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Hay que ver que tonterías dice mi niño

Fabra, ¿en qué quedamos?

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Me da que a Alberto Fabra le han llamado al orden. Después de que los medios de comunicación publicaran que ni el presidente de la Generalitat ni sus consellers ni los secretarios autonómicos se daban por aludidos con el tema de la extra de Navidad, alguien del partido debe haberle dicho de todo menos guapo al mandamás valenciano, y le ha puesto las pilas. Tal ha sido la cosa, que, corriendo, a través de su cuenta de Twitter, se ha apresurado a anunciar que, donde dije digo, digo Diego. Se solidariza con la masa atracada y él y los suyos se reducirán sus salarios en las distintas mensualidades en el equivalente a una paga extra. Alabado sea el señor.

Tras desmentirse, le ha dicho al chófer que le llevara a casa, que con las prisas se había dejado el cerebro olvidado sobre la mesita de noche y no era plan de seguir metiendo la pata. Una vez recompuesto, ha retomado la jornada prevista, prometiendo a sus jefes de Madrid que la próxima vez, antes de perpetrar otra cacicada, pedirá el beneplácito debido al consejo supremo de los Jedi.

Congratulémonos, pues. Imaginemos la llamada de Montoro. “¿Dónde vas, cacho burro? ¿Es que quieres que nos toque blindar el palacio de la Generalitat como si del Congreso se tratase? Rectifica pero ya, que te van a sacar la piel a tiras para asársela. Mira que hay que ser torpe.”

Y por qué no, la respuesta de Fabra: “¿Es a mí? Creo que usted se confunde…¿Por quién pregunta?...Pues sí, yo soy Alberto…Hombre, no te pongas así, ministro, que no es para tanto, si aquí, hagamos lo que hagamos, vamos a durar hasta el fin de los tiempos…¡Oye!…Eso lo serás tú…Bueno, bueno, rectifico y ya está…Qué sí, que no volverá a ocurrir, pero entiéndelo, Cristóbal, con lo que ganamos no nos llega, las estamos pasando canutas…”

Esto es una muestra más del cachondeo nacional. Los políticos caminan sobre nosotros como patos borrachos. Pim, pam, pum, y si cuela, cuela. Pero hay que reconocer que no está mal pensado, no. Si les trincan, cambian de idea. Pero si no, eso que se llevan calentito. Buen sistema. Buen timo.

Ahora sí.

Ahora no.

Mañana, Dios dirá.

Fabra, ¿en qué quedamos?

Hay que ver que tonterías dice mi niño
Tomás Salinas
jueves, 6 de septiembre de 2012, 06:56 h (CET)
Me da que a Alberto Fabra le han llamado al orden. Después de que los medios de comunicación publicaran que ni el presidente de la Generalitat ni sus consellers ni los secretarios autonómicos se daban por aludidos con el tema de la extra de Navidad, alguien del partido debe haberle dicho de todo menos guapo al mandamás valenciano, y le ha puesto las pilas. Tal ha sido la cosa, que, corriendo, a través de su cuenta de Twitter, se ha apresurado a anunciar que, donde dije digo, digo Diego. Se solidariza con la masa atracada y él y los suyos se reducirán sus salarios en las distintas mensualidades en el equivalente a una paga extra. Alabado sea el señor.

Tras desmentirse, le ha dicho al chófer que le llevara a casa, que con las prisas se había dejado el cerebro olvidado sobre la mesita de noche y no era plan de seguir metiendo la pata. Una vez recompuesto, ha retomado la jornada prevista, prometiendo a sus jefes de Madrid que la próxima vez, antes de perpetrar otra cacicada, pedirá el beneplácito debido al consejo supremo de los Jedi.

Congratulémonos, pues. Imaginemos la llamada de Montoro. “¿Dónde vas, cacho burro? ¿Es que quieres que nos toque blindar el palacio de la Generalitat como si del Congreso se tratase? Rectifica pero ya, que te van a sacar la piel a tiras para asársela. Mira que hay que ser torpe.”

Y por qué no, la respuesta de Fabra: “¿Es a mí? Creo que usted se confunde…¿Por quién pregunta?...Pues sí, yo soy Alberto…Hombre, no te pongas así, ministro, que no es para tanto, si aquí, hagamos lo que hagamos, vamos a durar hasta el fin de los tiempos…¡Oye!…Eso lo serás tú…Bueno, bueno, rectifico y ya está…Qué sí, que no volverá a ocurrir, pero entiéndelo, Cristóbal, con lo que ganamos no nos llega, las estamos pasando canutas…”

Esto es una muestra más del cachondeo nacional. Los políticos caminan sobre nosotros como patos borrachos. Pim, pam, pum, y si cuela, cuela. Pero hay que reconocer que no está mal pensado, no. Si les trincan, cambian de idea. Pero si no, eso que se llevan calentito. Buen sistema. Buen timo.

Ahora sí.

Ahora no.

Mañana, Dios dirá.

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