en España: El control y la gestión de todos los informes de conciencia de todos los numerarios españoles.


Quizá haya quien piense que todo esto es ficción. Le voy a reproducir cinco enlaces de OpusLibros en los que se han “pillado” unos pocos informes de conciencia similares a los que habla Antonio Esquivias en su libro y que alguien ha filtrado. Evidentemente, los nombres se han omitido.


Alguien podría decir que no son verdaderos, que se han inventado.


Cualquiera que hayamos llevado “charlas fraternas” de otros miembros del Opus Dei, los hemos tenido que elaborar alguna vez, al llevarse a cabo alguna incorporación jurídica o por otros motivos, y podemos dar fe de que lo que sigue a continuación es lo que se viene haciendo en el Opus Dei desde siempre, esto es, manosear las conciencias ajenas y utilizar desde el fuero externo conocimientos del fuero interno obtenidos a través de la “charla”, de la dirección espiritual obligatoria con director designado por los directores.


Los enlaces de los que acabo de hablar son los que siguen:

http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=18860


http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=18873


http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=18893


http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=18919


http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=18937


Me parece que lo que dice Ocáriz sobre la confianza y otras tonterías similares, se cae solo al leer esto, que le revuelve las tripas a cualquiera. Si esto es “gobernar con confianza” y si esto es “vida de familia” en el Opus Dei, que venga Dios y lo vea. Parece mentira que en pleno siglo XXI en la Iglesia haya estas cosas.

Opus Dei: Comentario crítico a una carta (LXVII)

La dirección espiritual, y la corrección fraterna son los dos pilares de control de la secta Opus Dei, invadiendo el interior de las personas
Antonio Moya Somolinos
domingo, 19 de agosto de 2018, 10:13 h (CET)

Las experiencias de las decenas de miles de ex miembros del Opus Dei acerca de la falacia que supone decir que en el Opus Dei se promueve una libertad que alienta a distinguir los mandatos de las sugerencias, es tan apabullante, que mis dos artículos anteriores, destinados a tocar simplemente la cuestión de la autodenominada “aportación mensual” de los supernumerarios o la entrega del sueldo de los numerarios, son una pequeña gota dentro de un océano de mentiras.


Que Ocáriz tenga la caradura de predicar esto a estas altura, es algo indignante, es un monumento a la mentira institucionalizada, que podría ser “aceptable” en gentes que ni tienen moral ni lo pretenden, pero viniendo de un sacerdote de la Iglesia Católica, es algo que no puede por menos de crear dolor y repugnancia en quienes la amamos, al ver el daño que supone tal cúmulo de mentiras para la misma Iglesia, y el escándalo que crea en quienes condicionan su amor o pertenencia a la Iglesia al buen ejemplo de quienes la representan.


Cuentan de santo Tomás de Aquino, que en una ocasión, otro religioso de su orden quiso gastarle una broma, y aprovechando que estaba abierta la ventana de la habitación en donde estaban, en un momento determinado, señalando con sorpresa fuera de la ventana, le dijo asombrado: “Mirad, fray Tomás, un caballo que vuela, va por ahí”.


Tomás, inmediatamente, miró adonde le indicaba el otro fraile. No vio nada, por supuesto. El otro fraile se empezó a reir de él. Santo Tomás, con tono serio, le contestó lo siguiente: “Prefiero creer que un caballo vuela, a que un dominico mienta”.


Puede ser que santo Tomás de Aquino no tuviera muy acentuado el sentido del humor, pero el amor a la verdad, a la transparencia, es algo que cuando se abandona y se entra por la senda de mentir, de ocultar la verdad a quien tiene derecho y capacidad, de usar palabras con doble sentido en donde no solo se miente sino que se evita que recaiga en uno la responsabilidad por haber mentido, etc., llega un momento en el que el valor de lo que se predica es nulo.


