El 10,3% de los jóvenes extutelados atendidos por Cruz Roja no tiene tarjeta sanitaria

MADRID, 07 (SERVIMEDIA)

Uno de cada diez jóvenes que perdieron la tutela al cumplir los 18 años que atiende Cruz Roja no tiene tarjeta sanitaria, según los datos de la ONG. Esto es especialmente preocupante si se tiene en cuenta que el 7% sufre enfermedades graves o es una persona con discapacidad.

Los jóvenes dentro del sistema de tutela tienen que salir de él forzosamente al cumplir la mayoría de edad. Eso les deja, como revela el informe ‘Personas Jóvenes en extutela y/o en riesgo social', presentado hace unas semanas por Cruz Roja, en una situación de completo desamparo con apenas 18 años.

Según este informe, que ya fue publicado, el 55% no puede contar con alguien que le exprese afecto y el 30% ha perdido confianza en sí mismo. Pese a todo, el 53% indica no estar ansioso ni deprimido y el 65% se siente razonablemente feliz, dadas las circunstancias.

Actualmente, más del ochenta por ciento de los chavales extutelados se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social, no tienen trabajo ni reciben ayudas o prestaciones. Al cumplir la mayoría de edad, pierden la plaza de las residencias de menores -la mayoría está en estos centros- o tienen que abandonar las familias de acogida.

La pérdida del empleo, la falta de protección social, las dificultades para el acceso a la vivienda o los problemas derivados de su situación administrativa se han visto incrementados también por la irrupción de la pandemia.

El 55% de estos chavales se encuentra completamente solo al cumplir los 18 años, hasta el punto de que uno de cada diez se ve obligado a vivir en la calle.

En España, la edad media de emancipación de los jóvenes supera los 29 años. Ellos, en cambio, lo hacen once años antes con su proyecto de vida aún a medias; en muchas ocasiones, sin haber siquiera finalizado los estudios.

El 31% de los extutelados con los que trabaja Cruz Roja son españoles, mientras que la mayoría -el 66%- proceden de países de fuera de la Unión Europea. Lo que más preocupa a la ONG es el caso de los menores que han vivido experiencias traumáticas y que aún no las han superado.