Pide a las partes beligerantes "exigir responsabilidades a sus combatientes" y "proteger" a la población de estos actos "repugnantes"
La ONG Médicos sin Fronteras (MSF) ha alertado este miércoles del uso de la violencia sexual contra mujeres y niñas en Sudán, especialmente en zonas como Darfur Sur, donde existe un riesgo "constante" ante una situación que ha empeorado debido al "déficit" de las instituciones a la hora de ofrecer asistencia humanitaria y sanitaria. Entre enero de 2024 y marzo de 2025, la organización ha atendido a 659 supervivientes de violencia sexual solo en la región de Darfur Sur. El 94 por ciento eran mujeres y el 31 por ciento menores de 18 años. Entre las supervivientes había menores de cinco años, lo que supone entorno al 2,6 por ciento, según datos de MSF. Así, ha denunciado en un comunicado que muchos de los testigos consideran esta violencia "inevitable". "La verdadera magnitud de esta crisis sigue siendo difícil de cuantificar, ya que los servicios siguen siendo limitados y las víctimas tienen dificultades para buscar tratamiento o hablar de sus experiencias", según recoge el texto. "Las mujeres y las niñas no se sienten seguras en ningún sitio. Las atacan en sus propias casas, cuando huyen de la violencia, cuando van a por comida, a recoger leña o a trabajar en el campo. Nos dicen que se sienten atrapadas", ha afirmado Claire San Filippo, coordinadora de emergencias de MSF. "Estos ataques atroces y crueles, que a menudo implican a múltiples agresores, deben acabar", ha afirmado.
UNA VIOLENCIA "ESCALOFRIANTE"
En este sentido, ha advertido de que la violencia sexual en Darfur es "escalofriante". "Algunas personas venían por la noche a violar a las mujeres y se lo llevaban todo, incluidos los animales", ha explicado una joven de 27 años al equipo de MSF en Darfur Oeste. "Los hombres se escondían en los aseos o en algunas habitaciones que podían cerrar, como mi marido y mis hermanos, porque si no los mataban. Las mujeres no nos escondíamos porque para nosotras sólo eran palizas y violaciones, pero a los hombres los mataban", ha lamentado. San Filippo ha hecho hincapié en que la violencia sexual "no es una consecuencia natural o inevitable de la guerra" sino que puede "constituir un crimen de guerra, una forma de tortura y un crimen contra la humanidad". "Las partes beligerantes deben exigir responsabilidades a sus combatientes y proteger a la población de esta violencia repugnante", ha afirmado, antes de señalar que "deben ampliarse inmediatamente los servicios para las supervivientes para que tengan acceso al tratamiento médico y la atención psicológica que necesitan desesperadamente". El 94 por ciento de las mujeres de este tipo de violencia son mujeres y niñas, de las cuales el 56 por ciento ha dicho haber sido agredidas por miembros del Ejército, las fuerzas de seguridad o grupos armados no estatales. Además, el 55 por ciento ha dicho haber sufrido violencia física adicional. "Estas cifras alarmantes probablemente subestiman la verdadera magnitud de la violencia sexual en Darfur Sur", ha lamentado MSF, que ha explicado que la situación es similar en zonas del este de Chad, donde hay más de 800.000 refugiados sudaneses. Actualmente, los equipos de MSF siguen atendiendo a nuevas supervivientes de violencia sexual. En Tawila, donde sigue llegando gente tras los ataques al campo de desplazados de Zamzam, mientras que en El Fasher, capital de Darfur Norte, el hospital recibió a 48 supervivientes de violencia sexual entre enero y principios de mayo, la mayoría desde el inicio de los combates en el campo de Zamzam el pasado mes de abril. Muchas de las supervivientes apuntan a violaciones grupales.
FALTA DE ATENCIÓN MÉDICA
"El acceso a los servicios para las supervivientes de violencia sexual es deficiente y, al igual que la mayoría de los servicios humanitarios y sanitarios en Sudán, debe ampliarse urgentemente", ha afirmado Ruth Kauffman, responsable médica de emergencias de MSF. Asimismo, ha dicho que las personas que sufren violencia sexual "necesitan urgentemente atención médica, incluido apoyo psicológico, y servicios de protección". "La atención debe adaptarse desde el principio para mitigar las numerosas y abrumadoras barreras a las que se enfrentan las supervivientes cuando buscan atención médica tras sufrir violencia sexual", ha añadido. MSF ha recalcado que las consecuencias físicas y psicológicas son inmediatas y duraderas para estas supervivientes, y pueden poner en peligro la vida de las víctimas. Sin embargo, ha alertado de que todas ellas hacen frente a graves dificultades para acceder a la atención médica necesaria debido a la falta y escaso conocimiento de los servicios que existen, al elevado coste de los desplazamientos a los centros y a "la reticencia a hablar de los abusos por vergüenza, miedo al estigma o a las represalias".
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