MADRID, 24 (OTR/PRESS) Tras el ataque lanzado por Estados Unidos contra objetivos estratégicos en Irán, la tensión en Oriente Medio ha escalado a niveles sin precedentes en la última década. Y, como se temía, Teherán ha respondido y el mundo y los mercados contienen la respiración con cierto nerviosismo. El epicentro de la preocupación global se centra en un punto clave del mapa energético: el estrecho de Ormuz. Este paso marítimo, de apenas 33 kilómetros, canaliza aproximadamente el 20% del petróleo que se consume a nivel mundial y gran parte del gas natural licuado exportado por los países del Golfo. Su eventual cierre, una posibilidad temida aunque considerada poco probable por los expertos, dispararía los precios de las materias primas, generando un efecto dominó sobre las economías del mundo. Los futuros del crudo ya han registrado subidas cercanas al 12% desde el inicio del conflicto, con el Brent superando los 95 dólares por barril. El gas natural también muestra un comportamiento alcista. La sola amenaza de una interrupción del suministro basta para desestabilizar los mercados energéticos, especialmente en un contexto de elevada demanda global y baja capacidad de reserva. China es uno de los países más vulnerables, ya que el 40% del crudo que consume proviene de la región del Golfo y transita precisamente por Ormuz. Una interrupción sostenida del flujo petrolero podría comprometer gravemente su crecimiento económico, en un momento en el que ya lidia con una recuperación interna irregular y tensiones comerciales con Occidente. No obstante, analistas y fuentes militares consideran poco viable un cierre completo del estrecho. Señalan que gran parte del tránsito podría mantenerse por aguas internacionales, bajo la protección de la Quinta Flota estadounidense y fuerzas aliadas. Aun así, el riesgo de ataques selectivos o bloqueos parciales no puede descartarse, de ahí el nerviosismo traducido en caídas generalizadas en los índices europeos y asiáticos, y un incremento en la demanda de activos refugio como el oro y el dólar. Las aseguradoras marítimas han empezado a elevar sus primas para barcos que cruzan la región, lo que añade presión adicional a los costes logísticos. Nadie descarta que estemos al borde de una crisis energética total. La pregunta no es solo qué hará Irán, sino cómo responderá el mundo.
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