MADRID, 19 (OTR/PRESS) En Europa y a juzgar por los resultados de la elecciones celebradas en Portugal, Rumanía y Polonia los partidos socialistas retroceden como tocados de un punto de prematura decrepitud. La debacle sufrida en Portugal, país en el que tres años atrás el Partido Socialista era mayoritario invita a reflexionar. Se diría que fuera de aquí los casos de corrupción pasan factura. Y también la calidad de la gestión de los asuntos del común. Puede que la decadencia también tenga que ver con el agotamiento del modelo político que se deriva de la ideología socialdemócrata desdibujada con las incrustaciones verdes y las polémicas adherencias de la doctrina woke. Que ahora el color político de la mayoría de los países de la Unión corresponda a partidos conservadores quizá tenga que ver con el hecho de que los partidos de centro derecha cuando acceden al poder relevando a los socialistas, en líneas generales, mantienen las políticas sociales en sanidad, educación y valores cívicos. Es una línea política que tiene detrás la larga experiencia de los tories británicos. Uno de sus líderes históricos, lord Salisbury, lo expresaba diciendo que en política "hay que retrasar los cambios hasta que estos se vuelven inofensivos y transigir en lo que no afecta a los principios". En los últimos tiempos con punto de partida en un personaje tan atrabiliario como Boris Johnson y a resultas de haber encadenado uno tras otro liderazgos en agraz el Partido Conservador británico está de capa caída pero es una excepción porque en el resto de Europa los partidos conservadores son mayoría y esa hegemonía se refleja en la composición de Parlamento Europeo. Su éxito como se ha visto en las recientes elecciones celebradas en Alemania y en las del pasado domingo en Portugal, Rumanía y Polonia se debe a la ventaja que les otorga la pérdida de fuelle de los socialistas. En este panorama España no constituye una excepción puesto que participa de la tendencia general -el PP encabeza uno tras otros los sondeos de intención de voto-. Cosa diferente es la administración a futuro de esa primacía a la vista de la nula disposición del presidente Pedro Sánchez a dar por concluida la legislatura y convocar elecciones visto que no puede sacar adelante un nuevo Presupuesto y que comparece rodeado de casos de presunta corrupción.
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