En el Opus Dei son conscientes de que la figura de san Josemaría hace aguas por todas partes, que la figura jurídica de la institución, también; que en las diócesis cada vez les quieren menos, que cada vez tienen más gente herida en la cuneta y que cada vez van a ser más reclamados por todas partes, que no pita ni un numerario, que los centros de estudios están vacíos, que solo hay nuevas numerarias auxiliares en países pobres en donde hay chicas con poca formación y recursos (por ejemplo, en Villa Sachetti ya no hay numerarias auxiliares españolas; todas son mejicanas, sudamericanas, africanas). Todo esto y muchas cosas más, las saben.


La pillería que predicaba san Josemaría, acompañada por actuaciones suyas en las que mintió, ha generado en el Opus Dei un poco amor a la verdad tal, que para ellos, el fin justifica los medios, y el respeto a la verdad es algo inexistente.

El tercer punto del segundo párrafo del número 13 de la carta, dice esto: “gobernar con tal confianza en los demás, que se cuente siempre, en la medida de lo posible, con el parecer de las personas interesadas. Esta actitud de quienes gobiernan, su disposición a escuchar, es una estupenda manifestación de que la Obra es familia”.


Esta es otra mentira, empezando porque en el gobierno, mezclan el fuero interno y el externo. Ya hemos visto en una de las anteriores entregas, un texto de san Josemaría en el que abiertamente reconoce que esto es así.


El gobierno, sea la institución que sea, NUNCA SE PUEDE REFERIR AL INTERIOR DE LAS PERSONAS. Esto es así, tanto en la sociedad civil como en la eclesiástica. La distinción entre el Derecho y la Moral es que el primero atañe al comportamiento externo de las personas, mientras que la Moral atañe al interior. Por tanto, en el mundo del Derecho, puede haber gobierno; en el de la Moral, NUNCA.


Lo que se hace en el Opus Dei, vulnera los Derechos Humanos totalmente. Pero sobre todo, lo verdaderamente macabro es utilizar la dirección espiritual como medio de control, tanto para “blindar” los cuadros de la secta, como para controlar a los miembros.


En los Estatutos de 1982 no se dice nada de los miembros Inscritos del Opus Dei, pero sí se habla de ellos en el Catecismo del Opus Dei, que curiosamente, sirve para explicar y comentar los Estatutos.


La sola mención de los miembros inscritos en el Catecismo del Opus Dei, es ya una prueba de que todo lo que se dice sobre este tipo de miembros en las Constituciones de 1950, SIGUE VIGENTE, de acuerdo con la disposición final de los Estatutos de 1982, que ya hemos visto sobradamente.


¿Qué se dice de los miembros Inscritos del Opus Dei en las Constituciones de 1950?


Voy a copiar los artículos 16 a 24 de las Constituciones de 1950, en donde se describen los distintos tipos de miembros. Como en los Estatutos también se describen, tiene prevalencia lo que digan los Estatutos. Ahora bien, como los Inscritos son un tipo concreto de numerarios y como no se dice nada de ellos en los Estatutos, eso quiere decir que todo lo que se especifique en las Constituciones sobre los inscritos, tiene plena validez.


El lector podrá observar que cuanto dije hace ya muchos días sobre la “cebolla”, al referirme a una secta, tiene aquí plena aplicación. Los supernumerarios están en la periferia de la cebolla. Algo más dentro, los agregados. Más al interior, los numerarios. Más dentro todavía, los inscritos, y en lo más recóndito, los electores.


Dentro de toda esta “cebolla”, ocupa un lugar esencial “la charla”, esto es, la dirección espiritual obligatoria y con director designado por la organización. De esta manera, se puede controlar con más seguridad que el nivel de “compromiso” con la organización sea total para quienes están en los niveles más interiores de la cebolla.

