La CNMC acuerda la sustitución progresiva de los postes telefónicos de madera por los de fibra vidrio

MADRID, 18 (SERVIMEDIA)

Los postes telefónicos de madera irán desapareciendo de forma paulatina en los próximos años del paisaje español, para ser sustituidos por los que se fabrican con fibra de vidrio, más sostenibles y con menor riesgo para la salud humana.

Así lo ha acordado la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC), el organismo regulador de las telecomunicaciones en España, en la última revisión de la denominada oferta MARCo, que rige el acceso a las infraestructuras de obra civil de Telefónica por todos los operadores.

Competencia ha atendido de forma favorable la petición que le ha hecho Telefónica para que no se sigan usando estos sostenes de madera por varias razones. En primer lugar, porque la madera es más pesada y por tanto más difícil de transportar e instalar que otros materiales más ligeros que se utilizan ahora, como la fibra de vidrio.

En segundo lugar, porque el tratamiento químico antideterioro que se emplea para el uso de la madera a la intemperie se hace con creosota, una mezcla de compuestos destilados del alquitrán de hulla que se ha demostrado cancerígena. La Comisión Europea no ha prohibido su uso pero sí lo ha limitado, y no existen tratamientos alternativos económicamente viables.

La CNMC cree razonable la petición de Telefónica y ha incorporado en la nueva oferta MARCo la sustitución de los postes de madera (y los que también hay de hormigón) por los fabricados con poliéster recubiertos de fibra de vidrio, cuando deban ser cambiados o en la instalación de nuevos tendidos.

De este modo, habrá un adiós paulatino, como se está haciendo con otro artefacto ‘viejuno’ de las telecomunicaciones como las cabinas telefónicas, a una imagen muy presente en las ciudades y el campo de España.

Será la despedida de un soporte, que en España en su mayoría está hecho de madera pino y que ha cumplido más de 150 años, desde que en 1843 lo empezó a usar Samuel Morse para la instalación en Estados Unidos de la primera línea de telégrafo del mundo, a lo largo de 60 kilómetros entre Baltimore y Washington.