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Francisco Muro de Iscar
Francisco Muro de Iscar

La política es, debe ser, otra cosa

MADRID, 6 (OTR/PRESS) Leer y mirar la naturaleza debería ser obligatorio todo el año y para todos, pero en verano más, porque hay más tiempo, menos agobio, más tranquilidad. Sentarse delante del mar o en plena montaña, mirar sin prisas la belleza de la creación y leer un libro alimenta el espíritu y nos hace mejores. Este verano estoy aprovechando para leer "El loco de Dios en el fin del mundo", de Javier Cercas, el libro de un ateo sobre la Iglesia y sobre el papa Francisco, seguramente el más vendido este año en toda España y en todas las ferias del libro a pesar de que es una obra sobre religión, sobre la denostada Iglesia católica y, aparentemente ese es un asunto que cada vez interesa menos a más gente. Tal vez no sea así sino que ni los medios de comunicación ni los críticos tienen interés en ocuparse de ello. Las cifras de ventas denuncian este silencio. En las conversaciones de Cercas con altos cargos del Vaticano, alguno de ellos pone de relieve la demanda creciente de una espiritualidad auténtica, no la de los influencers de bolsillo, que, seguramente, responde a una necesidad esencial del hombre y al vacío de valores al que hemos conducido a la humanidad en las últimas décadas.

Pero en ese debate sobre la fe como intuición o como razón, sobre la trascendencia de la persona, sobre su relación con Dios y con el prójimo, con el próximo, sobre el papel del papa Francisco, denostado por muchos católicos y aplaudido por muchos que no lo son, como el propio Cercas, hay un debate en las páginas que estoy leyendo ahora mismo que se puede llevar de la religión a la polìtica actual. La religión interesa a la gente, y no solo a la creyente. La polìtica, también. Pero, en ambos casos, no así, con testimonios que contradicen la esencia de ambas, con un lenguaje que excluye a los que piensan diferente, de confrontación, de ataques al contrario, de división entre buenos y malos, de levantar muros o cerrar puertas.

Andrea Tornielli, periodista italiano, uno de los mejores vaticanistas, comenta con Cercas, hablando de la religión -y en la polìtica es igual- que "la gente está cada vez más harta de la controversia inventada, de la polémica cogida por los pelos" y que hay un problema en la religión, en el catolicismo -también la política, en la nuestra, en la española, en la europea, en la de Estados Unidos- por el uso para explicarla, de un lenguaje hermético, autorreferencial, típico de cierta cultura católica, -y de la polìtica que vivimos hoy- que lo da todo por descontado y usa palabras que no entiende nadie. Un lenguaje muchas veces casposo, oxidado e inane. Le religión es amor, misericordia, la palabra preferida del papa Francisco, trascendencia, servicio a los demás. La polìtica debería serlo igualmente, pero ahora mismo, en el escenario español, es corrupción generalizada, privilegios para unos pocos, defensa encarnizada del poder al servicio de intereses particulares, enfrentamientos y desprecio del contrario. La religión es o debería ser por encima de otras muchas cosas, por encima de las palabras y de las formas, testimonio de vida, acogida y solidaridad con los más desfavorecidos. La polìtica tendría que ser defensa del bien común y de todos los ciudadanos, sin exclusiones. La religión es un ejercicio moral. El poder debería ser un ejercicio moral, no una herramienta que amarga y envilece.

El mismo Tornielli se refiere a una hermosa imagen que usaba el Papa Francisco: "el sacerdote, decía, debe estar, al mismo tiempo delante del rebaño para conducirlo; debe estar en medio del rebaño para acompañar a todos, porque es como todos; y debe estar en la cola para ayudar a seguir a quienes no pueden seguir, a los más débiles y necesitados para no perder a ninguno". Los políticos, pienso, deberían estar al mismo tiempo conduciendo a la ciudadanía para abriles caminos en libertad; en la calle, porque son como todos y no tienen más derechos ni más privilegios, para saber lo que pasa de verdad y lo que quieren los ciudadanos y en las periferias para no dejar atrás a ninguno. Lamentablemente, los políticos están en su torre de marfil, roban a los ciudadanos, se aprovechan del poder para sus intereses o se van de vacaciones a lugares de lujo que pagamos todos, eluden el contacto con la gente, a veces por miedo a que les abucheen y recriminen lo que hacen, o hacen gracietas diciendo que "las vacaciones están sobrevaloradas", mientras ellos se van de vacaciones. La polìtica, como la religión, debería ser otra cosa. Un ejercicio moral o ético. La base del liderazgo es el profundo respeto por cada individuo y por todos los individuos.