Los artículos 16 a 24 de las Constituciones de 1950 son estos:


“16. § 1. En el Instituto, los miembros tomados en el sentido estricto, a saber, todos los miembros Numerarios, clérigos y laicos, se consagran a la adquisición de la perfección evangélica, y se ocupan con todas sus fuerzas en las obras de apostolado peculiares del Instituto; igualmente llevan en el Instituto una vida de familia, de lo cual no pueden ser dispensados a no ser de acuerdo con lo prescrito en estas Constituciones. § 2. La categoría de los clérigos está compuesta de socios Numerarios del Opus Dei y de Oblatos y Supernumerarios de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, la de los laicos, de socios Numerarios, Oblatos y Supernumerarios. § 3. Entre los Numerarios algunos se llaman Inscritos, y se destinan a los cargos de dirección del Instituto. A su vez, de estos miembros, aquellos que disfrutan de voz activa en la elección del Presidente General del Instituto, se llaman Electores. § 4. Sin que se adhieran al Instituto con vínculo jurídico pueden ser agregados a éste asociados cooperadores, acerca de los cuales [se trata] en el número 29.


17. No hay un tiempo definido de admisión al grado de Inscrito o de Elector, esto es, nadie ha de ser promovido a tal grado a no ser que satisfaga plenamente los Superiores del Instituto. No cabe, sin embargo,regresión desde una categoría la otra, como no sea a título de castigo, impuesto por el Presidente con voto deliberativo de su propio Consejo.


18. El apostolado específico de los socios Numerarios consiste en: 1. La santificación del propio trabajo profesional; 2. Ofrecer a los demás ejemplo de vida cristiana en el propio servicio social; 3. Esforzarse en la formación espiritual, religiosa y profesional de los jóvenes, y en especial de los alumnos de los Estudios de las Universidades; 4. Ejercer los cargos públicos con ejemplar fidelidad, en caso de que les sean confiados por el Estado; 5. Propagar la doctrina de la fe católica de palabra, por escrito y por todos los medios apropiados para ello; 6. Divulgar las obras de los católicos de las diversas naciones; 7. Pretender especialmente aquellos lugares en que la Iglesia de Dios perseguida por sus enemigos necesite del esfuerzo y leal auxilio de los socios


19. Los socios Inscritos son nombrados directamente por el Padre con voto deliberativo del Consejo general y oídos el Consiliario y el Defensor de la región. La designación se realiza con la ceremonia descrita en el Ceremonial, la cual celebra el Consiliario o un sacerdote delegado por él.


20. Cuando los socios Inscritos tienen capacidad para ser destinados a cargos principales de la dirección del Instituto, antes de que se lleve a cabo la designación de cada uno de los Inscritos para el grado, el Inscrito designado, a fin de que el Instituto pueda conservarse en su buena situación y recibir aumento, tocando los Santos Evangelios e invocando el nombre de Cristo, con juramento que refuerza la obligación de conciencia según la gravedad del mismo bajo vínculo de temor religioso, debe prometer lo que sigue: 1. Mantener firmemente la práctica de la corrección fraterna como uno de los puntales del Opus Dei, y en la medida de sus fuerzas procurar que se conserve íntegra y viva; ejercitarla siempre fielmente según nuestro espíritu, cuando deba considerarse necesario o sumamente conveniente, ya para el alma de los miembros, ya para el bien del Instituto; 2. No intrigar ni por alcanzar ni por conservar los cargos del Instituto, sean de formación, sean de dirección; 3. Conservar fielmente en mí mismo el espíritu de la prístina pobreza, y en modo alguno permitir ni de ningún modo cooperar a que se desvirtúe la práctica de esta nuestra rígida pobreza, sino por el contrario esforzarme con todo empeño en que ella se conserve, según fue profesada por los nuestros desde los orígenes del Instituto íntegra e intacta sin ninguna apariencia cualquiera de peculio personal.


21. Realizada ya la designación con el rito del Ceremonial, el nuevo Inscrito queda a disposición del Presidente General, en cuanto a su primera o sus ulteriores adscripciones a las diversas regiones del Instituto.


