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Los economistas de todo el mundo, los políticos e incluso la gente normal que analiza lo que está ocurriendo en Estados Unidos, desde que Donald Trump asumió como presidente para su segundo mandato, están doblemente divididos. Por un lado, discuten si lo que está haciendo el mandatario es una locura sin fundamento o si, por el contrario, responde a alguna estrategia inteligente o profunda.
El miedo de la población al encarecimiento del coste de la vida está siempre presente como si de la espada de Damocles se tratase. Esto lo avala que un 83% de los europeos considera que esto sucederá en breve por la tensión arancelaria entre Estados Unidos y la Unión Europea, según asegura la OCU tras realizar una encuesta.
Desde la excepcionalidad al aumento de la incertidumbre, la trayectoria de la economía estadounidense ha empeorado desde el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca. Los tiras y aflojas de Trump con los aranceles y los vaivenes geopolíticos han hecho que sus políticas sean impredecibles.
Más tributos al imperio, más gasto militar y puertas abiertas al capital estadounidense. Esta es la triada que constituye los planes de Estados Unidos para nuestro país. Y ante ello, los núcleos principales de la oligarquía española acatan la dictadura mundial de Trump, con el mezquino objetivo antipatriota de sumisión para seguir obteniendo beneficios.
El conflicto comercial que está protagonizando la actualidad económica ya está afectando a las expectativas empresariales en todo el mundo. Nuestro país no es una excepción, ya que las intenciones de exportación de las organizaciones españolas han caído seis puntos porcentuales, según la última edición del estudio International Business Report (IBR).
El anuncio de la imposición de nuevos aranceles por parte de la Administración norteamericana, así como la decisión posterior de retrasarlos, ha arrojado un alto nivel de incertidumbre en la economía global con mayor impacto en algunas áreas de actividad. Un reciente estudio de Crédito y Caución analiza la evolución de los sectores más expuestos a los efectos de la guerra comercial así como la respuesta empresarial para hacer frente a la misma.
En el ajedrez económico global de 2025, una jugada inesperada ha modificado el tablero: la administración Trump, tras endurecer su postura contra China con una agresiva ola de aranceles, ha comenzado a retroceder. Lo que inició como una ofensiva sin cuartel en nombre del proteccionismo industrial y la hegemonía tecnológica, se está transformando en una fase de contención táctica, ante la evidencia de que los daños colaterales superan los beneficios inmediatos.
Las idas y venidas arancelarias de Trump complican aún más la evaluación de las perspectivas económicas de la eurozona. Sin embargo, la tarea del BCE debería ser mucho más fácil que la de la Fed, y la mayoría de los datos macroeconómicos sugieren que se avecinan más recortes.
El final del año 2024 y el comienzo del 2025 han sido bastante particulares: la estable democracia coreana queda perpleja ante el comportamiento del presidente Yoon Suk-yeol, Rumanía se topa nuevamente con su encrucijada, y tanto Alemania como Francia atraviesan unas inéditas crisis políticas.
Mientras el mundo lidia con desafíos cada vez más complejos, desde el cambio climático hasta las tensiones geopolíticas y la fragilidad económica, que Donald Trump esté en el poder en Estados Unidos no solo sacude el tablero político de ese país, sino que amenaza con desencadenar consecuencias graves a escala global.
Para ello, después de una limpieza étnica a fondo, se ha propuesto arrasar el resto de los países que le puedan hacer sombra, cuyos gobernantes deben ponerse en cola para “besarle el culo” (sic) y pedirle por favor que nos deje seguir buscándonos la vida.
Es lamentable el giro que viene dando el mundo, con “ciertas potencias mundiales” por falta de prudencia, y lo mejor y lo peor son las potencias mundiales inmiscuidas en ese laberinto pernicioso, neutralizador para los pueblos, la paz, el desarrollo su futuro , entre otras cosas buenas.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos (EEUU) acaba de amenazar, de manera directa, al presidente Pedro Sánchez durante su viaje a China. Nuestro apoyo y respaldo al presidente del Gobierno de España frente a tales amenazas mafiosas. Estamos de su lado.
Las insolvencias podrían aumentar hasta un 6% en 2025 a nivel global debido a los efectos de la guerra comercial tras el anuncio de los nuevos aranceles por parte de la Administración estadounidense. Se prevé que el aumento de los aranceles repercuta en una mayor inflación y un retraso en la relajación monetaria. Estos factores suponen un riesgo significativo para el comportamiento de los impagos.
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre el renacimiento de los nacionalismos proteccionistas y su correspondiente economía del miedo, tomando como objeto de análisis el caso de los Estados Unidos desde una mirada crítica, filosófico-política.
Las decisiones arancelarias unilaterales de Donald Trump se cumplieron como una profecía, lo mismo que las réplicas esperables de las demás potencias de cara a esta guerra comercial y tecnológica explícita. Argentina es una de los territorios expósitos que quedaron a merced de la propia debilidad del rumbo aperturista elegido, otra de las graves catástrofes que suma un gobierno de nula imbricación con la ética política.
Ya nadie duda que el largo período de paz que hemos disfrutado en el mundo, a pesar de algunas escaramuzas o guerras muy localizadas en los últimos años, como las de Vietnam, Afganistán, Irak, Yemen o Gaza, ha llegado a su fin. La invasión de Ucrania por el zar Putin y la llegada del supermillonario Trump al poder de la nación más poderosa de Occidente, han desorientado a los grandes países y ha provocado un caos comercial en el mundo de consecuencias inimaginables.
Los nuevos mandatarios surgidos de los procesos electorales son débiles por principio, de ahí la propensión de derivar la base de su poder hacia el autoritarismo, pero dado el estado actual en la vía de progreso no es tarea fácil. Promover el desorden para restablecer el orden es una estrategia seguida desde los primeros tiempos para reafirmar el protagonismo de los dirigentes.
El dos de abril. Esa es la fecha que el nuevo colonialista americano ha decidido llamar como el «Día de la liberación». Con ello, el actual presidente americano Donald Trump pretende simbolizar el cambio drástico en la política económica americana. Su estandarte, la implementación de aranceles a la mayoría de los países que pretendan vender sus productos en el interior de las fronteras americanas.
La imposición de aranceles por Trump podría desembocar en una guerra comercial que tendría como efectos colaterales una desbocada inflación, una contracción del consumo interno, un peligroso coqueteo con la recesión de las economías tractoras mundiales para el 2026 y el riesgo evidente de un nuevo 'crash' bursátil.
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