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“Discutir con tontos supone tener que bajar al nivel de los tontos y ahí son imbatibles” Arturo Pérez Reverte

¿Hasta cuándo permitiremos las insolencias separatistas al Jefe del Estado?

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¿Existe aún alguien en España que se atreva a afirmar que la aplicación del 155, en la comunidad de Cataluña, haya tenido algún efecto corrector, ejemplarizante, apaciguador, reformista o rectificador en lo que ha venido siendo el objetivo del separatismo extremista durante los últimos años, que nos haya hecho concebir la esperanza de que haya existido un antes y un después en cuanto a la actitud del mundo separatista catalán respecto a la Constitución española, al cumplimiento de las leyes o a lo que parece que se ha convertido en su idea irrenunciable. consistente en persistir en convertirse en una nación independiente de España? Evidentemente no. Es más, podríamos decir que los nuevos inquilinos de la Generalitat y del Parlamento catalán no son más que unos clones, corregidos y aumentados, en cuanto a su radicalismo, falta de sentido común y fariseísmo separatista, de aquellos que o siguen en las cárceles, o se marcharon de España para no enfrentarse a las consecuencias de sus delitos o bien, han permanecido agazapados, sin manifestarse públicamente, con el objetivo de continuar la lucha independentista desde el anonimato.


Es obvio que, los efectos de la moción de censura que han permitido al señor P.Sánchez auparse a la presidencia del gobierno de España, no han contribuido a que la cuestión catalana, la grave amenaza que sigue pendiendo, como espada de Damocles, sobre las cabezas de todos los españoles, la de la rebelión de parte de los catalanes en contra del Estado español, siga siendo cada vez más explícita, más cargada de odio y menos contenida debido a que, la aplicación edulcorada del artº 155 de la Constitución, en lugar de servirles de escarmiento, al haber permitido que los mismos o sus cómplices siguieran en las instituciones, manipulándolas y utilizándolas, en complicidad con los recluidos en las cárceles y con los huidos de la Justicia fuera de España; de modo que se podría decir tranquilamente que siguen utilizando todos los medios de que disponían con anterioridad a la puesta en funcionamiento del 155 ( radios, TV, periódicos, etc.) sólo que, más reforzados, más incisivos, menos temerosos y más seguros de que, en esta España en la que nos ha tocado vivir, cada día existen menos políticos, menos partidos, y menos autoridades capaces de hacerles frente para que nuestra nación recobre el Estado de derecho tan maltrecho por el incumplimiento de las leyes, las sentencias de los tribunales y la insolencia con la que, quienes se vienen enfrentando a cara de perro con la Constitución y el ordenamiento jurídico español se comportan ante quienes, con poca fe y menos contundencia, pretenden oponerse a sus desmanes, siempre dominados por un miedo a pasarse, como le ocurrió a don Mariano Rajoy, un hombre mal aconsejado por aquellos que formaban su gobierno; alguno de los cuales sigue pretendiendo mantener la misma política presentándose, sin vergüenza alguna, como candidato a la presidencia del derrotado Partido Popular.


No sabemos hasta dónde, este novato en la presidencia del Gobierno, el señor P.Sánchez, va a ser capaz de incumplir su compromiso con la España constitucional, de mantener a quienes pretenden romper España

(hablamos de vascos y catalanes) fuera de la ley y a obligarles a dejar de intentar, a través de trucos, martingalas, convocatorias extemporáneas de protestas contra las autoridades españolas y sus leyes o utilizando palabras ofensivas, insultos, descalificaciones o amenazas contra los símbolos de nuestra España, incluso , como está sucediendo ahora, contra nuestro Jefe de Estado, el Rey Felipe VI; y esto lo dice un republicano de derechas que no es partidario de la monarquía, pero todavía lo es menos de esta amenaza que, entre los comunistas de Podemos, IU y los separatistas catalanes, se cierne sobre nuestra patria y que, de no acabar con ella de forma expeditiva y sin miedo a las consecuencias, teniendo en cuenta, como ya reconoció la señor Ponsetti, que la mayoría de los chantajes e intentos de coacción que utilizan para intentar asustar al Gobierno o a quienes lo apoyan, no son más que palabrería, vacua de contenido, aquello que en el poquer se conoce como que “ir de bluff”, no comportan intención alguna de una confrontación con el Estado sabedores, todos ellos, de que no tendrían ninguna posibilidad de salir vencedores.


