MADRID, 22 (OTR/PRESS) El dolor en el mundo es inmenso pero hay dolores y dolores. Los hay que forman parte natural de la vida. La pérdida por enfermedad de un ser querido, nuestro propio declive físico produce dolor, que algunas expectativas, por razonables que sean, no se vean cumplidas, o sorpresas no previstas nos dejen noqueados. Es la vida misma. Sin embargo hay otros dolores terribles, insoportables que son aquellos derivados del hambre, de la guerra, de la soledad, de la carencia de futuro, que afectan a millones de personas en todo el mundo. Y son insoportables porque en buena medida se podrían evitar o, cuando menos, aminorar. Resulta insoportable ver como los ciudadanos de Gaza caen bajo las bombas israelíes sin distinguir a niños y mayores, a jóvenes y viejos y todos ellos sometidos a la carencia de bienes básicos. Es obvio que Israel tiene pleno derecho a la legítima defensa cuando está bien claro que por si el grupo terrorista Hamas fuera, los judíos habrían desaparecido del mapa. Pero hasta la legítima defensa debe tener sus reglas y sus límites y más cuando quien se defiende es un estado democrático. De ahí que las críticas a la actuación de Israel, a las que me sumo, están más que justificadas. La actuación de Israel es terrible. Negar comida, agua y medicamentos no es legítima defensa. Es crueldad que, además, se está mostrando ineficaz porque Hamas ahí sigue, en sus túneles que parecen a prueba de bombas y con rehenes sometidos también a un sufrimiento difícilmente imaginable y a los que las tropas israelíes, de momento, han demostrado ser incapaces de liberar. Creo que el sufrimiento de una madre gazatí no es ni mayor ni menor a la de la madre israelí que sabe que tiene a su hijo secuestrado sin tener la certeza de si está muerto o vivo. La diferencia no pequeña es que la madre israelí come todos los días y la gazatí cuando Israel lo permite. El cuadro de este sufrimiento que parece no tener fin quedaría incompleto si de la ecuación se sacara a los terroristas de Hamas que el terrible 7 de octubre de hace dos años cometieron un acto de guerra contra Israel. Si bien debe parar la estrategia que está llevando a cabo, Hamas debería dar un paso adelante, porque mientras ellos están a salvo en sus túneles su pueblo está sometido a un dolor inconmensurable. Censurar la estrategia de Israel hay que hacerlo con contundencia pero no hay que dejar vacío alguno, no sea que los terroristas de Hamas lleguen a pensar que quienes criticamos a Israel liberamos a los terroristas de cualquier responsabilidad. Son terroristas sin alma, capaces de cualquier crueldad y no estaría mal que esto se recordara todos los dias. Como ellos no escuchan si debería hacerlo Israel, que para eso es un estado democrático y ninguna democracia debe parecerse a sus. enemigos. Israel, tampoco.
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