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Para mí no es nada nuevo. El vivir en las afueras de la ciudad y el precio desorbitado de los aparcamientos, hace años que me ha convertido en un ferviente usuario de los servicios públicos. Encima, mi ayuntamiento ha creado unas tarifas muy económicas para los “jubiletas”.
Han saltado las alarmas. Los primeros en rebelarse en esta España desnortada de hoy, han sido los mayores (que no ancianos) que se sienten desprotegidos e inermes ante el olvido e incluso indiferencia en esta sociedad de hoy, cada vez más tecnificada y desgraciadamente más deshumanizada.
La Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España -UDP- ha solicitado a la Real Academía de la Lengua que se estudie la posibilidad de incluir el término “edadismo” en la próxima actualización del Diccionario de la lengua española, con el objetivo de concienciar y dar visibilidad a la discriminación por edad que sufren muchas personas. la ONU ha calificado esta discriminación como “una sigilosa pero devastadora desgracia para la sociedad”.
Junté las manos, agaché la cabeza, mordí los labios, cerré los ojos… Era el momento deseado, que siempre quise no llegara… Todos me dieron la enhorabuena, algunos, simplemente, por mero roce, otros por mucha convivencia. Recogí un pequeño cuaderno, único material propiedad personal; en él estaban todos los contactos que fueron, pero que no sé si el tiempo borrará.
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