MADRID, 4 (OTR/PRESS) Veo a Leire Díez Castro, la "fontanera" que salió de las cloacas para ser reina por un día en un hotel de Madrid, como un bien acabado cruce entre el pequeño Nicolás y el ex comisario Villarejo. Son los antecedentes más conocidos del esperpento nacional. Un OPNI (Objeto Político No Identificado), dice alguien en una de las tertulias dedicadas al culebrón de la temporada política primavera-verano. No está claro. Y menos después del desmarque del PSOE para seguir sirviendo la causa de la verdad. Y de cómo el PSOE se ha desmarcado de ella para no darse por aludido si se sigue presentando a Leire como enviada especial de la Moncloa al país de los bajos fondos. Lo de "opni" está reñido con la inequívoca identificación partidista del personaje y su estatutaria comparecencia ante la Secretaría de Organización del partido (en la sede central, no la sede regional de Cantabria en la que militaba) para auto suspenderse temporalmente de militancia. Pero no sin antes haber entregado un volquete digital con el fruto de su trabajo de investigación "periodística" -eso dice ella- sobre la furtiva actividad en el inframundo de las ratas. Actividad frenética que no sale en el día a día de los medios informativos. Se desprende de los audios que hemos ido conociendo sobre una Leire empoderada que levantaba la voz en las tenidas de clientes de azarosa vida que acudían a hablar de su libro a la caza de piezas canjeables en sus respectivos empapelamientos políticos, judiciales, policiales, tributarios, empresariales... Con un plus de motivación en los casos que de uno u otro modo afectan al PSOE y al Gobierno de Sánchez. Dijo Leire en su multitudinaria comparecencia pública del miércoles en un hotel madrileño que no trabaja en nombre de nadie ni en representación de nadie. Dice ser una defensora del estado de derecho, una periodista acogida al espíritu y la letra del artículo 20 de la Constitución Española (libertad de expresión), que lucha contra las filtraciones pre-fabricadas y la difusión de bulos. En fin, una adicta a la defensa del artículo 18 de la CE sobre la protección del honor y la intimidad. Solo por no perder el norte en medio del culebrón conviene recordar que esta Leire, "ay, fontanera", es la misma que iba por las reacciones de los medios ofreciendo un vídeo atentatorio contra la intimidad de un fiscal asignado a la investigación de casos que afectan al empresario Pérez Dolset, uno de los filtradores de basura. Y en este punto es donde se hace cada vez más urgente trabajar para que la ciudadanía vuelva a distinguir entre periodismo y desinformación, marcar distancias entre el corrupto y el llamado a combatir la corrupción con la ley en la mano (UCO, política, jueces, prensa, fiscalía, etc). Tracemos la frontera de una vez por todas entre la luz y la oscuridad.
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