Si señores, es posible que el PP y todos los que hemos recobrado la fe en él, desde que llegó a la presidencia el señor Pablo Casado, deba superar algún tiempo de espera debido a que, las municipales, están programadas para el mes de mayo del año próximo y este lapso es evidentemente corto para que el PP y su nueva directiva pueda rehacerse de la mala fama que las izquierdas han estado vertiendo sobre él, desde que el señor Pablo Iglesias y su grupo de bolivarianos, irrumpieron en la política española, últimamente reforzados por la llegada de Pedro Sánchez como líder del PSOE, una persona resabiada y cargado de cuentas pendientes con el señor Mariano Rajoy que, al no poder desfogarse contra el último presidente del PP por causas obvias, seguramente va a emplear todas sus energías en intentar hacerlo con el señor Casado; claro que lo va a tener más difícil dada la distinta personalidad política y la nueva forma de actuar, más enérgica y menos dada a soportar, sin replicar contundentemente, los ataques que le puedan llegar desde la oposición y, sobre todo, sin la servidumbre que suponían los arremetidas que debían soportar a causa de los numerosos casos de corrupción que venían lastrando al anterior gobierno del PP. Este argumento ya se acabó y ahora serán ellos, los del PSOE, quienes deberán responder de los casos que tiene pendientes de resolver ante los tribunales españoles.
Es posible que, incluso, sea conveniente que el PP pase por el Purgatorio de estar ubicado en la oposición aunque, evidentemente, este camino va a tenerlo que cruzar solo, quizá con apoyos esporádicos de Ciudadanos, un partido que por tener rivalidades evidentes en cuestiones electorales, es posible que, en ocasiones, le haga el vacío si con ello piensa que va a conseguir réditos electorales. No es que no deseáramos que, cuanto antes, el PP pudiera conseguir la mayoría de los votos que se perdieron en favor de Ciudadanos o de otras formaciones, incluso la antigua CDC en el caso de los catalanes, en los que posiblemente haya influido de forma determinante este nacionalismo que tanto ha influido no sólo en las izquierdas sino también en las propias derechas de la comunidad catalana.
En realidad este gobierno socialista, a diferencia de lo que parece que estaba esperando el pueblo español, parece decidido a hacerles más concesiones a las autonomías, cuando se habla de cederles una parte mayor del IVA por parte de la señora ministra de Hacienda, señora Montero. Choca, por otra parte, la bisoñez del señor P.Sánchez que, empeñado en su postureo por Europa para hacerse fotos con la mayoría de mandatarios, posiblemente en un intento de emular la exitosa campaña del señor Rajoy cuando consiguió evitar la intervención del BCE, la Comisión europea y el FMI ( la TROIKA) con sus lúgubres hombres de negro, que fueron los inquisidores que impusieron a los griegos las condiciones draconianas que tuvieron que afrontar, el señor Psipras y su gobierno, para evitar la quiebra de Grecia.
Es evidente que ambos mandatarios van necesitados de apoyo, la una para salir del enredo en el que se colocó ella misma cuando abrió los brazos a la acogida de cuantos inmigrantes quisieran entrar en Alemania. Ha tenido que pagar caro aquella falta de sentido común cuando, una parte importante de sus votantes, más realista y conscientes de las dificultades que semejante política iban a causar a los alemanes y a sus relaciones internas decidieron retirarle el voto en las pasada elecciones. Ahora se las ve y se las desea para conseguir que sus socios en el gobierno, la SPD del señor Shultz, no les retire su apoyo, precisamente a consecuencia del tema de la inmigración. Sánchez se ve obligado a quemar etapas a contrarreloj para demostrar, en el tiempo que le queda hasta las legislativas, que es capaz de dirigir España con solvencia, algo que, hasta ahora, nunca ha conseguido a través de las sucesivas elecciones que se han ido celebrando donde, en cada ocasión, los resultados le has sido más desfavorables. Ahora gobierna gracias a una moción de censura y con el apoyo de la más diversa colección de partidos entre se encuentran los nacionalistas y los comunistas de Podemos que, en cualquier momento, cuando les interese, le van a dar la llamada “patada de Charlot” cuando vean que, para sus intereses electorales, les sea conveniente hacerlo.