Nos encontramos en unos momentos en los que, con motivo de una entrega de premios que estaba programada en Gerona, el premio Princesa de Asturias, se está produciendo una situación de grave incomodidad debido a que, en esta localidad catalana fue declarado al rey “persona no grata”, algo que, como ya hemos indicado anteriormente, se hizo con plena impunidad sin que este grave insulto a la corona fuera considerado punible por cierto tribunal catalán, tampoco parece que hayan considerado delito el hecho de la quema de retratos del Rey y de otros personajes de la monarquía, considerándolo como una facultad derivada de la libertad de expresión algo que, de continuar por este camino, es evidente que va a dejar inservibles los preceptos del CP relativos a los delitos de calumnias e injurias que van a decaer ante esta amplísima interpretación que las izquierdas pretenden hacer a la facultad constitucional de libertad de expresión y manifestación.


Se pretende que el Rey vaya a la entrega de premios, exponiéndolo a que (como parece evidente que va a suceder ante la convocatoria de los principales líderes nacionalistas, de que acudan las masas a hacer algaradas al lugar que los hermanos Roca, los premiados cocineros establecidos en Gerona, con una valentía que alabamos, se han prestado a ceder para tal acto un amplio local de su propiedad, ante la negativa del Ayuntamiento gerundense a facilitar un espacio apropiado para tal celebración.) se produzcan una serie de actos humillantes, desconsiderados y contrarios a la monarquía y de exaltación del separatismo que lleguen a poner al Jefe del Estado en una situación muy desagradable, tanto para él como para todos los españoles a los que representa, que deberemos igualmente sentirnos ofendidos por la parte que nos corresponde como españoles y constitucionalistas.


El señor Sánchez que, por cierto, no deja de rectificar desde que fue elevado a la presidencia del gobierno gracias a la complicidad de nacionalistas, independentistas, traidores y desleales, no gracias a los votos de los ciudadanos a cuyos votos no se ha atrevido a acudir, sabedor de que sus posibilidades de ganar eran escasas, si tenía en cuenta los antecedentes de las anteriores consultas donde fue derrotado en cada ocasión y, para más INRI, cada vez con peor número de escaños, en la última sólo consiguió 84 frente a los 137 del PP. Y es que este señor, que no ha dudado en sacrificar a España y los españoles para conseguir el ansiado poder al que aspira desde aquello de “no es no, como quiere que se lo diga” ( ahora pide que el PP le muestre lealtad); en apenas unos pocos días de ocupar la Moncloa ya se ha desdicho de su promesa de convocar elecciones si ganaba la moción y de poner en marcha la nueva financiación autonómica, cuando durante los últimos meses no paraba de incordiar el gobierno del PP a que pusiera en marcha un nuevo sistema para financiar las autonomías.


La excusa que ha puesto para retrasar la nueva ley de financiación autonómica nos parece de una puerilidad e ingenuidad sorprendentes: resulta que en los casi dos años que le quedan de mandato (el mismo dijo que iba a agotar la legislatura) este señor no tiene tiempo para promulgar una nueva ley que satisfaga a las comunidades autónomas y que, por cierto, están demandando insistentemente. La contradicción es evidente, si les pedía a los populares rapidez para sacar la ley, se suponía que ellos, los socialistas, estaban en condiciones de presentar una alternativa que, en poco tiempo, solucionase tan complejo problema. Estas cosas confirman que este nuevo gobierno sólo lo será de gestos porque están convencidos de que, si llevan sus propuestas al Parlamento van a tener grandes dificultades en conseguir sacarlas adelante. No tienen en cuenta que esta nueva situación no va a servir para nada más que para ir retrasando la solución de los problemas que afectan a todos los españoles, como es el caso de la deuda pública, el déficit público y cómo se las van a arreglar para cumplir con los objetivos que se nos han marcado desde Bruselas si ellos lo que están anunciando es un encarecimiento del gasto público y un aumento de los impuestos, aunque en España somos una de las naciones en la que más impuestos y más elevados, en comparación con los salarios medios de los españoles, venimos pagando.


