MADRID, 05 (SERVIMEDIA)
Cerca de 2.000 años antes de que el imperio inca dominara los Andes, una sociedad menos conocida, conocida como el fenómeno Chavín, compartió arte, arquitectura y materiales comunes en el Perú actual, y fortaleció su orden social con el uso de alucinógenos.
Mediante innovaciones agrícolas, la producción artesanal y el comercio, ese movimiento cultural forjó un orden social en expansión y sentó las bases de una sociedad jerárquica en las altas cumbres. Pero una de sus herramientas más poderosas no era la agricultura. Era el acceso a estados alterados de conciencia.
Así lo afirma un nuevo estudio publicado este lunes en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' y que revela la evidencia directa más antigua conocida del uso de plantas psicoactivas en los Andes peruanos.
Un equipo de arqueólogos de las universidades de Florida y Stanrford (Estados Unidos), e instituciones sudamericanas descubrió antiguos tubos para rapé tallados en huesos huecos en el corazón de monumentales estructuras de piedra en Chavín de Huántar, un sitio ceremonial prehistórico en las montañas de Perú.
Al realizar análisis químicos y microscópicos de los tubos de rapé, los investigadores revelaron rastros de nicotina de parientes silvestres del tabaco y residuos de frijol vilca, un alucinógeno relacionado con la DMT, un alcaloide triptamínico de núcleo indólico presente en numerosas plantas y seres vivos. Al parecer, los líderes utilizaban estas sustancias no solo para satisfacer sus deseos personales, sino también para reforzar su autoridad.
USO EXCLUSIVO
A diferencia del uso comunitario de alucinógenos, común en otras culturas antiguas, los rituales de Chavín eran exclusivos. Los arqueólogos descubrieron los tubos de rapé en cámaras privadas dentro de enormes estructuras de piedra que albergaban solo a un puñado de participantes a la vez, creando un aire de misticismo y control.
"Consumir psicoactivos no se limitaba a tener visiones. Formaba parte de un ritual estrictamente controlado, probablemente reservado para unos pocos, que reforzaba la jerarquía social", afirma Daniel Contreras, arqueólogo antropólogo de la Universidad de Florida y coautor del estudio que revela estos rituales en Chavín.
Estas experiencias fueron probablemente profundas, incluso aterradoras. Para quienes las inhalaron, lo sobrenatural podría haberse sentido como una fuerza incomprensible.
Al controlar el acceso a estos estados alterados, los gobernantes de Chavín establecieron una poderosa ideología y convencieron a su pueblo de que su liderazgo estaba entrelazado con el poder místico y era parte del orden natural.
"El mundo sobrenatural no es necesariamente amigable, pero es poderoso. Estos rituales, a menudo potenciados con psicoactivos, eran experiencias cautivadoras y transformadoras que reforzaban los sistemas de creencias y las estructuras sociales", apunta Contreras.
Este investigador ha dedicado casi 30 años al estudio del sitio como parte de un equipo dirigido por John Rick, profesor emérito de la Universidad Stanford. El equipo argumenta que estas ceremonias fueron cruciales en la configuración de las primeras estructuras de clase. A diferencia de las sociedades de trabajos forzados, los constructores de Chavín probablemente creían en la grandeza de los monumentos que construían, convencidos por estos rituales inmersivos.
IDEOLOGÍA
Esos rituales se extendían más allá del uso de psicodélicos. Los arqueólogos también han descubierto trompetas hechas de caracolas y cámaras aparentemente diseñadas para realzar las impresionantes interpretaciones musicales.
"Una de las formas en que se justificó o naturalizó la desigualdad fue a través de la ideología: mediante la creación de impresionantes experiencias ceremoniales que hicieron creer a la gente que todo este proyecto era una buena idea", indica Contreras.
Este hallazgo ayuda a resolver un misterio centenario sobre este sitio, ubicado a una altitud de 3.000 metros. Desde su primera excavación hace más de 100 años, Chavín se ha relacionado tanto con sociedades anteriores, más igualitarias, como con los imperios que se extendían por las montañas, gobernados por poderosas élites que llegaron después.
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