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Artazgo supremo

El no hacer las cosas a su tiempo casi siempre suele tener consecuencias nefastas
Carmen Muñoz
viernes, 26 de enero de 2018, 06:48 h (CET)

Cuando no se reprende al niño en edad temprana a medida que va creciendo se hace más difícil el que acepte el buen comportamiento y al final termina haciendo lo que le da su regalada gana.


Este axioma es aplicable en todos los aspectos de la vida y por supuesto en el orden político y judicial.

Si en el caso catalán se hubiese tomado una solución determinante en el primer momento en el que apareció,(si no cuando empezó todo esto, hace años, si con los últimos acontecimientos), no tendríamos que estar padeciendo el bochorno, tanto externo como interno, que estamos sufriendo.


En el terreno judicial también habría que poner los puntos sobres las ies en algunos temas, por ejemplo, en la edad en la que se consideran menores a los delincuentes y asesinos yéndose de rositas hagan lo que hagan. Con 14 años los chicos/as son manipulables, aunque no todos, y desde luego los que lo son, saben lo que hacen si lo llevan a término, pues va con su carga de maldad. Otro ejemplo sería el plazo de prescripción de algunos delitos, entre otros.


Son muchas las cosas que deben revisarse y enmendarlas acorde a la situación actual. No podemos quedarnos con leyes obsoletas , que en otros tiempos eran suficientes pero que se han quedado bastante atrasadas.


Ya se han encendido las alarmas de la falta de natalidad, a que vamos a esperar para poner remedio a tal situación, ¿a que llegue el día en el que no sea sostenible la supervivencia social? Ya estamos más avanzados que en los comienzos, pero creo que aún podría tener remedio si se ponen los medios adecuados, ayudas a la familia, flexibilidad laboral, premiar a las familias numerosas etc.


El número desmesurado de la casta política, también se ha ido de las manos. Ahora es muy difícil que todo el que está chupando de las ubres estatales quiera renunciar a tener tanta bicoca. Si la corrupción se hubiese atajado en sus comienzos, seguramente no habríamos tenido la crisis brutal en la que estamos sumidos.


Mientras todo esto ocurre, ¿Qué hacemos la mayoría para atajar de una vez tanta ignominia? ¿Por qué tragamos con la ley del embudo todo lo que nos echan? ¿Por qué aceptamos tanta mediocridad política que solo se miran así mismos y no más allá de sus narices?¿Por qué no ponemos remedio ya? ¿Por qué no exigimos que para ser representantes nuestros, sea cual sea el partido político, tengan tantas credenciales como cualquier persona que quiera desempeñar un puesto en cualquier empresa además de moral, ética y sentido común intachables?


Aunque los chupópteros son muy numerosos, más somos los que estamos descontentos con lo que vemos y sabemos. Unámonos y apretemos las clavijas a tantos desaprensivos, ineptos, leguleyos, payasos, demagogos, tramoyistas de la lengua y las ideas, trapecistas laborales y no admitir los cortejos subsidiarios que todos ellos conllevan.


Ánimo, que la unión hace la fuerza. Querer es poder. Yo no puedo más que exponer mis ideas, pero si algún lector puede poner en marcha alguna acción efectiva, estaré encantada de unirme a su proyecto.  

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