La presidenta brasileña Dilma Rousseff ha anunciado un paquete de medidas para impulsar la producción industrial. El Gobierno carioca comunicó hace unas semanas que se estaba trabajando en la preparación de una nueva fase del plan "Brasil Mayor".
El plan, que tiene un coste de 33.500 millones de dólares, se basa en la bajada de las cargas laborales y la reducción del impuesto a la producción industrial para 15 sectores manufactureros.
Otro pilar del programa es la demanda de créditos. El banco estatal dispone de 25.000 millones de dólares transferidos por el Tesoro que le permitirán conceder préstamos dentro del Programa de Sostén de la Inversión (PSI). Un capítulo que también incluye 2.100 millones que el gobierno de Dilma utilizará para contratar productos nacionales en las licitaciones públicas.
Las medidas se completan con una política de cambios con la que mantener el equilibrio entre el real (moneda de Brasil) y el dólar americano. Para ello, se aumentarán las reservas en divisas interacionales y se mantendrá el impuesto a las operaciones financieras, lo que actúa como efecto moderador sobre el ingreso de capitales especulativos.
Para recuperar esa inversión, el Gobierno aumenta el gravamen sobre las bebidas alcohólicas y de momento no lo hará sobre el tabaco.
La presidenta brasileña ha criticado abiertamente a los países industrializados que han adoptado medidas proteccionistas y han devaluado sus monedas en beneficio de la producción local. Sostiene que "adoptarán todas las medidas posibles para salvaguardar la producción brasileña". De esta forma prevén crecer un 4,5% este año.