MADRID, 30 (OTR/PRESS) Si casi nadie sabe descifrar el recibo de la luz, ¿cómo es posible que casi todo el mundo se haya convertido de pronto en ingeniero eléctrico? ¿O la gente ya sabía muchísimo de la materia y se lo tenía muy callado? El único que reconoce no saber aún a ciencia cierta qué provocó el apagón es el presidente del Gobierno, pese a ser uno de los pocos que desde que se fundieron los plomos del país no ha hecho otra cosa que investigar en serio, aquí y allá, el enigmático orígen de lo sucedido. Y es a él, precisamente a él, al que los que presumen de saberlo le piden explicaciones. Políticos, contertulios, locutores, tuiteros, yutubers y algunos periodistas andan muy enfadados porque, según ellos, Pedro Sánchez no da explicaciones. Por lo visto no reparan, o si reparan les da igual, en que, para darlas, antes se las tienen que dar a él, y que, de momento, no se las están dando. ¿Quién? Muy sencillo, Redeia, la Red Eléctrica participada por las grandes compañías del ramo que se ocupa de llevar, traer, cuidar y garantizar al cabo el correcto suministro de energía. La presencia estatal en su accionariado es, a través del SEPI, del 20%, y otra cosa sería si esa infraestructura estratégica, la más estratégica de todas, estuviera bajo el control total del Estado, que entonces sí, Sánchez debería tener las explicaciones ya y darlas. No es el caso, de momento sólo le marean, y es natural que el hombre esté mosqueado. Los que, aprovechando el río revuelto, "saben" que la culpa es de las renovables, ya andan predicando las bondades de las nucleares. Según ellos, tanta energía limpia y "woke", de sol y aire, de la que le gusta a Pedro Sánchez, es la que, entrando a lo bestia en el sistema, lo petó. Otros, más contenidos pero similarmente impuestos en el tema, señalan acusatoriamente a Francia, y otros, en fin, al supuesto desfase o vetustez de la infraestructura. Pero son muy pocos, en realidad, los que saben de qué hablan, y a esos pocos les pasa como a Sánchez, que como aún no tienen una explicación cierta de lo sucedido, no pueden darla. Por lo demás, la ignorancia es tan atrevida que, por el contrario, los hay que, siendo incapaces de descifrar el recibo de la luz, aseguran conocer todos los secretos de los gigavatios.
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