
VALENCIA, 12 (EUROPA PRESS)
La escritora Belén Gopegui Durán (Madrid, 1963) cree que "ahora estamos aprendiendo que la privacidad es colectiva", ya que, "aunque alguien tome la decisión de defender su ámbito privado, si quienes tratan con ese sujeto, ya sean otras personas, empresas o instituciones, fracasan en proteger el entorno del que forma parte, su privacidad desaparece y apenas contamos con herramientas que puedan preservarla".
La autora reflexiona sobre el control y la vigilancia en la era de las grandes corporaciones en su última novela, 'Te siguen', que publica Random House.
León trabaja para una pequeña empresa interesada en acceder a los rincones de la vida íntima y social que aún escapan a la cultura de la vigilancia. En lugar de limitarse a procesar cantidades ingentes de datos, decide fijar la mirada en dos únicos sujetos, Casilda y Jonás, ambos en la treintena. Mientras tanto, la competencia le observa. Minerva, directiva de una empresa mayor que la de León, ha recibido el encargo de espiarle.
Cuatro personajes interpretan en esta obra un baile singular entre la tenacidad y el desencanto, entre la libertad y el engaño, entre bajar la cabeza y la insumisión.
La novela ve la luz en un momento en el que trumpismo y la influencia de grandes magnates en el gobierno de Estados Unidos ha saltado al debate político. Belén Gopegui Durán asegura que le interesa este fenómeno "desde que las corporaciones y otras instituciones empezaron a apropiarse de los datos sin pedir permiso y sin explicar qué iban a hacer con aquello que no era suyo".
No cree que la autora que el algoritmo dominado por las grandes corporaciones sea una especie de 'Gran Hermano' agigantado, puesto que rechaza la existencia de una "identidad vigilante con unos objetivos comunes".
"Hay objetivos diferentes de distintas corporaciones y gobiernos y hay unas características tecnológicas que les hacen no poder prever bien lo que imaginan; la velocidad promueve la chapuza, y la distancia entre el objetivo y su realización fomenta la indiferencia ante las numerosas consecuencias imprevistas", comenta a Europa Press.
Preguntada por si este algoritmo es más poderoso al alimentarse precisamente de datos que muchas veces le proporcionan los propios ciudadanos, la escritora plantea que eso depende de qué entendamos por poder.
"¿A cuántas personas y de qué manera querían matar quienes tomaron la decisión de lanzar la bomba atómica? Seguramente su intención no era matar a doscientas diez mil personas inocentes con nombres y apellidos, con abuelas y hermanos menores y platos de comida favoritos, ni tampoco causar las enfermedades que luego se produjeron, porque eran incapaces de imaginarlo, porque incluso hoy somos incapaces de imaginarlo. Eso no es exactamente tener poder, si entendemos por poder la capacidad de hacer lo que quieres y no algo que ni siquiera consigues representarte", expone.
Belén Gopegui concibe 'Te siguen' como "una manera de contar la historia de varios personajes que viven en un mundo muy parecido al nuestro, se buscan, se aman, obedecen órdenes, se dejan llevar, a veces, sus voluntades no son abatidas, pronuncian un no".
Y sobre su valoración de tecnología, advierte que esta palabra a secas es "equívoca". "Un bolígrafo es una tecnología, y un libro. Simona Levi habla de la capa básica de la vida digital cotidiana. Esa capa se ha construido vulnerando los derechos de todas las personas que nos vemos obligadas a usarla cuando se imponen formas de comunicación y relaciones administrativas que solo pueden usar esa capa", apunta.
"AL COMPÁS DE LA RESPIRACIÓN"
"Por el contrario, --continúa-- la lectura es una experiencia que sucede en el tiempo y al compás de la respiración. Pueden resumirte un libro, darte eslóganes y comentarios, pero eso no equivale a leerlo, nadie puede leerlo por ti".
La edición de su novela contiene una nota en la que la autora prohíbe el uso del material para la Inteligencia Artificial. Cuando se le plantea si esto se puede entender como una nueva forma de objeción de conciencia contesta: "De momento es una declaración casi solo simbólica, pero acaso contribuya, como una célula, al crecimiento de organizaciones que reclamarán la devolución al común de unos medios cuyo sustrato nos pertenece, y así poder decidir entre todas las personas cuáles son las prioridades para su uso".
Por último, acerca de cómo la relación con los avances tecnológicos se utiliza para etiquetar a las personas por su edad (boomers, millennials, generación z, generación alfa...), la narradora sostiene que "todas las generaciones están atravesadas por dentro por varios conflictos, no son homogéneas".
Y añade: "Son divisiones que confunden e impiden llegar al núcleo duro de lo social, a las causas de un tipo de relaciones que oprimen y necesitan crear soledades para no perder el poder. Y sin embargo temen perderlo pues en cualquier momento, cantaba Chicho Sánchez Ferlosio, la fuente clara rompe a correr, nace la rama fresca del árbol partido".
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