Yo si estuviera en el puesto del señor Sánchez ( Dios me libre), me sentiría sumamente preocupado si tuviera que exponer al Rey a la furia de los separatistas; lo mismo que el situarlo en el compromiso de tener que hablar con el señor Torra, un sujeto que ha enviado una carta a la Zarzuela en la que se vierten frases completamente coactivas y amenazadoras contra la corona, exigiendo que SM rectifique lo que dijo en el magnífico discurso en el que les puso las peras a cuartos a aquellos que pretendían enfrentarse al Estado español. Claro que algo les debió ofrece Sánchez a los separatistas catalanes que nadie sabe pero que les habrá dado ánimos para volver a calentar el ambiente, de modo que ahora que ya no tienen a Rajoy para atribuirle todas la culpas de lo que sucedía en Cataluña, parece que van a intentar enfocar sus reclamaciones contra el Rey que, como de todos es sabido, ni tiene facultades para negociar algo que le compete por completo al Gobierno, sí las tiene en caso de situaciones extraordinarias de grave riesgo para la seguridad del Estado, para tomar el mando del Ejército. Pero no lo va a hacer.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos con grave preocupación como el soberanismo catalán ( y el vasco que se empieza a mover siguiendo los pasos del separatismo catalán) intenta de nuevo forzar la situación, en este caso contra la monarquía, posiblemente de acuerdo con los señores de Podemos, para intentar socavar el buen nombre y el aprecio que muchos españoles tiene por este Rey, para debilitar el sistema monárquico con la idea de provocar una modificación de la Constitución que les permitiera, aparte de cambiar partes importantes partes de la misma que permitieran una España de tipo federal o, incluso, un sistema que facultase a algunas de las autonomías para obtener un autogobierno, lejos del control del gobierno central del Estado. El peligro no es que los separatistas, una minoría que no debiera preocuparnos, pidan la intemerata, sino que partidos constitucionalistas, como lo ha sido, aparentemente, el PSOE, al menos hasta ahora, llegaran a participar de la idea de que, como dijo P.Sanchez respecto a que España es “una nación de naciones” o un “estado plurinacional” algo que nadie entendió y que encierra en sí algo parecido a lo que debió ser en la Edad Media aquello a lo que se lo denominó “reinos de taifas” cuando se produjo la desintegración del califato de Córdoba a principios del siglo XI de nuestra era. Sin duda que, a tenor de cómo ha empezado esta era socialista en manos del señor P.Sánchez, nos va a proporcionar más de una sorpresa y, si Dios no lo remedia, también más de un susto.

¿Hasta cuándo permitiremos las insolencias separatistas al Jefe del Estado?

“Discutir con tontos supone tener que bajar al nivel de los tontos y ahí son imbatibles” Arturo Pérez Reverte
Miguel Massanet
viernes, 22 de junio de 2018, 06:41 h (CET)

¿Existe aún alguien en España que se atreva a afirmar que la aplicación del 155, en la comunidad de Cataluña, haya tenido algún efecto corrector, ejemplarizante, apaciguador, reformista o rectificador en lo que ha venido siendo el objetivo del separatismo extremista durante los últimos años, que nos haya hecho concebir la esperanza de que haya existido un antes y un después en cuanto a la actitud del mundo separatista catalán respecto a la Constitución española, al cumplimiento de las leyes o a lo que parece que se ha convertido en su idea irrenunciable. consistente en persistir en convertirse en una nación independiente de España? Evidentemente no. Es más, podríamos decir que los nuevos inquilinos de la Generalitat y del Parlamento catalán no son más que unos clones, corregidos y aumentados, en cuanto a su radicalismo, falta de sentido común y fariseísmo separatista, de aquellos que o siguen en las cárceles, o se marcharon de España para no enfrentarse a las consecuencias de sus delitos o bien, han permanecido agazapados, sin manifestarse públicamente, con el objetivo de continuar la lucha independentista desde el anonimato.


Es obvio que, los efectos de la moción de censura que han permitido al señor P.Sánchez auparse a la presidencia del gobierno de España, no han contribuido a que la cuestión catalana, la grave amenaza que sigue pendiendo, como espada de Damocles, sobre las cabezas de todos los españoles, la de la rebelión de parte de los catalanes en contra del Estado español, siga siendo cada vez más explícita, más cargada de odio y menos contenida debido a que, la aplicación edulcorada del artº 155 de la Constitución, en lugar de servirles de escarmiento, al haber permitido que los mismos o sus cómplices siguieran en las instituciones, manipulándolas y utilizándolas, en complicidad con los recluidos en las cárceles y con los huidos de la Justicia fuera de España; de modo que se podría decir tranquilamente que siguen utilizando todos los medios de que disponían con anterioridad a la puesta en funcionamiento del 155 ( radios, TV, periódicos, etc.) sólo que, más reforzados, más incisivos, menos temerosos y más seguros de que, en esta España en la que nos ha tocado vivir, cada día existen menos políticos, menos partidos, y menos autoridades capaces de hacerles frente para que nuestra nación recobre el Estado de derecho tan maltrecho por el incumplimiento de las leyes, las sentencias de los tribunales y la insolencia con la que, quienes se vienen enfrentando a cara de perro con la Constitución y el ordenamiento jurídico español se comportan ante quienes, con poca fe y menos contundencia, pretenden oponerse a sus desmanes, siempre dominados por un miedo a pasarse, como le ocurrió a don Mariano Rajoy, un hombre mal aconsejado por aquellos que formaban su gobierno; alguno de los cuales sigue pretendiendo mantener la misma política presentándose, sin vergüenza alguna, como candidato a la presidencia del derrotado Partido Popular.


