MADRID, 18 (SERVIMEDIA)
Si se utilizara todo el potencial de reciclaje técnico y se recogieran más textiles, al menos una quinta parte de ellos, entre el 18 y el 26%, "podrían reutilizarse para la fabricación de nuevas prendas de vestir ya en 2030” en Europa, según explicó este lunes Ignacio Marcos, socio senior de McKinsey & Company McKinsey & Company, empresa que ha realizado un estudio sobre el reciclaje textil en el continente.
La producción de ciclo cerrado en Europa podría generar un mercado de entre 6.000 y 8.000 millones de euros en ventas con potenciales retornos anuales del 20 al 25% para la industria del reciclaje, y crear alrededor de 15.000 empleos nuevos para 2030, según se desprende del nuevo informe de McKinsey & Company ‘Scaling textile recycling in Europe—turning waste into value’ (Escalando el reciclaje textil en Europa: creando valor a partir de los residuos), que analiza y desarrolla los escenarios del desarrollo de los volúmenes de residuos textiles y las tasas de recolección y reciclaje hasta 2030.
La tasa de reciclaje textil podría aumentar al 50-80% para 2030 y, por ello," la economía circular para producir fibras textiles para nuevos artículos de vestimenta a partir de residuos textiles podría escalarse entre el 18 y el 26%", a tenor de los resultados del informe. Además, el reciclaje escalado de textiles "reduciría las emisiones de CO2 en 4 millones de toneladas", destacó Marcos.
Cada europeo produce en promedio más de 15 kilos de residuos textiles al año y en 2030, esta cifra podría alcanzar los 20 kilos (más del 30% más), según el análisis. La mayor proporción (85%) de los desechos se produce en hogares privados y corresponde a prendas de vestir y productos textiles para el hogar. De este volumen, actualmente se recicla menos de 1% de residuos para producir nuevos productos textiles dentro de los 27 países de la Unión Europea y Suiza. Más del 65% de estos residuos se transportan directamente a vertederos o se incineran, como destacó la investigación.
En la actualidad, un tercio de toda la ropa posconsumo se recoge y recicla, ya sea para la venta como artículos de segunda mano o como productos textiles reciclados en bruto (para confeccionar trapos industriales o materiales aislantes, entre otros usos). Menos del 1% de este material se recicla para recuperar o reaprovechar las fibras componentes, como algodón o poliéster, para crear nuevas prendas.
Esta evolución hacia economía circular precisa de nuevas tecnologías. "Este llamado reciclaje de fibra a fibra, en el que las fibras textiles se transforman en nuevas fibras para ropa, es la manera más sostenible de generar algo nuevo y de valor a partir de los desechos", concluyó Sandra Lucía, socia junior en McKinsey & Company en España.
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