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Victor Hugo decía que: «La música expresa lo que no puede ser dicho, y aquello sobre lo que es imposible permanecer en silencio». El pasado 15 de junio se cumplieron 5 años del estreno en el Teatro Campoamor de Oviedo de Maharajá, con libreto de Maxi Rodríguez, y música de Guillermo Martínez; con Oviedo como telón de fondo.
La ciencia es una herramienta que permite al conjunto de la sociedad investigar a favor del bienestar de las personas desde diferentes aproximaciones. Pero incluso en el ámbito científico, hay colectivos, como el LGTBIQA+, que sufren discriminación y situaciones violentas en su día a día, que llevan a que personas de este grupo tiendan a abandonar sus estudios en mayor proporción que pertenecientes a otros.
Escribió Octavio Paz que la mujer, ni vestida ni desnuda logra ser ella misma, y se comprobó esta semana en Paraguay, país que como credenciales de cultura machista ostenta el deshonroso récord de ser el último país de la región en conceder el sufragio femenino.
Según una encuesta, los hombres, con un 48,8 %, se inclinan más que las mujeres, con un 41,3 %, a elegir los juguetes según los estereotipos de género. El 66,4 % de quienes buscaron juguetes este año fueron ellas. Los millennials son más propensos que los baby boomers a seguir los estereotipos a la hora de comprar regalos.
¡Hay que ver el batiburrillo que están formando estos feminoides con el género y el sexo. La palabra género es más polivalente y se puede referir a múltiples denominaciones, como por ejemplo: en ese almacén existe un gran género de ropa, de comestibles, de vituallas, de materiales de construcción etc. etc. También se puede aplicar al sexo de los animales pero siempre ha de ir precedido de un artículo, cuando no haya distinción entre macho y hembra.
La palabra género es un accidente gramatical con tres valores: masculino, femenino y neutro. Por economía de lenguaje podemos suprimir la palabra género, y decir de un animal (los humanos somos animales, no lo olvidemos) que es macho, hembra, o ni lo uno ni lo otro. Pero jamás deberemos de confundir sexo con género. Por ello, si nos referimos a los seres humanos jamás deberemos de decir género, sino sexo.
Los que ya pintamos canas siempre hemos conocido y, sobre todo aceptado, la realidad “Trans”. Realidad siempre muy respetada, querida, comprendida. La Administración, sin embargo, la encuadró, indebidamente, en el aspecto sanitario, como si fueran unos enfermos, (no ha sido la sociedad la que erró sino los gobiernos y los políticos).
Bien, pues esta panda de analfabetos funcionales quieren poner en práctica, posiblemente inducida y presionada por las distintas organizaciones de LGTBI, una Ley transgénero en cuyo Artículo 5.1 se expresa: “Toda persona tiene derecho al reconocimiento de su identidad de género libremente manifestada, sin la necesidad de prueba psicológica o médica. (Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans).
Emparejados los derechos de género, nos resta encontrarnos y querernos, puesto que la relación varón-mujer es la que nos hace crecer y reencontrarnos como linaje. Por tanto, celebro que se nos inste a repensar sobre el propio ser humano, como persona única, evitando tanto una guerra de intereses mundanos como una uniformidad de identidades.
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