Los humanos están ampliamente expuestos a sustancias químicas sintéticas, sobre todo a través de los alimentos. Los tipos de contaminantes químicos presentes en los alimentos son diversos, y se sabe que muchos de ellos son peligrosos, con cada vez más pruebas de que algunos contribuyen a enfermedades no transmisibles. Ahora, un nuevo artículo publicado en 'Nature Medicine' sitúa a las sustancias químicas sintéticas en los alimentos como un importante punto ciego en la salud pública. Un grupo de científicos de la Fundación del Foro de Envases Alimentarios (Food Packaging Forum Foundation) ha destacado las pruebas del creciente impacto en la salud pública de la exposición a sustancias químicas sintéticas en los alimentos, centrándose en las sustancias químicas en contacto con los alimentos procedentes de su envasado y procesado, y su mayor presencia en los alimentos ultraprocesados. Teniendo en cuenta una amplia gama de estudios científicos e iniciativas normativas, el artículo ofrece una visión global del problema, esboza las necesidades futuras de investigación y comparte las opciones existentes y los enfoques novedosos para contribuir a la transición sostenible hacia un sistema alimentario más seguro. Así, los investigadores indican que las sustancias químicas en contacto con los alimentos y el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados son un factor que no se tiene en cuenta en los problemas de salud pública, a pesar de su relación con diversas enfermedades no transmisibles como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, los trastornos metabólicos, las enfermedades relacionadas con el cerebro y el sistema inmunitario, y los trastornos reproductivos. La contaminación por sustancias químicas en contacto con los alimentos se produce a través de cuatro rutas clave: transporte, procesado de alimentos, envasado y preparación de alimentos, lo que permite que sustancias nocivas como los bisfenoles, los ftalatos y las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS)migren a los alimentos. El aumento del consumo de alimentos ultraprocesados -que a menudo contienen sustancias químicas sintéticas o están en contacto con ellas- incrementa aún más los riesgos para la salud. Entre las futuras prioridades de investigación se encuentran una mejor identificación de las sustancias químicas peligrosas, el desarrollo de materiales más seguros en contacto con los alimentos y el rediseño de los sistemas alimentarios para que sean seguros y sostenibles.
NUEVAS POLÍTICAS SOBRE PRODUCTOS QUÍMICOS
Los autores apuntan que las políticas deben centrarse en reformar la normativa sobre productos químicos, incentivar los envases seguros, reducir los residuos de envases y frenar el consumo de alimentos ultraprocesados. "Cada vez está más claro que los alimentos ultraprocesados envasados de hoy en día son cómodos e hiperpalatables, pero contienen muchas sustancias químicas sintéticas y microplásticos de diversas fuentes", explica Jane Muncke, autora principal de la nueva publicación. "Vemos que las repercusiones para la salud de este tipo de contaminación alimentaria están actualmente infravaloradas y poco estudiadas. Las pruebas científicas demuestran la necesidad de adoptar un enfoque holístico en la elaboración de políticas, que integre consideraciones de salud planetaria y humana, incluidos los FCC peligrosos y sus repercusiones en la salud", ha apuntado la investigadora. Por ello, Muncke afirma que todos los envases alimentarios, equipos de procesamiento y otros materiales en contacto con los alimentos deben someterse a pruebas adecuadas para comprobar su seguridad con respecto a la migración de sustancias químicas en contacto con los alimentos y microplásticos, "utilizando métodos de ensayo modernos. También hay que desarrollar nuevos métodos de ensayo de la migración de microplásticos", resalta. En este punto, el vicedirector de SAFE Food Advocacy Europe, Luigi Tozzi, ha alertado a Europa Press sobre las consecuencias negativas de los alimentos ultraprocesados en la salud de la población: "Observamos un nexo claro entre el consumo de ultraprocesados y un mayor riesgo de desarrollar enfermedades coronarias y cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias crónicas y diabetes en todos los estudios epidemiológicos, tal y como difundimos en nuestra última conferencia anual. Son una buena noticia tanto los estudios científicos en este ámbito, como el apoyo de la comunidad científica ante estos riesgos para la salud". "El sistema alimentario de la UE presenta serios defectos. No podemos culpar a los consumidores de tomar malas decisiones en su alimentación, cuando son el mercado y la industria alimentaria quienes promueven esos hábitos", añade Floriana Cimmarusti, Secretaria General de SAFE. En su opinión, "se debe transformar el sistema alimentario de la UE para proteger a los consumidores, el medio ambiente y el clima, promoviendo una producción de alimentos sostenible, cadenas alimenticias cortas y la reducción del uso de pesticidas".
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