MADRID, 16 (OTR/PRESS) ¿Irse?¿Convocar elecciones anticipadas? Al menos ¿aceptar una cuestión de confianza?¿Remodelación gubernamental?¿Separar de la dirección del PSOE a responsables gubernamentales, como María Jesús Montero? Nada de eso. Se queda. No habrá elecciones anticipadas, ni cuestión de confianza, no remodelación gubernamental, ni nueva era en el PSOE más allá de los cambios en la Secretaría de Organización. ¿Autocrítica? Poca. Se equivocaron con Cerdán y antes con Abalos, y ya está. Así que, con este análisis, en el que los daños se circunscriben a la Secretaria de Organización del partido, se puede continuar como si tal cosa: unos retoques el 5 de julio, en el comité federal, aislamiento del 'koldismo' en el partido, que es, dijo, un partido ejemplar, unos cuantos ataques al PP y a Vox... Y, con esto, fuese -que no había almorzado, repitió- y no hubo nada. Me quedé con la sensación de que Pedro Sánchez ni ha entendido ni acepta la gravedad de los hechos. Que no se da cuenta de que, desde el pasado jueves, ya nada es igual. Este martes, Consejo de Ministros como si nada. El miércoles, sesión de control parlamentario, donde lo previsible es que todo se desarrolle como siempre: con la oposición preguntando cosas que no van a ser respondidas sino con bravatas y ataques a los de enfrente. Y así, hasta la semana que viene, con más comparecencias ante el Tribunal Supremo, con el Tribunal Constitucional diciendo 'sí' a la constitucionalidad de la ley de amnistía, etcétera. Un largo etcétera. Ya digo: aquí no ha pasado nada. Podemos ya dice que no va a participar en el lavado de cara de un gobierno corrupto. Sumar echa balones fuera. Los de Junts, PNV, Esquerra y Bildu tratan de mirar hacia otro lado. En el PP buscan quién les apoye en una moción de censura, antes de que la presente Vox. El país entero vive absorto ante un espectáculo que no hay quien entienda, y menos aún acepte, cabalmente. La resiliencia del Gran Resistente es difícilmente igualable por cualquier otro gobernante europeo. Me produjo enfado, lo confieso, la comparecencia de Sánchez este lunes. Tremendo. Creo que no ha convencido a nadie, ni tampoco con sus ataques a la derecha y a algún 'tabloide'; se ve que no ha modificado para nada sus actitudes. En lo que yo le escuché no hay plan regeneracionista alguno, ni propósito de la enmienda. Sánchez se hace fuerte, pensando que una auditoria 'ad calendas grecas' y una comisión de investigación parlamentaria van a bastar para tapar el mayor escándalo del Partido Socialista vivido hasta ahora en muchas décadas. Sánchez ha cerrado en falso el 'capítulo Abalos', perdón, el 'capítulo Koldo', perdón, el 'capítulo Santos Cerdán'. Perdón, el 'capítulo Sánchez'.
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