Hay un porcentaje más elevado de niños y niñas con trastorno del desarrollo del lenguaje (TDL) con problemas severos de salud mental en comparación con los niños con un desarrollo típico, según un estudio realizado por investigadoras de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y de la Universitat de Barcelona (UB). De acuerdo a esta investigación, el 20 por ciento de niños con TDL mostró problemas severos de ansiedad en comparación con el 8 por ciento de niños con desarrollo típico. El 13 por ciento de niños con TDL presentó problemas de conducta agresiva en comparación con el 4 por ciento del grupo típico, o el 37 por ciento frente al 5 por ciento respecto a problemas sociales. Las investigadoras del Grupo de Investigación en Cognición y Lenguaje, y líderes de la investigación, Nadia Ahufinger y Mari Aguilera, denuncian que "a menudo, estos niños son percibidos como 'diferentes' por parte de los compañeros, hecho que puede dar lugar a episodios de burla o de rechazo social". Estas experiencias "pueden reforzar el malestar emocional y generar un círculo vicioso entre dificultades sociales, emociones negativas e inhibición comunicativa", comentan. Las expertas explican que no hay un único perfil de expresión del malestar emocional en niños con TDL, sino un patrón mixto, con presencia de dificultades en ambas dimensiones. Esto "refuerza la necesidad" de una mirada clínica y educativa integral, que tenga en cuenta las múltiples formas que puede adoptar el sufrimiento emocional en esta población. Por otro lado, uno de los hallazgos de la investigación es el hecho de que las niñas presentan un grado más elevado de 'problemas de pensamiento'. Categoría que incluye pensamientos inusuales, preocupaciones recurrentes, insomnio o dificultades de atención, unos problemas que "son menos visibles" en el ámbito escolar y que a veces "hace que pasen desapercibidos" y no se traten de la manera adecuada. El hecho de que los niños con TDL presenten un riesgo de malestar emocional más elevado que el resto "hace imprescindible" la implementación de programas preventivos que tengan en cuenta el vínculo entre lenguaje, emoción y salud mental. El enriquecimiento del vocabulario emocional, la narración de vivencias y la expresión de sentimientos en diferentes tiempos verbales, "puede ayudar" a prevenir el malestar emocional, al mismo tiempo que se potencian las habilidades comunicativas, explican las especialistas. Aunque en general hay un grado de sufrimiento emocional más elevado en los niños con TDL, las investigadoras apuntan que "no quiere decir que todos ellos presenten un perfil clínico o un diagnóstico de trastorno emocional". Este hecho permite ofrecer una visión "esperanzadora", dado que muchos niños y niñas con TDL pueden mantener un buen ajuste emocional y una buena calidad de vida.
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