MADRID, 04 (SERVIMEDIA)
El Instituto Cervantes acogió este miércoles en su sede de Madrid un homenaje a la poetisa albaceteña Dionisia García en el marco del cual ésta depositó un legado en la Caja de las Letras de la institución cervantina compuesto por una pluma, una taza de porcelana de Silesia, dos manuscritos, varias de sus obras y un ejemplar de la revista 'Tránsito', que ella cofundó, dedicado a la Generación del 27.
En el acto estuvieron presentes la propia Dionisia García; el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero; la escritora Carme Riera; los filólogos Ana Cárceles y Francisco Javier Díez de Revenga; y Concha Montesinos, hija de la homenajeada.
En su intervención, Dionisia García consideró que el de hoy es un "día especial" en el que agradeció a sus familiares y a quienes le han acompañado durante su "caminar literario".
A continuación, describió el contenido del legado -que se introdujo en la caja 1439 de la Caja de las Letras- el cual se compone de una pluma, "instrumento de mi escritura"; una taza de porcelana de Silesia, "un objeto que inspiró de alguna manera la biografía novelada de 'Correo interior'"; un ejemplar de 'El clamor en la memoria', dedicado a su esposo Salvador, que falleció recientemente; una edición bilingüe italiano-español de 'Aun a oscuras', traducida por Emilio Coco; dos manuscritos suyos; el libro 'Poética para la vida', "una excelente obra" de la profesora Ana Cárceles; una grabación de la sección de radio del filólogo Alfonso Levy; un ejemplar de la revista 'Tránsito', dedicado a la Generación del 27; y el libro 'Niños', de Jorge Guillén.
Tras afirmar que "me enorgullece estar aquí y formar parte como depositante de la Caja de las Letras", leyó su poema 'La taza de Silesia', cuyo manuscrito García Montero incorporó al legado de la autora.
Por su parte, García Montero apuntó que "siempre nos gusta decir que la mejor manera de apostar por el futuro es saber elegir las herencias del pasado y que la mejor riqueza de una comunidad es su cultura", lo que le permitió observar que este legado "enriquece nuestra lengua", la cual es "mucho más que un vocabulario y las reglas que rigen su combinatoria".
En ese sentido, recordó que Dionisia García dijo en una ocasión lo siguiente: "Que no nos falte el pan, que no nos falte la poesía", un aforismo que "significa mucho" en una autora que "ha hecho de la serenidad la huella dactilar de sus palabras y de su poesía".
Insistiendo en esta cita, comentó que "la poesía es igual de necesaria que el alimento para alcanzar esa serenidad que procuran las palabras importantes, que procura su poesía" y que es "la base de su obra, elegíaca, pero reacia a cualquier patetismo".
Subrayó que Dionisia García publicó su primera obra –'El vaho en los espejos'- en 1976, un hecho que provocó que quedara "al margen de etiquetas", ya que sus coetáneos de generación, la de 1950, ya llevaban años publicando. Por ello, la crítica la consideró "hija del 27 y nieta del 98" más que "hermana del 50".
García Montero concluyó su intervención trasladando que su poesía "enseña a construir un hogar en el que resguardar a quienes fuimos para conocer de una forma profunda a quienes somos".
Por último, Ana Cárceles saludó la pertinencia de este reconocimiento a "una escritora que ha dedicado su vida y conciencia a la escritura con enorme sinceridad, trabajo, esfuerzo"; mientras que Francisco Javier Díez de Revenga centró su alocución en los últimos poemas escritos por Dionisia García.
|