En España la integración de los inmigrantes no es uno de los principales problemas, aunque así lo piensen en 63,6 por ciento de los españoles. Puede acabar siéndolo si no se resuelven muchas cuestiones y no se busca consensos, con sensibilidad, con solidaridad y con políticas efectivas de integración. Hay una carencia absoluta de una política inmigratoria, pero la inmensa mayoría de los inmigrantes se han integrado sin demasiados problemas en sus destinos. La convivencia es generalmente pacífica. Casi cinco millones de ellos tienen un trabajo legal, especialmente en la hostelería, la construcción, el servicio doméstico, el cuidado de mayores o el campo, casi siempre los trabajos que no quieren hacer los españoles. Están igual o peor pagados que los españoles y tienen los mismos problemas de acceso a la vivienda o de llegar a fin de mes que muchos españoles. Sus cotizaciones ayudan a pagar nuestras pensiones. Sus hijos, muchos ya españoles de nacimiento, garantizan el futuro de un país de viejos. NI siquiera en Torrepacheco, donde un suceso aislado estuvo a punto de convertirse en un drama, había problemas de convivencia, de respeto, de falta de integración o de delincuencia. Gente venida de fuera azuzaba para perseguir a los inmigrantes. Alguien llegó a proponer expulsarlos a todos los inmigrantes.

4 de agosto de 2025.

"España va bien". Lo dijo Aznar en su día. Lo repite todos los días Pedro Sánchez. Por la economía. Por la supervivencia del náufrago. Por la falta de autocrítica. Crece el PIB y disminuye el paro a cifras desconocidas desde 2008. Incontestable. Todo mérito suyo, claro. Ya saben ustedes que hay alumnos listillos que cuando no se saben una lección, estiran hasta donde pueden lo poco que conocen e inventan el resto. Hay que aparentar que saben. Claro que luego viene el profesor, que casi siempre sabe más que el alumno y se conoce todas las triquiñuelas, y pone las cosas en su sitio.

31 de julio de 2025.

Después de un curso político tan bronco, tan áspero, tan ineficiente, tan dañino para la confianza en la política y en los políticos, lo mejor que pueden hacer éstos es irse de vacaciones. Muchos no se las han ganado, pero es igual. Muchos están felices porque se han garantizado seguir en el cargo unas semanas más, unos meses más, tal vez los dos años que quedan de legislatura, pero es igual: que se vayan de vacaciones. En Italia, los ciudadanos eran felices cuando había gobiernos en funciones porque apenas podían interferir en la vida pública. Cuando un presidente de Argentina, en una gira política, se encontró con la madre de Facundo Cabral, le dijo afectuosamente: "señora, ¿qué puedo hacer por usted?". Y ella le contestó con la sabiduría del pueblo: "con que no me joda, me conformo". Pues eso.

28 de julio de 2025.

Han pasado dos años. ¿De gobierno o desgobierno? ¿Progresista o sectario? ¿De una mayoría sólida o de un chantaje permanente y de cesiones que ponen en riesgo la democracia y el Estado de Derecho? Este es un presidente y un gobierno: Sin mayorías que le apoyen y le sostengan y, por tanto, sin autonomía real.

24 de julio de 2025.

Pedro Sánchez fía su resurrección política al ámbito internacional porque en España ni puede salir a la calle ni hay ningún acto público en el que, salvo que lo rellenen sólo con militantes socialistas con autobús gratis y bocadillo de nocilla incluido, no salga abucheado e insultado. No lo va a tener fácil salvo que vaya a países de África, como Mauritania, o a alguno de Hispanoamérica como Venezuela o la República Dominicana.

21 de julio de 2025.

Hasta ahora Desguaces La Torre pasaba por ser el mayor desguace de España, de Europa y del mundo con unas instalaciones espectaculares que abarcan un millón de metros cuadrados y una facturación de unos cuarenta millones de euros al año. Su propietario, Luis Miguel Rodríguez, más conocido como "el chatarrero", famoso por sus amoríos con Carmen Martínez Bordiú o Ágatha Ruiz de la Prada, empezó con 10.000 metros cuadrados y montó un negocio que, como él mismo dice "es como un cochino, sacas dinero de todos los sitios". Desguaces La Torre era el mayor de España hasta hace poco.

17 de julio de 2025.
 
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