MADRID, 30 (OTR/PRESS) "España va bien". Lo dijo Aznar en su día. Lo repite todos los días Pedro Sánchez. Por la economía. Por la supervivencia del náufrago. Por la falta de autocrítica. Crece el PIB y disminuye el paro a cifras desconocidas desde 2008. Incontestable. Todo mérito suyo, claro. Ya saben ustedes que hay alumnos listillos que cuando no se saben una lección, estiran hasta donde pueden lo poco que conocen e inventan el resto. Hay que aparentar que saben. Claro que luego viene el profesor, que casi siempre sabe más que el alumno y se conoce todas las triquiñuelas, y pone las cosas en su sitio. ¿Cuál es la radiografía real, la lección que no se sabe, o que no quiere saber, el presidente? El PIB ha crecido casi el doble que el de la eurozona, pero el PIB per cápita, que mide mejor el alza y su reparto, se resiente y está por debajo de la media europea. Somos varios millones más de ciudadanos, trabaja más gente, los salarios, salvo el mínimo, han crecido muy por debajo de la creación de empleo y del aumento del coste de la vida. Y la media por cabeza baja. El ochenta por ciento del empleo total creado en estos años y el crecimiento del PIB se debe a la incorporación al mundo laboral de la población inmigrante, casualmente en los puestos peor cualificados y peor pagados. Uno de cada cinco empleos está ocupado por extranjeros y solo el dos por ciento percibe una pensión de la Seguridad Social. Y alguno los quiere echar. Cada vez hay más trabajadores a tiempo parcial -tres millones- o en pluriempleo -seiscientos mil-, no porque quieran sino porque no hay otra cosa o para poder llegar a fin de mes. Y la cifra de fijos discontinuos es un misterio que la vicepresidenta Diaz oculta y no se atreve a revelar. La afiliación de las empleadas de hogar vuelve a niveles de hace catorce años. Y la vicepresidenta quiere reducir la jornada laboral y avanzar hacia la semana laboral de cuatro días. Pagan los empresarios, los autónomos y las familias. ¿Viven mejor los españoles? Algunos sí, sin duda, pero lo diga en presidente o su porquero, es falso que hayan ganado poder adquisitivo, a pesar de las políticas sociales, de las subidas del salario mínimo y de otras cuestiones. Las familias todavía no han recuperado el poder adquisitivo que tenían en 2019, la cesta de la compra se ha disparado y ha aumentado el precio de la energía. Todo es mas caro y no se cobra más. El turismo sigue siendo la primera industria nacional y este año llegarán cien millones de visitantes. Pero ese crecimiento no es mérito de Sánchez, que se lo apunta, o del Gobierno sino del sector y el alza es similar al de otros años. El tejido productivo español, con algunas excepciones, es deficiente y los Fondos europeos no han jugado el papel transformador que se esperaba de ellos, fundamentalmente por la falta de transparencia, la mala gestión administrativa y el desvío generalizado hacia la Administración y las empresas públicas y no al emprendimiento privado. España ha suspendido en esta materia y ha desperdiciado o perdido decenas de miles de millones de euros y la oportunidad de cambiar el rumbo industrial de España. El crecimiento del gasto público y de la deuda ha alcanzado cifras récord y las cuentas de la Seguridad Social señalan una quiebra real del sistema, mientras las cifras de gasto por absentismo -30.000 millones le cuesta a la Seguridad Social y a las empresas cada año- e incapacidad laboral o la inutilidad del SEPE son imposibles de soportar: La productividad, aunque crece, está mermada por las trabas administrativas. Eso sí, la presión fiscal sigue creciendo: 10.000 millones más recaudados hasta abril, la mitad por el IRPF. Eso sin hablar de la vivienda, del mal funcionamiento de los servicios públicos, la corrupción en el partido que gobierna y en el Gobierno que no gobierna, de la irresponsabilidad del fiscal general del Estado de seguir en su cargo, de la burocracia y el exceso de normas -hasta 370 regulaciones de horarios diferentes-, de la parálisis legislativa o de las leyes y decretos tumbados al Gobierno o retirados por éste ante la falta de apoyos: los Presupuestos desde 2023, saltándose la obligación constitucional, el decreto anti apagones, la reducción de la jornada laboral o la reforma judicial de Bolaños. Solo seis leyes y ocho decretos aprobados en este período de sesiones. Los trabajadores y las familias no llegan a fin de mes mientras las empresas dispararon sus beneficios un 20,8 en 2024 y van por el mismo camino en 2025. Gracias a las lecciones que se inventa Pedro Sánchez, bajo la inspiración áulica de José Luis Rodríguez Zapatero. España va bien, muy bien.
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