No sabemos hasta dónde, este novato en la presidencia del Gobierno, el señor P.Sánchez, va a ser capaz de incumplir su compromiso con la España constitucional, de mantener a quienes pretenden romper España

(hablamos de vascos y catalanes) fuera de la ley y a obligarles a dejar de intentar, a través de trucos, martingalas, convocatorias extemporáneas de protestas contra las autoridades españolas y sus leyes o utilizando palabras ofensivas, insultos, descalificaciones o amenazas contra los símbolos de nuestra España, incluso , como está sucediendo ahora, contra nuestro Jefe de Estado, el Rey Felipe VI; y esto lo dice un republicano de derechas que no es partidario de la monarquía, pero todavía lo es menos de esta amenaza que, entre los comunistas de Podemos, IU y los separatistas catalanes, se cierne sobre nuestra patria y que, de no acabar con ella de forma expeditiva y sin miedo a las consecuencias, teniendo en cuenta, como ya reconoció la señor Ponsetti, que la mayoría de los chantajes e intentos de coacción que utilizan para intentar asustar al Gobierno o a quienes lo apoyan, no son más que palabrería, vacua de contenido, aquello que en el poquer se conoce como que “ir de bluff”, no comportan intención alguna de una confrontación con el Estado sabedores, todos ellos, de que no tendrían ninguna posibilidad de salir vencedores.


Nos encontramos en unos momentos en los que, con motivo de una entrega de premios que estaba programada en Gerona, el premio Princesa de Asturias, se está produciendo una situación de grave incomodidad debido a que, en esta localidad catalana fue declarado al rey “persona no grata”, algo que, como ya hemos indicado anteriormente, se hizo con plena impunidad sin que este grave insulto a la corona fuera considerado punible por cierto tribunal catalán, tampoco parece que hayan considerado delito el hecho de la quema de retratos del Rey y de otros personajes de la monarquía, considerándolo como una facultad derivada de la libertad de expresión algo que, de continuar por este camino, es evidente que va a dejar inservibles los preceptos del CP relativos a los delitos de calumnias e injurias que van a decaer ante esta amplísima interpretación que las izquierdas pretenden hacer a la facultad constitucional de libertad de expresión y manifestación.


Se pretende que el Rey vaya a la entrega de premios, exponiéndolo a que (como parece evidente que va a suceder ante la convocatoria de los principales líderes nacionalistas, de que acudan las masas a hacer algaradas al lugar que los hermanos Roca, los premiados cocineros establecidos en Gerona, con una valentía que alabamos, se han prestado a ceder para tal acto un amplio local de su propiedad, ante la negativa del Ayuntamiento gerundense a facilitar un espacio apropiado para tal celebración.) se produzcan una serie de actos humillantes, desconsiderados y contrarios a la monarquía y de exaltación del separatismo que lleguen a poner al Jefe del Estado en una situación muy desagradable, tanto para él como para todos los españoles a los que representa, que deberemos igualmente sentirnos ofendidos por la parte que nos corresponde como españoles y constitucionalistas.


El señor Sánchez que, por cierto, no deja de rectificar desde que fue elevado a la presidencia del gobierno gracias a la complicidad de nacionalistas, independentistas, traidores y desleales, no gracias a los votos de los ciudadanos a cuyos votos no se ha atrevido a acudir, sabedor de que sus posibilidades de ganar eran escasas, si tenía en cuenta los antecedentes de las anteriores consultas donde fue derrotado en cada ocasión y, para más INRI, cada vez con peor número de escaños, en la última sólo consiguió 84 frente a los 137 del PP. Y es que este señor, que no ha dudado en sacrificar a España y los españoles para conseguir el ansiado poder al que aspira desde aquello de “no es no, como quiere que se lo diga” ( ahora pide que el PP le muestre lealtad); en apenas unos pocos días de ocupar la Moncloa ya se ha desdicho de su promesa de convocar elecciones si ganaba la moción y de poner en marcha la nueva financiación autonómica, cuando durante los últimos meses no paraba de incordiar el gobierno del PP a que pusiera en marcha un nuevo sistema para financiar las autonomías.


