Irán confirma contactos con los talibán y recalca que "no hay problemas" en la frontera con Afganistán

El Gobierno de Irán ha confirmado este lunes la existencia de negociaciones con los talibán tras los incidentes registrados durante el fin de semana en la frontera común y ha recalcado que en estos momentos "no hay problemas" y que el tráfico ha sido retomado en la zona.

"Hubo un tiroteo en la frontera por parte de los guardias fronterizos afganos y, naturalmente, se dio una respuesta apropiada", ha explicado el ministro del Interior iraní, Ahmed Vahidi, después de unos enfrentamientos que se saldaron con la muerte de dos guardias iraníes.

Asimismo, ha reiterado la necesidad de que los talibán entreguen a Irán "la cuota de agua" del río Helmand prevista en los acuerdos bilaterales, motivo de un repunte de las tensiones durante las últimas semanas, tal y como ha recogido la agencia iraní de noticias Mehr.

"Si hay agua en las presas, los talibán deben dar a Irán su cuota. Si no, el asunto debe ser aclarado, dado que nuestros expertos consideran que hay agua en las presas aunque los talibán diga que no es así", ha recalcado, antes de incidir en la necesidad de crear un comité conjunto para analizar el asunto.

Irán y Afganistán han estado sumidos en una disputa en torno al agua del río Helmand, también conocido como Hirmand, que nace en las montañas del Hindu Kush, cerca de Kabul, y fluye más de 1.100 kilómetros hacia el suroeste, desembocando en un lago en la frontera común.

Las autoridades iraníes llevan años acusando a Afganistán de limitar el flujo de agua del río Helmand --también conocido como Hirmand-- a través de la construcción de presas y han argumentado que esto viola un acuerdo de 1973 en el que Kabul se comprometió a que una media de 820 millones de toneladas métricas de agua desembocaran en Irán.

A ello se suman años de denuncias de las autoridades afganas, tanto talibán como civiles, contra el maltrato del que son objeto presos y refugiados afganos en Irán. Los talibán presentaron el año pasado una queja formal ante el Gobierno iraní tras la publicación de una serie de vídeos en los que aparecían grupos de jóvenes iraníes mientras propinaban palizas a refugiados.