MADRID, 04 (SERVIMEDIA)
Las interacciones entre especies y el cambio climático afectan a la distribución del oso pardo en Europa y Turquía, así como a su dieta, pues ese animal es más vegetariano en España y carnívoro en Escandinavia.
Esa es la conclusión principal de un estudio internacional realizado por 87 investigadores de 75 instituciones pertenecientes a 26 países y liderado por la Universidad de Sevilla, la Universidad La Sapienza de Roma (Italia) y el Instituto de Conservación de la Naturaleza (Polonia). El trabajo aparece publicado en la revista 'Global Change Biology'.
Los autores comprobaron que la distribución de esos animales a escala continental viene explicada en gran medida por la interacción con otras especies. En concreto, los osos ocupan áreas donde se distribuyen las especies que forman parte de su dieta.
La investigación muestra la importancia de las interacciones entre especies en la conservación de los ecosistemas tomando al oso pardo como caso de estudio.
Entender cómo afectan los cambios globales -como el cambio climático o los cambios de los usos del suelo- a las especies es crítico para conservar la biodiversidad y mantener los beneficios que la naturaleza ofrece, como el agua limpia, la fertilidad del suelo o la polinización.
Por efecto del cambio climático, la distribución de algunas especies se está desplazando hacia lugares más elevados o hacia los polos, donde las condiciones climáticas se mantienen dentro de los rangos de tolerancia de la especie.
DIETA VARIADA
Hasta ahora, la mayoría de los estudios se han centrado solo en cómo los cambios directos (alteraciones en la temperatura, la lluvia o en el uso agrícola) afectan a la distribución de las especies. Sin embargo, este trabajo ha puesto el foco de atención en los efectos indirectos analizando las interacciones entre especies.
"Los osos mostraron una dieta muy variada: detectamos 276 especies en su dieta. Los osos que viven en lugares más cálidos, como las subpoblaciones de la Cordillera Cantábrica, Grecia o Turquía, tienen una dieta más vegetariana, mientras que en las zonas más frías, como Escandinavia y Finlandia, son más carnívoros", apunta Pablo M. Lucas, de la Universidad de Sevilla.
Lucas añade: "Esto se traduce en que el rol del oso en el ecosistema es diferente, variando entre herbívoro y depredador apical".
Los investigadores trabajaron con más de tres millones de localizaciones pertenecientes a unos 3.000 osos, con datos de las 14 subpoblaciones europeas y turcas, que presentan ambientes muy diferentes.
"Así, hemos podido estudiar los efectos de las interacciones locales sobre una extensión continental. Observamos que el oso ocupa aquellos lugares donde más energía procedente de las especies de su dieta dispone", aclara Vincenzo Penteriani, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC).
Penteriani precisa: "Por ejemplo, en la Cordillera Cantábrica la presencia de robles y hayas, que son su principal recurso alimenticio en esta subpoblación, hace que sea más probable la presencia de oso; en otras subpoblaciones donde el oso es más carnívoro, la presencia del oso se explica más por la distribución de ungulados silvestres como jabalíes o ciervos".
Otras especies, que tienen características diferentes al oso pardo -como una dieta más especializada, menos capacidad para moverse o que solo pueden vivir en condiciones ambientales muy concretas-, podrían reaccionar de forma distinta al cambio climático y a la transformación del uso del suelo y a los cambios de las especies con las que interacciona.
|