Su estrategia resulta nítidamente clara. Por una parte ha encargado a sus ministras, a cual más dogmática y sectaria, que se dediquen a desacreditar al PP precisamente en aquellos temas, la economía y las relaciones con Europa, en las que estuvo particularmente brillante. La señora Calvo, la Montero y la de Trabajo, Magdalena Valerio, se han lanzado a la una a la yugular del PP y, con especial fiereza y dedicación, en contra del nuevo líder salido de las primarias de dicha formación política, Pablo Casado, al que pretenden crucificarle aún antes de que haya enfocado su artillería contra la oposición. Lo tienen complicado porque, a estas alturas de la legislatura, las únicas buenas noticias que, por supuesto, no se deben a las acciones del PSOE, hasta ahora poco afortunadas, sino a la inercia del anterior gobierno que han venido a confirmar la excelencia de los cambios laborales que se llevaron a efecto, la disminución de la influencia de los sindicatos en la negociación colectiva y la reacción de las empresas españolas, que dieron lugar a una recuperación económica, un aumento del empleo y una disminución evidente y espectacular del paro que, para cualquiera que tenga interés en comprobarlo, se puede cifrar en unos 500.000 puestos de trabajo recuperados durante cada uno de los dos últimos años.
Suena a broma escuchar a la ministra de Trabajo quejarse de la precariedad en el empleo y de la derechización de la política del PP ¿ Es que, acaso, esperaba que un partido de centro derecha, como es y ha sido siempre el PP, pretendiera aplicar la política del señor Pablo Iglesias de Podemos o la que aplicó su partido, el PSOE, cuando gobernaba y fue incapaz de sacar a España de la grave situación en la que la dejó, a punto de ser rescatada por la UE por la absurda idea del señor Rodríguez Zapatero de ocultar que, en España, también existía crisis inmobiliaria cuando, a finales del 2011 tuvo que convocar elecciones deprisa y corriendo para intentar soslayar el marrón que se les venía encima, cuando la nación española estuvo a punto de caer en bancarrota.
Y a propósito de esta absurda, descastada, maligna y evidentemente debidamente orquestada por la oposición de las izquierdas y de los separatistas catalanes, campaña de desprestigio encaminada a socavar la imagen del señor Casado; conviene que dejemos claro que, los que hemos creído en él, los que estábamos en contra de la política de cesiones, tolerancia y apaciguamiento en el trato con los soberanistas catalanes, los que seguimos dudando de lo que pueda estar maquinando la señora Sáez de Santamaría desde el rincón de los que se han encerrado en el rencor y la venganza y, en fin, los que queremos un PP al estilo del que fundó el señor Fraga y que luego se elevó a su mayor prestigio en tiempos del señor Aznar; no vamos a consentir que la jueza que lleva este caso, artificialmente mantenido, para intentar quebrar la confianza que, una parte muy importante del partido, tiene en su nuevo líder; algo cogido con pinzas, al no tratarse propiamente de un master, un cursillo para preparar un trabajo que era preciso para poder aspirar, en su caso, a poder cursar un doctorado que luego no se llevó a cabo y, algo que, evidentemente, no debiera de haber sido aceptado por el juzgado 51, si no fuera porque estamos convencidos de que, en todo ello, está la mano oculta de todos aquellos que piensan que el mero hecho de que no se hayan cumplido las expectativas de que saliera una marianista para seguir la doctrina errante del PP de los tiempos en los que, precisamente, se olvidaron todos los principios que siempre habían sido el santo y seña de la derecha española.
Es conveniente que dejemos claro que, en esta ocasión, vengan de donde vengan las críticas que se quieran verter sobre la figura del señor Pablo Casado, no van a servir para que prescindamos de una persona tan valiosa para dirigir al partido. Estamos convencido de que todo este tinglado se va a quedar en agua de borrajas, pero lo que es evidente es que España no puede perder más tiempo en empezar a luchar para su salvación que, evidentemente y a la vista está, no depende de que se le den más facultades al PSOE o que vaya cediendo ante los separatistas para seguir manteniéndose en el candelero, o que siga en su escora hacia la extrema izquierda, para situarse en el mismo terreno del señor Pablo Iglesias; no, no señores, ya no queda más tiempo que perder y la lucha contra los que quieren separar Cataluña de España o los que intentan derrocar el actual régimen que nos hemos dado los españoles, se ha de mostrar cómo debe ser, uniéndonos todos los españoles de esa nación que creemos en ella y en su unidad, para demostrar a esta minorías despendoladas y gritonas que la verdadera fuerza de España está en el dictamen de las urnas y no en las masas de personas que se puedan reunir en las calles, siempre más aparatosas pero nunca tan numerosas como los votos de toda una nación.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos el presentimiento de que, para esta mayoría silenciosa que siempre agrupa a las personas de bien, sensatas y amigas del orden y del cumplimiento de las leyes, ha llegado el momento de recobrar la fe en un nuevo partido de derechas que sea capaz de enfrentarse con fuerza y sin decaer ante todos estos conspiradores de la izquierda y los separatistas para que, finalmente, la razón sea la que gane esta batalla de tanta importancia para el futuro de los españoles.
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