La excusa que ha puesto para retrasar la nueva ley de financiación autonómica nos parece de una puerilidad e ingenuidad sorprendentes: resulta que en los casi dos años que le quedan de mandato (el mismo dijo que iba a agotar la legislatura) este señor no tiene tiempo para promulgar una nueva ley que satisfaga a las comunidades autónomas y que, por cierto, están demandando insistentemente. La contradicción es evidente, si les pedía a los populares rapidez para sacar la ley, se suponía que ellos, los socialistas, estaban en condiciones de presentar una alternativa que, en poco tiempo, solucionase tan complejo problema. Estas cosas confirman que este nuevo gobierno sólo lo será de gestos porque están convencidos de que, si llevan sus propuestas al Parlamento van a tener grandes dificultades en conseguir sacarlas adelante. No tienen en cuenta que esta nueva situación no va a servir para nada más que para ir retrasando la solución de los problemas que afectan a todos los españoles, como es el caso de la deuda pública, el déficit público y cómo se las van a arreglar para cumplir con los objetivos que se nos han marcado desde Bruselas si ellos lo que están anunciando es un encarecimiento del gasto público y un aumento de los impuestos, aunque en España somos una de las naciones en la que más impuestos y más elevados, en comparación con los salarios medios de los españoles, venimos pagando.


Yo si estuviera en el puesto del señor Sánchez ( Dios me libre), me sentiría sumamente preocupado si tuviera que exponer al Rey a la furia de los separatistas; lo mismo que el situarlo en el compromiso de tener que hablar con el señor Torra, un sujeto que ha enviado una carta a la Zarzuela en la que se vierten frases completamente coactivas y amenazadoras contra la corona, exigiendo que SM rectifique lo que dijo en el magnífico discurso en el que les puso las peras a cuartos a aquellos que pretendían enfrentarse al Estado español. Claro que algo les debió ofrece Sánchez a los separatistas catalanes que nadie sabe pero que les habrá dado ánimos para volver a calentar el ambiente, de modo que ahora que ya no tienen a Rajoy para atribuirle todas la culpas de lo que sucedía en Cataluña, parece que van a intentar enfocar sus reclamaciones contra el Rey que, como de todos es sabido, ni tiene facultades para negociar algo que le compete por completo al Gobierno, sí las tiene en caso de situaciones extraordinarias de grave riesgo para la seguridad del Estado, para tomar el mando del Ejército. Pero no lo va a hacer.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos con grave preocupación como el soberanismo catalán ( y el vasco que se empieza a mover siguiendo los pasos del separatismo catalán) intenta de nuevo forzar la situación, en este caso contra la monarquía, posiblemente de acuerdo con los señores de Podemos, para intentar socavar el buen nombre y el aprecio que muchos españoles tiene por este Rey, para debilitar el sistema monárquico con la idea de provocar una modificación de la Constitución que les permitiera, aparte de cambiar partes importantes partes de la misma que permitieran una España de tipo federal o, incluso, un sistema que facultase a algunas de las autonomías para obtener un autogobierno, lejos del control del gobierno central del Estado. El peligro no es que los separatistas, una minoría que no debiera preocuparnos, pidan la intemerata, sino que partidos constitucionalistas, como lo ha sido, aparentemente, el PSOE, al menos hasta ahora, llegaran a participar de la idea de que, como dijo P.Sanchez respecto a que España es “una nación de naciones” o un “estado plurinacional” algo que nadie entendió y que encierra en sí algo parecido a lo que debió ser en la Edad Media aquello a lo que se lo denominó “reinos de taifas” cuando se produjo la desintegración del califato de Córdoba a principios del siglo XI de nuestra era. Sin duda que, a tenor de cómo ha empezado esta era socialista en manos del señor P.Sánchez, nos va a proporcionar más de una sorpresa y, si Dios no lo remedia, también más de un susto.

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Al fin, el sistema educativo (aunque fundamentalmente lo es, o habría de serlo, de enseñanza-aprendizaje) está dentro de una dinámica social y en su transcurrir diario forja futuros ciudadanos con base en unos valores imperantes de los que es complicado sustraerse. Desde el XIX hasta nuestros días dichos valores han estado muy influenciados por la evolución de la ética económico-laboral, a la que Jorge Dioni López se refería afinadamente en un artículo.

Acaba de fallecer Joe Lieberman, con 82 años, senador estadounidense por Connecticut durante cuatro mandatos antes de ser compañero de Al Gore en el año 2000. Desde que se retiró en 2013 retomó su desempeño en la abogacía en American Enterprise Institute y se encontraba estrechamente vinculado al grupo político No Label (https://www.nolabels.org/ ) y que se ha destacado por impulsar políticas independientes y centristas.

Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

 
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