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Unión

Soportarse y soportarnos

La penuria más grande de una sociedad, radica en las tremendas desigualdades entre análogos. Por una parte, tenemos ese mundo privilegiado, que del principio al fin lo conforma a su antojo, sumido tanto en el vacío como en el vicio, en el endiosamiento como en la inhumanidad entre sí. Al otro lado, está ese otro mundo hundido en la pobreza y en la mayor de las desdichas; hasta el punto de que la misma sociedad a la que pertenece, lo contamina y lo excluye.

Reflexiones de un mayor. ¿Por qué tanto vaivén?

El sueño de una Europa unida, fuerte y democrática se está paralizando. Los nacionalismos sin sentido histórico están metastizando Europa, impregnando toda ella de egoísmos medioevos y oscurantismos fanáticos. Los socialismos de la democracia se van difuminando, convirtiéndose en “murgas venecianas” de caretas tapaderas, sin sentido social.

La dura tarea de entendernos

No podemos continuar con esta carga de energía mortecina deambulando por el planeta, como si todo fuese normal, cuando no lo es; sólo hay que ver la desesperación en muchas gentes, las lágrimas vertidas ante multitud de conflictos,  o las mismas situaciones de violencia que nos avasallan sin cesar.

Vías de concordia

Me niego a hundirme en nuestras siempre inoportunas discordias. Tenemos que huir de ellas y activar el deseo de cambio en nuestros interiores, para buscar vías de concordia que nos hagan reencontrarnos y salir del aislamiento. Carece de sentido replegarse sobre uno mismo, avivar rechazos y acumular hostilidades, porque todo es más fácil en comunidad. Nada es más placentero que soñar unidos.

Emprender el ahora como propósito

Somos el presente, lo que conlleva cargar con el ahora que es lo que importa, para poder acercarnos y profundizar en el autoanálisis. Lo prioritario es derribar muros, encauzarnos juntos y de sentirnos familia en un mundo globalizado. No importan las diferencias, son necesarios los pulsos para armonizar cultivos y concertar acordes saludables, que aminoren el sufrimiento. Sabemos que la batalla no es fácil, pero tampoco imposible.

Comunión contemplativa

No hay otro modo de unirse en el mundo sus moradores, que reunirse haciendo familia, compartiendo afanes y desvelos, realizando proyectos conjuntos que nos hagan más humanos, en medio de la incertidumbre o de la ansiedad. Estamos llamados a entendernos, a cultivar los lazos entre sí, y a cooperar observando nuestro propio espíritu natural.

​El canto del gallo nos da una nueva esperanza

Recordando años atrás, siempre se ha celebrado la Navidad. En esos tiempo, no estaba tan marcada la envidia, egoísmo hipocresía, revanchismo. El mensaje que esta nueva Navidad nos trae, es que, ya dejemos atrás las guerras el odio, revanchismos, los conflictos, y que el entendimiento entre por el dialogo, como una alternativa para resolver los conflictos, de lo contrario, no son los gobiernos quienes sufren es el pueblo.

​Nació para darle amor

Cuando la ve, siente la más profunda entrega. Son la pareja perfecta, sus ojos aman su figura de mujer y es que nació para darle amor.

Transitar fusionados

No hay otro modo de continuidad de la especie. O caminamos unidos en verdad, bajo el paraguas de la clemencia necesaria, dándonos aliento unos a otros para no fenecer, haciéndonos más libres y humanos para que cese esa fiebre que todo lo disgrega, bajo la angustia de la desesperanza y el tormento, o nos hundimos definitivamente en nuestras propias miserias humanas.

La valentía para seguir adelante

Reconozco que siempre me ha sorprendido la fuerza que tiene el ser humano para afrontar situaciones excepcionales. El momento actual, precisamente, nos está poniendo a prueba. Cualquier rincón del mundo sufre, cada vez más, los efectos de una naturaleza embravecida, como las inundaciones, las sequias, las erupciones volcánicas, los deslizamientos de tierra, el aumento del nivel del mar, las olas de calor y las tormentas.

Acabar con los despropósitos

Un gran huracán de locura nos arrasa. La enemistad y el descontento que se percibe por todo el orbe es una prueba de que la ciudadanía requiere ser considerada y oída. Son tan fuertes las tensiones entre semejantes que los tormentos surgen en cualquier sitio. Con demasiada frecuencia, olvidamos que el arte de hacer amigos es lo que nos engrandece como seres en acción, con mente y corazón.

Política de máscaras venecianas

Reunión de falsos alfareros, hace días, llenaron todos los medios. Presidentes de reinados comprados con votos serviles, trajeados con ropa pagada por todo el gremio laboral, plantaron cara para la foto de familia unida antes de la herencia. El pueblo murmuraba porque, la verdad, no podía hacer otra cosa; alguien vendría a callarle. Los disfraces suelen ocultar burdas situaciones, físicas, cívicas o morales.

Fortalecerse

No podemos ser esclavos de la época ni del tiempo, necesitamos un periodo de reflexión permanente para fortalecer el alma y el cuerpo, sometidos cada día a un continuo estrés, ante el frenético ritmo de la vida presente. Nunca es tarde para unirse y reunirse, para fomentar los vínculos entre familias y entre sí, para concebirse cercanos unos de otros, y así poder intercambiar vivencias.

También soy marplatense, montevidiano, pereirano y porteño

Cada vez más me siento vinculado y parte de los países latinoamericanos que me han acogido. Detrás de cada gentilicio hay corazones con nombre y apellidos que son eslabones de una red invisible de esas que hacen posible el palpitar en el planeta y que me une a ellos sin dudarlo. Sin dudarlo, me siento bendecido.

Fuerzas divisorias

No podemos continuar con esta fuerte crisis de humanidad que nos separa unos de otros. Las amarguras se debilitan con la conjunción de latidos. Sabemos que la realidad tampoco es fácil para nadie, lo que nos exige otras orientaciones de alma y cuerpo, también distintos andares de vida y luz, así como diferentes cultivos esperanzadores, para ponernos al abrigo de la tormenta del tiempo.

Los sueños del futuro

Hoy más que nunca requerimos de coraje ante este duro acontecer de injusticias sembradas, lo que puede hacer que nuestras ilusiones se apaguen. Desertemos del miedo a fracasar. Engrandezcamos nuestros interiores con aquello que sacude el corazón y nos transforma, haciéndonos vislumbrar el desvelo por vivir en ofrenda continua, que es lo que francamente hace la vida interesante, sobre todo para luchar por otras atmósferas de paz y reconciliación.

¿Estamos ya llegando a la sima?

Me gusta empezar los escritos con algo un poco light para irme adentrando poco a poco en materia e hincar el diente en lo que más me atormente, me apasione o simplemente tenga ganas de escribir sobre ello.  En esta ocasión va a  ser diferente porque utilizando un símil taurino voy a entrar al trapo en pase de pecho y en redondo.

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