La expansión de la ofensiva de Israel en Gaza desata críticas de sus aliados y socava su imagen internacional

Aumenta el coro de voces condenando los cruentos ataques contra la Franja y las intensas restricciones a la entrega de ayuda humanitaria

La decisión del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, de intensificar la ofensiva lanzada contra la Franja de Gaza tras los ataques del 7 de octubre de 2023 y el bloqueo y posteriores limitaciones a la entrega de ayuda humanitaria, que han agravado drásticamente la crisis en el enclave palestino, han erosionado durante las últimas semanas los lazos del país con la comunidad internacional, incluso con algunos de sus principales aliados, hasta ahora firmes en su apoyo a las autoridades israelíes a pesar de las denuncias sobre la comisión de crímenes de guerra y contra la humanidad en este territorio costero.

Los ataques perpetrados el 7-O por Hamás y otras facciones palestinas --que dejaron unos 1.200 muertos y cerca de 250 secuestrados, según las autoridades israelíes--, llevaron a Israel a desatar una cruenta ofensiva contra Gaza con un apoyo casi incondicional de la comunidad internacional, que apeló al derecho israelí a responder y recurrir a la legítima defensa, incluso en el caso de la Franja, considerada como un territorio ocupado por el Derecho Internacional.

La ofensiva, que deja más de 54.000 palestinos muertos y más de 120.000 heridos, ha contado con apoyo diplomático y militar por parte de los aliados de Israel durante estos más de 600 días, si bien en las últimas semanas algunos de los socios de Israel han empezado a alzar la voz, sumándose a un coro de condenas encabezado por diversos sectores sociales que exigen a sus gobiernos posiciones más duras ante los crímenes de las tropas israelíes.

Las críticas internacionales datan de los primeros meses de la ofensiva, si bien provinieron principalmente de países con lazos menos firmes con Israel, que achacó a esto dichas posiciones y mantuvo su postura al contar con el respaldo de sus aliados, especialmente Estados Unidos y países europeos como Alemania, Reino Unido y Francia.

De hecho, la decisión del Tribunal Penal Internacional (TPI) de emitir órdenes de arresto contra Netanyahu y su exministro de Defensa Yoav Gallant por presuntos crímenes de guerra y contra la humanidad derivó en un inusitado debate sobre la admisibilidad de que estas personas viajaran a sus territorios sin ser detenidos --incluido un viaje del primer ministro israelí a Hungría, que tras ello anunció que se retiraba del organismo--, incluso a pesar de haber defendido antes la necesidad de detener al presidente ruso, Vladimir Putin, en la misma coyuntura.

En paralelo, los aliados de Israel respaldaron públicamente a Netanyahu ante el caso por genocidio presentado por Sudáfrica en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), incluido el rechazo "firme y explícito" de Alemania a la denuncia, argumentando que "no tiene base alguna" y defendiendo que su venta de armas al país no suponía colaboración alguna con las acciones israelíes en este territorio costero, controlado por Hamás desde 2007.

A pesar de ello, el frente diplomático se reactivó en abril de 2024, cuando varios países --Barbados, Jamaica, Trinidad y Tobago y Bahamas-- dieron el paso de reconocer al Estado de Palestina en un intento por impulsar la solución de dos Estados, apartada de la mesa por parte del Gobierno israelí, integrado por partidos ultraderechistas y ultraortodoxos que han llegado a abogar por la anexión del territorio palestino.

Este impulso recibió un espaldarazo a finales de mayo de 2024, cuando España, Irlanda y Noruega anunciaron su reconocimiento de Palestina, una medida duramente criticada por Israel a la que desde entonces se han sumado Eslovenia, Armenia y México, mientras que países como Francia --uno de los principales aliados de Israel-- han dicho que sopesan dar este paso ante la intensificación del conflicto y las reiteradas negativas de Netanyahu a un diálogo.

