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Naciones Unidas llama a la protección de la Amazonía en medio de temores de que miles de incendios en todo Brasil destruyan rápidamente la selva tropical más grande del mundo y se allane el camino para una catástrofe climática.
El miércoles, Jair Bolsonaro, el presidente de extrema derecha de Brasil, afirmó, sin pruebas, que los culpables de los incendios en la Amazonia son las organizaciones no gubernamentales.
En Brasil, la indignación pública está aumentando por los incendios forestales masivos que han consumido partes de la Amazonia durante varias semanas. El hashtag #PrayForAmazonia fue tendencia el martes mientras circulaban imágenes de los furiosos incendios en las redes sociales.
Inmediatamente se me vino a la memoria aquel otro Lunes Santo en el que toda Málaga se sintió consternada por el incendio de un famoso almacén del centro de la ciudad. Aquél día-no tendría yo ni una docena de años- pudimos observar como los componentes de la Banda de los Bomberos abandonaron el recorrido oficial para incorporarse a su trabajo.
Durante la pasada tarde del lunes, los trovadores digitales anunciaban que la catedral de Notre-Dame estaba siendo engullida por un piélago de llamas. No pocos nos pegamos al teléfono móvil, como si esta ansiedad redujera el incendio que evaporaba la catedral parisina. Para nuestra desazón, el fuego se incrementaba, y las primeras imágenes mostraban cómo se derrumbaba la aguja.
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