La polémica decisión que marcó la derrota del astro filipino Manny "Pacman" Pacquiao ante el norteamericano Timothy Bradley la noche del sábado en Las Vegas, Nevada, le ha dado la vuelta al mundo. Todos gritan robo y culpan a la corrupción del boxeo por el imperdonable acto de los jueces que votaron a favor de Bradley.

El personaje que está haciendo más ruido respecto al atraco es el promotor de Top Rank, Bob Arum, un pez gordo de las promociones boxísticas al que le puedes achacar cualquier clase de adjetivos menos el de idiota.

Bob Arum ha sido el encargado de fabricar la carrera de Manny Pacquiao y de llevarlo a latitudes a las que pocos pugilistas han llegado, y para lograrlo ha realizado toda clase de triquiñuelas que de ventilarse abiertamente alejarían al público de las arenas, lo impulsaría a dejar de contratar paquetes Premium satelitales y de cable y a no comprar eventos Pague-Por-Ver (PPV).

La relación entre el Tío Bob Arum y Manny Pacquiao se mantiene sólida desde finales de 2006 y en la misma han existido altibajos. Pero más allá de eso el "Tío Bob" siempre se las ingenia para mantener a raya a su gallina de los huevos de oro.

La principal dificultad por la que viene atravesando Arum es la de satisfacer las necesidades monetarias del congresista filipino, pues ante los escandalosos ingresos que consigue su principal competidor Floyd "Money" Mayweather, los celos deportivos de Pacquiao provocan que se vuelva cada vez más duro a la hora de negociar lo económico en un contrato .

Los sueldos que consigue Manny Pacquiao se componen de su salario por pelea, de porcentajes de las compras de PPV y de los derechos de transmisión en otros países como Filipinas.

Es por eso que antes de aceptar un combate solicita una garantía en caso de que algo ocurra y la promoción no consiga los ingresos proyectados; para esta última contra Bradley solicitó una garantía de $ 26 millones de dólares, lo que implica que podría ganar una suma superior pero no una inferior.

En su tercera pelea ante Juan Manuel Márquez, el tagalo obtuvo una bolsa superior a los $ 30 millones de dólares. Su salario consistía en $ 6 millones por subir al ring y una garantía de que aunado al porcentaje de compras del PPV se le pagaría no menos de $ 22 millones.

En su pleito contra Shane Mosley su garantía fue de $ 20 millones de dólares y también obtuvo una suma superior a $ 30 millones; la cifra es exorbitante pero no lo suficiente como para tener contento a Pacquiao.

Un tipo hábil como Bob Arum jamás dejará que tomes el control en un negocio. Tal vez te hará creer que lo tienes pero al menor descuido te recordará que él es quien en realidad maneja el timón. Eso mismo hizo con Pacquiao el pasado sábado 9 de junio y lo volverá a hacer de ser necesario.

Perdiendo Pacquiao se acabó el aumento salarial y lo mantendrá con un tope... ¿Ahora quién tiene el control de la situación?

Es Arum el único que le puede garantizar un buen día de pago ahora que se fue a la basura su racha de 15 peleas sin perder. Es Arum quien maneja el destino de Timothy Bradley y el único que puede limpiar el nombre de Manny Pacquiao.

Extenderme en este tema para traer alguna analogía sería bueno, pero solo bastaría recordad la jugarreta de Don King hacia Julio Cesar Chávez cuando éste perdió su invicto contra Frankie Randall.

J.C. Chávez intentó en varias ocasiones zafarse de su contrato promocional con Don King, por eso fue programado contra el peligroso "Cirujano" Randall en una fecha posterior a las fiestas decembrinas.

Don King conocía de los comportamientos poco profesionales del Chávez de esa época y que no llegaría lo suficientemente preparado para hacerle frente a Randall.

Fue Don King el mismo que le regaló la victoria a Chávez en el pleito de revancha, pues al igual que hace Bob Arum en la actualidad, King tenía el poder de influir en jueces, supervisores, comisiones, organismos, etc... Don King era el amo y señor del negocio del boxeo.

Si a alguien aún le quedan dudas de que la derrota de Manny Pacquiao fue maquinada en las oficinas de Top Rank le recuerdo que sus instalaciones se encuentran precisamente en Las Vegas, Nevada, una ciudad que depende de la inyección monetaria que dejan mega-peleas como las que sostiene dos veces al año el astro filipino.