
La Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) incorpora este año por primera vez un criterio común de corrección que evaluará de forma específica y cuantificable aspectos como ortografía, gramática y coherencia textual en todos los ejercicios que requieran redacción.
Así, un error de concordancia, una tilde olvidada o una construcción mal planteada podrán restablecer hasta un 10 por ciento de la nota en cualquier ejercicio redactado y hasta un 20 por ciento en los exámenes de lengua.
Los psicopedagogos de Rubio destacan que detectar los errores más comunes es el primer paso para corregirlos. Por eso, refrescan algunos de los fallos ortográficos que suelen colarse incluso en contextos formales como los exámenes.
'A ver' y 'haber': un clásico que sigue dando guerra. Una cosa es querer comprobar algo (a ver) y otra, que haya algo que hacer (haber). No es lo mismo decir "A ver qué pasa" que "Tiene que haber una solución". ¿Un truco? Prueba a cambiarlo por 'veamos'.
'Hay', 'ahí' y 'ay': un trío que siempre se confunde. 'Hay' es lo que hay, así de simple: 'Hay tarea para mañana'. 'Ahí' señala un sitio: 'Deja la mochila ahí' y 'Ay' suelta emoción: sorpresa, susto o risa.
'Echar' y la trampa de la H. Una de las faltas más frecuentes es escribir 'hechar' con hache cuando en realidad, el verbo echar nunca la lleva. Lo correcto es: 'Voy a echar un vistazo' o 'Te echo de menos'. Fácil de recordar si se piensa que, en este caso, lo primero que se echa es la H.
'Llendo'* no existe aunque se oiga mucho. El gerundio del verbo ir se escribe siempre con Y: yendo. 'Estoy yendo al médico' es la forma correcta. No hay más reglas, simplemente 'llendo' no forma parte del idioma.
'Valla' y 'vaya' : no es lo mismo tropezar con una valla que con un 'vaya' mal usado. La primera es una cerca, la segunda puede ser del verbo ir o una exclamación. '¡Vaya lío!' si no las distingue.
'Porque', 'por qué', 'porqué' y 'por qué' : el lío de los porqués. Aunque suenan igual, no se usan igual. 'Porque' (junto y sin tilde) es la respuesta ('Voy porque quiero'). 'Por qué' (separado y con tilde) es la pregunta ('¿Por qué te fuiste?'). 'El porqué' (junto y con tilde) es el motivo ('No entiendo el porqué') y 'por que' (separado y sin tilde) se usa en estructuras más complejas ('Luchamos por que se haga justicia').
'Halla', 'haya', 'allá' y 'aya': 'Halla' es encontrar ('Halla las cinco diferencias'), 'Haya' puede ser un árbol o del verbo haber ('Espero que haya suerte'), 'Allá' indica lugar ('Allá en la montaña') y 'aya' sí, también existe: es quien cuida a los niños.
'Si no' y 'Sino': cuando va junto se usa para contraponer: 'No estudia, sino que trabaja'. Cuando va separado plantea una condición: 'Si no estudias, suspendes'. ¿Un truco? Si puedes meter un 'entonces' en la frase, van separadas: 'Si no estudias, entonces suspendes'.
"Prepararse para la nueva PAU no es solo memorizar datos o fórmulas, sino saber comunicar con claridad y corrección. Para eso, es indispensable una base sólida construida desde la infancia, que permita a los jóvenes expresarse con confianza y seguridad", defienden los expertos psicopedagogos.
FORTALECER LA ORTOGRAFÍA DESDE LA INFANCIA
Los psicopedagogos recuerdan que la preparación no puede comenzar en Bachillerato, sino que hay que reforzarlas mucho antes: "Escribir bien es el resultado de años de práctica, lectura y atención al lenguaje, y si queremos que nuestros hijos lleguen a la universidad con seguridad y autonomía, debemos ayudarlos a construir esa base desde la infancia".
Por ello proponen algunas claves como recuperar el valor de escribir a mano, ya que escribir con lápiz y papel "mejora la atención, favorece la memoria y ayuda a detectar errores con más facilidad". Incluir este hábito en la rutina desde etapas escolares iniciales "es una forma sencilla y eficaz de fortalecer la escritura y la conciencia ortográfica".
Equilibrar el uso de pantallas y papel es otro de los consejos que hacen los expertos, debido a que, aunque la forma parte del día a día, "también es reservar espacios importantes para lo analógico": "Alternar momentos digitales con actividades manuales favorece la reflexión y la corrección lingüística".
También apuestan por fomentar la lectura regular y variada porque "los buenos escritores suelen ser grandes lectores". Leer cuentos, cómics, novelas o revistas adaptadas a cada edad exponen a los niños y adolescentes a estructuras lingüísticas correctas, enriquece su vocabulario y les muestra distintas formas de narrar.
Por último, los expertos recalcan la necesidad de contar con materiales adecuados para cada etapa educativa. "Cada edad tiene sus propias necesidades", concluyen.
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