22. Los socios Electores son nombrados, de acuerdo con el consenso del Consejo, por el Padre o Presidente General. Ordinariamente los socios reciben su designación por epístola autógrafa del Padre, que les es transmitida por el Consiliario de su región. En un plazo de tres meses como máximo, el nuevo Elector, dando previo aviso al Consiliario y proporcionándole éste los medios oportunos, acudirá personalmente a visitar al Padre, para recibir su bendición y para realizar ejercicios espirituales en el lugar por él designado.


23. Nade ha de ser promovido al cargo de Elector si no es con las siguientes condiciones: 1. Que sea socio Inscrito; 2. Que tenga al menos treinta años; 3. Que esté incorporado por Fidelidad al Opus Dei al menos desde nueve años atrás; 4. Que sea hombre probado en sus determinaciones, prudente, destacado por una sólida piedad; 5. Que se distinga por su cultura religiosa y profesional; 6.π Que conozca la historia, espíritu, costumbres y tradiciones del Instituto; 7. Que haya prestado al Instituto servicios extraordinarios; 8. Que hayan precedido informaciones, secretas y confirmadas con juramento de verdad y sinceridad, del Consiliario regional, de los Electores de la región y del Director local


24. Los Electores deben ser al menos en número bastante para que pueda proveerse, no sólo de un modo suficiente sino con facilidad, a los cargos que para ellos están reservados”.


Me parece que no hay nada que comentar, salvo dos cosas: El papel fundamental que juega en el Opus Dei la “corrección fraterna” y lo dicho en el punto 23.8.


Quizá a quienes no conozcan el Opus Dei desde dentro la corrección fraterna les parecerá algo bueno, evangélico. Y en verdad que lo es. La cuestión es que no conocen cómo se practica en el Opus Dei.


Se practica “casi igual” a como recomendó nuestro Señor Jesucristo. La pequeña diferencia es que “antes de corregir en privado al hermano”, en el Opus Dei está obligado hacerle partícipe de aquello al director. Esto es, practicar la delación y hacer llegar a quien tiene el gobierno “externo” del Opus Dei algo del interior de un miembro del Opus Dei. Es decir, justo todo lo contrario a lo que nos dijo el Señor: “ve y corrígele A SOLAS”.


La dirección espiritual, “la charla”, y la corrección fraterna son los dos pilares de control de la secta Opus Dei, invadiendo el interior de las personas.


Antonio Esquivias cuanta en su libro “El cielo en una jaula” algo espeluznante a lo que se dedicó durante años en Diego de León 14, Madrid, sede de la comisión regional del Opus Dei en España: El control y la gestión de todos los informes de conciencia de todos los numerarios españoles.


Quizá haya quien piense que todo esto es ficción. Le voy a reproducir cinco enlaces de OpusLibros en los que se han “pillado” unos pocos informes de conciencia similares a los que habla Antonio Esquivias en su libro y que alguien ha filtrado. Evidentemente, los nombres se han omitido.


Alguien podría decir que no son verdaderos, que se han inventado.


Cualquiera que hayamos llevado “charlas fraternas” de otros miembros del Opus Dei, los hemos tenido que elaborar alguna vez, al llevarse a cabo alguna incorporación jurídica o por otros motivos, y podemos dar fe de que lo que sigue a continuación es lo que se viene haciendo en el Opus Dei desde siempre, esto es, manosear las conciencias ajenas y utilizar desde el fuero externo conocimientos del fuero interno obtenidos a través de la “charla”, de la dirección espiritual obligatoria con director designado por los directores.


Los enlaces de los que acabo de hablar son los que siguen:

http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=18860


http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=18873


http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=18893


http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=18919


http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=18937


Me parece que lo que dice Ocáriz sobre la confianza y otras tonterías similares, se cae solo al leer esto, que le revuelve las tripas a cualquiera. Si esto es “gobernar con confianza” y si esto es “vida de familia” en el Opus Dei, que venga Dios y lo vea. Parece mentira que en pleno siglo XXI en la Iglesia haya estas cosas.

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