CAMBIO DE POSTURAS ENTRE LOS ALIADOS
El discurso en torno a la ofensiva de Israel ha cambiado durante las últimas semanas, especialmente después de que el Ejército israelí decidiera el 18 de marzo romper el alto el fuego pactado en enero con Hamás y relanzar sus ataques, expandidos y recrudecidos desde entonces, incluidas nuevas órdenes de expulsión de población y la reocupación de diversas zonas, sin que los esfuerzos de mediación hayan logrado detener las operaciones militares.

Apenas dos semanas antes del reinicio de la ofensiva, Israel había impuesto un bloqueo a la entrada de ayuda, una medida recientemente levantada con numerosas restricciones y con la controvertida decisión de que la misma sea gestionada por una fundación apoyada por Israel y Estados Unidos, evitando a los organismos de la ONU, muy crítica con el proyecto y el impacto sobre la población del enclave.

El portavoz de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Jens Laerke, indicó este viernes que el bloqueo casi total por parte de Israel ha provocado que la Franja sea "el lugar más hambriento de la tierra". "El cien por cien de la población de Gaza está en riesgo de hambruna", sostuvo, críticas a las que se sumó la relatora de la ONU para los Territorios Palestinos Ocupados, Francesca Albanese, que habló de "brutal camuflaje humanitario".

En este contexto, Reino Unido, Francia y Canadá exigieron el 20 de mayo el cese de la "desproporcionada" ofensiva sobre Gaza y que se permita la entrada de ayuda suficiente al enclave, llegando a amenazar con "medidas concretas" de respuesta, con 17 de los 27 países de la Unión Europea (UE) respaldando una propuesta de Países Bajos --otro aliado de Israel-- para reconsiderar el Acuerdo de Asociación.

"No nos quedaremos de brazos cruzados mientras el Gobierno de Netanyahu continúa con estas escandalosas acciones", dijeron en un comunicado conjunto, unas críticas a las que se ha sumado el canciller de Alemania, Friedrich Merz, quien esgrimió recientemente que "el actual nivel de ataques en Gaza no puede ser ya justificado por la lucha contra Hamás".

En esta línea, el ministro de Exteriores de Italia, Antonio Tajani, manifestó esta semana que "la población civil de Gaza está sufriendo demasiado". "Somos amigos de Israel, pero decimos 'ya basta' a la guerra", dijo, al tiempo que incidió en que "Israel ha ganado la guerra contra Hamás", sumándose a los llamamientos internacionales a Tel Aviv para que detenga la ofensiva y se centre en un acuerdo para liberar a los rehenes.

La situación ha llevado incluso a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a decir que el "uso desproporcionado de la fuerza" sobre los civiles "no tiene justificación" en el marco del Derecho Internacional, llegando a tildar de "aberrante" la expansión de las operaciones en Gaza, en una de sus críticas más duras contra Israel, al que ha expresado su apoyo en numerosas ocasiones.

De hecho, incluso Estados Unidos ha enviado mensajes que parecen apuntar a la necesidad de que Israel reduzca sus ataques. "Hemos estado hablando con Israel y queremos ver si podemos detener esta situación lo más rápidamente posible", puntualizó hace días el presidente norteamericano, Donald Trump, en una muestra de su impaciencia ante la incapacidad de lograr un acuerdo, en el marco del cual ha llegado a proponer un desplazamiento forzoso de la población de Gaza, algo que equivaldría a una limpieza étnica.

Ante esta situación, Israel ha endurecido su mensaje contra los países críticos con sus acciones, incluidas acusaciones de antisemitismo contra sus aliados, a la espera de los posibles resultados de una cumbre en mayo copresidida por Francia y Arabia Saudí para impulsar la solución de dos Estados, considerada como la única vía diplomática hacia una paz en Oriente Próximo, en lo que ha sido interpretado como un nuevo intento internacional por reconducir la situación y forzar la mano a Israel para que acceda a poner fin a su ofensiva.